Con muchísimo puntos polémicos, Javier Milei envió el proyecto de la Ley Ómnibus al Congreso. Un repaso de los artículos más relevantes y cómo podría modificar el sistema democrática tal cual se conoce, con la suma del poder público en manos del Ejecutivo.
Día 17: el Rey León |
Télam
"El proyecto de Ley Ómnibus enviado por el gobierno nacional, que se deberá tratar en las sesiones extraordinarias, implica una transformación total de nuestro país. Si bien habla de 'libertad', de aprobarse, la democracia tal y como la conocemos cambiaría para pasar a ser otro tipo, seguramente más restringida", explicó Alejandro Gomel en la apertura de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1) del jueves 28 de diciembre del 2023.
En su artículo 1, este paquete de leyes le otorga al Poder Ejecutivo, es decir al Presidente, facultades del Poder Legislativo sobre decisiones en materia “económica, financiera, fiscal, social, previsional, de seguridad, de defensa, tarifaria, energética, sanitaria y social”.
El Presidente podría decidir sobre todos estos temas sin el Congreso de la Nación, que pasaría a ser una institución que trate temas de menor importancia o un órgano consultivo. Esto es prácticamente terminar con la división de poderes como la conocemos.
Esto no les gusta a los autoritarios
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El derecho a la protesta social o la libertad de expresión también se verían fuertemente cuestionados. Ya no estamos hablando sólo de cortar una calle, de ahora en más toda “reunión o congregación de tres o más personas” deberá pedir autorización al Ministerio de Seguridad.
Bajo esta normativa, si tres personas salen con una pancarta a la vereda a protestar contra el Gobierno sin el permiso de la cartera dirigida por la ministra Bullrich, estarían cometiendo un delito. En el caso de quienes corten una calle, se tendrá penas de 1 a 3 años, agregando que son delitos no excarcelables.
Privatizaciones de empresas públicas
Luego avanza sobre la privatización de todas las empresas públicas: YPF, AySA, Aerolíneas Argentinas, los satélites, el Banco Nación, los ferrocarriles, el Correo, todos los medios públicos como Télam, Radio Nacional, Televisión Pública y decenas más.
Si se trata de encontrar paralelos históricos a esto que se está viviendo en Argentina, tendría que remontarse a 1992 y trasladarse a Perú. Ese año, Alberto Fujimori, en lo que se conoció como autogolpe de Estado o Fujimorazo, disolvió el Congreso y anuló la Justicia, asumiendo para la presidencia la suma del poder público. Después de tomar estas medidas, el gobierno peruano avanzó con un plan económico de shock.
¿Cómo un pueblo puede apoyar un gobierno que restringe libertades democráticas o es directamente autoritario? Para responder estas preguntas, podemos seguir buscando en la historia y encontrar el ejemplo de las condiciones de la república de Weimar, antes del ascenso de Hitler al poder, en donde la condiciones económicas llevaron a un apoyo masivo.
Como vemos hay paralelos que se pueden hacer entre ambos momentos históricos independientemente de las enormes diferencias de grado de la situación. La frustración de la sociedad por los problemas económicos son las razones que llevan a un pueblo a apoyar ideas autoritarias, sea del color ideológico que sea.
Sin embargo, decir que este gobierno es fascista sería un error conceptual y estaríamos faltando a la verdad. Sin embargo, la propuesta contenida en la Ley Ómnibus no contempla el ejercicio de una democracia plena como la venimos construyendo hace 40 años: es, pese a la ideología de Javier Milei, lo que se llama democracia iliberal. Ni total democracia, ni fascismo.
¿Qué pasaría a ser el gobierno de Javier Milei de aprobarse este paquete legislativo? La respuesta estará dada por la vorágine de los acontecimientos. Pero podemos intentar usar a algún autor para empezar a pensar en qué tipo de régimen político podemos vivir en estos próximos meses.
Ley Ómnibus
Por caso, Marx en el XVIII brumario de Luis Bonaparte explica lo que es un gobierno bonapartista. Este tipo de gobiernos, basados en una relación directa con una mayoría social, avanza con sus decisiones pasando por encima de las instituciones de la República. Son gobiernos autoritarios de lo institucional, que igual detentan una mayoría social.
Es decir, una vez que pierden esta mayoría, el Gobierno cambia de forma de régimen político o se va. ¿Seguirá apoyándolo una mayoría de los argentinos a Javier Milei en los meses siguientes mientras sigue golpeando el ajuste y la inflación?
Voces a favor y en contra de la Ley Ómnibus
Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad, sostuvo que esta es una ley anti-privilegios: “El 95% de la población va a estar contenta, cuando lo lean detalladamente se darán cuenta que son un montón de cosas positivas para la población”, aseguró.
Por su parte, Juan Grabois participó en el programa de Alejandro Fantino y manifestó que no es una ley sino “una reforma constitucional de facto”. “Le delegan al Ejecutivo una cantidad de facultades propias de un estado de excepción, no de una República representativa, republicana y federal”.
El ministro de Justicia, Cúneo Libarona, explicó: “La política económica que plantea la ley no es discutible”. Y se refirió a los cuestionamientos de la acumulación de poder del Ejecutivo: “Con Milei siempre hemos tenido un gran respeto con los Tribunales y su independencia, como ningún gobierno antes”.
Desde el radicalismo porteño reaccionaron en contra de esta iniciativa y, en ese sentido, el vicerrector de la Universidad de Buenos Aires, Emiliano Yacobittiindicó que “querer suplir la fragilidad en Diputados con el apoyo del pueblo termina mal, con la gente peleándose entre sí".
Sumando a otro sector político que está en contra de la ley, Myriam Bregman, dirigente del FIT, hizo foco en el derecho a la protesta y planteó que “es una locura total, es establecer el estado de sitio a nivel nacional”.
La relación de Milei con el sistema democrático
El Presidente planteó en un reportaje con Luis Majul esta misma semana que los diputados querían coimas para aprobar la ley. Por ahora no se presentó ninguna denuncia formal ni prueba. Además, adelantó que si el Congreso rechaza esta ley, lo cuál es esperable, iría a un plebiscito popular. Esta herramienta es no vinculante.
Es decir, si el presidente Milei convoca a un plebiscito y lo gana, no necesariamente se tiene que aplicar la ley ómnibus. Esto es así justamente para evitar que partidos políticos que tienen un apoyo popular momentáneo puedan avanzar con transformaciones que requieren más tiempo de discusión y debate.
La división de poderes de una República está construida de esta forma para que los distintos poderes se equilibren entre sí y, de esta manera, se tomen las mejores decisiones para el pueblo.
A su vez, ante la consulta de si creía en el sistema democrático, Milei escapó de una respuesta concreta. Es cierto que nuestra democracia tiene muchas deudas, pero tiene un logro muy importante: haberse mantenido. Las transformaciones económicas que quiere hacer son discutibles como cualquier propuesta de cualquier fuerza política y la mejor manera de encararlas es hacerlo como se hizo siempre: debatirlas, discutirlas y votarlas en las instituciones de esta democracia que supimos construir.
