El exdirector del Banco de la Nación Argentina, Claudio Lozano, sostuvo la necesidad de tomar medidas estructurales que tiendan a solucionar el problema de la inflación. A su vez, afirmó que “Argentina necesita un programa antiinflacionario de carácter integral”, en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
Te escuché hablar recientemente sobre el enfriamiento de la economía que se percibía en estas semanas, y decías que ese enfriamiento podría ser una de las causas de la baja de la inflación, más que efecto del programa de Precios Justos. ¿Es así?
Cuando uno mira algunas de las estadísticas que proporciona la Asociación de Supermercados, muestran que las marcas principales están abasteciendo apenas en un 39% en esos productos. No están respondiendo adecuadamente al programa
Y en la evolución de los precios de alimentos, salta que está incluso por debajo de la pauta que fijaba Precios Justos, con lo cual habría que buscar otro tipo de explicaciones para la desaceleración de precios.
Una de ellas, en el caso de la baja en el precio de los alimentos, tiene que ver con el impacto de la sequía. La reducción en la comercialización de granos, producto de la sequía, abrió la puerta a una mayor oferta de ganado, que implicó un descenso en el precio de la carne que, a su vez, no fue acompañado por un aumento del consumo. Eso explica, en un 30%, el índice del precio de los alimentos.
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Por otro lado, en los últimos meses se ha visto, tanto en el consumo como en la actividad económica, una tendencia muy clara al enfriamiento. Era muy esperable que en un contexto de inflación alta tengamos una caída del consumo y un achicamiento del mercado interno, reducción de las ventas y desaceleración de la actividad.
Los precios se desaceleran porque se está enfriando la actividad económica. En Argentina eso no tiene todo el impacto que podría tener, porque subsisten las presiones cambiarias, que también alientan a remarcar precios.
Hay un conjunto de explicaciones adicionales que no permiten pensar que lo que pasó con el 4,9% sea fruto exclusivo del éxito de un programa. Ni exclusivamente con el pacto que pretende urdir el ministro de Economía, Sergio Massa, con los factores de poder económicos de la Argentina, dándoles concesiones importantes, como el dólar soja o el dólar diferencial para las importaciones.
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Del mismo modo que, cuando hablamos de la inflación, hay múltiples causas, cuando se habla de desaceleración es equivocado concentrarse sólo en el programa de “Precios Justos”. Sobre todo por el dato de que las principales marcas no están abasteciendo el mercado como corresponde.
La necesidad de un plan antiinflacionario
Siguiendo su planteo, de cara a las elecciones del año próximo, el Gobierno tendrá que elegir entre menor inflación y menor consumo, o un poco más de inflación, mayor consumo y crecimiento económico. ¿El equilibrio entre una cosa y la otra, en función del clima electoral, marcará la inflación que tengamos?
En tanto y en cuanto se mantenga el dispositivo actual de política económica, pareciera que la opción es esa: enfriamiento de la actividad económica, buscando desacelerar los precios. El dominio sobre la evolución de los precios sería el éxito a mostrar en términos electorales.
Esto elude una discusión más profunda, que es que Argentina necesita un programa antiinflacionario de carácter integral, que me parece estaríamos en condiciones de hacer.
Si se utilizaran algunas medidas para acumular divisas y estabilizar el mercado cambiario, se generarían las condiciones para hacer un programa antiinflacionario integral con recomposición de ingresos, que es lo que creo que le permitiría al Gobierno tener una estrategia electoral exitosa.
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Usted cree que existe la posibilidad de que Argentina lance algo así como un “Plan Austral” de Massa. Un programa antiinflacionario, cuatro o cinco meses antes de las elecciones, que brinden beneficios que permitan un resultado electoral positivo, además de ser más profundo en la convención de la inflación.
Creo que el Gobierno todavía está a tiempo de hacerlo, aunque se está acortando. Es un error no encararlo y hay varios ejemplos en el mismo sentido. El Austral es uno, el Plan Gelbard es otro. Digo esto porque el Plan Austral y la convertibilidad son programas antiinflacionarios fundados en la caída del salario real.
Argentina necesita un programa antiinflacionario con recomposición de ingresos. Por lo tanto, hay que buscar otras experiencias, más como el Plan Gelbard, donde el plan antiinflacionario estuvo articulado con una recomposición salarial, de asignaciones familiares y jubilaciones.
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Y hasta ese momento, si no se aplica ese plan, ¿usted se imagina que habrá un stop and go, es decir, que se enfría la economía, baja la inflación, se asustan por el enfriamiento y, por ejemplo, dan un bono, y si de repente la inflación crece vuelven a enfriar la economía? ¿Elegir entre una cosa y la otra hasta que se llegue a un plan integral?
Sí. Y vamos a necesitar mucha discusión sobre el acuerdo con el Fondo. Allí hay recomendaciones de actualización tarifaria que, si se siguen, pueden afectar incluso la estrategia del gobierno de desaceleración recesiva. En segundo lugar, tenemos como problema concreto el impacto de la sequía. Los cálculos acerca de la disminución del ingreso de divisas por parte del comercio de granos son muy importantes para el año próximo.
Argentina tiene que modificar las metas vigentes en función de esta situación, porque, de lo contrario, el enfriamiento puede terminar siendo mucho más agudo del que tenemos hasta ahora.
Usted va a un punto crucial, que es cómo se combina el plan con el acuerdo con el Fondo. Al FMI no le gustaba el plan de convertibilidad, por ejemplo.
Exacto. Y el plan actual que el Fondo nos plantea es inflacionario. El plan que yo planteo no condice con el acuerdo vigente con el Fondo. Hay que apartarse de este tipo de acuerdos.
Fernando Meaños (FM): ¿Qué pasa con el costado fiscal de ese plan antiinflacionario que estás pidiendo? ¿Qué pasaría con el gasto, sobre todo, en un año electoral y teniendo en cuenta las limitaciones que pone el acuerdo con el FMI?
Un plan de esta naturaleza reconoce la necesidad de un reordenamiento de las cuentas que incluya, seguramente, alguna presión tributaria adicional de signo progresivo que la Argentina necesita.
Por otro lado, seguramente también una reducción del gasto. Hay que acompañar la recomposición de ingresos con una reorganización del sistema de planes en dirección a la construcción de un ingreso básico de alcance universal sobre la población en situación de informalidad, lo que implica una inversión de aproximadamente 1 punto del PBI más lo que hoy se invierte en planes.
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¿Dónde habría margen para extender la carga tributaria y dónde para recortar gastos?
En Argentina, el aporte de los patrimonios es apenas el 4% de la recaudación. Hay que pensar en gravámenes sobre las rentas extraordinarias, y hay que pensar en gravámenes sobre el dinero fugado. Hay varios capítulos. Argentina es un paradigma de la rebelión fiscal de los ricos. En ese sentido, se requiere algún tipo de tratamiento tributario distinto.
FM JL