Juan Carlos de Pablo, especialista en economía, rechaza la idea de minimizar la responsabilidad del Gobierno actual en la situación por haber atravesado una pandemia y una guerra, poniendo el foco en las políticas que se tomaron ante esos acontecimientos. “Las distorsiones económicas que este gobierno le va a dejar al siguiente son monumentales”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
En la apertura de este programa comparábamos la situación de la sequía actual con aquella sequía estadounidense que se potenció, en el año ‘29, con la crisis bancaria. ¿Se pasará el invierno esta vez, como decía Alsogaray?
Massa y el Presidente están pidiendo ayuda al FMI por la sequía. La verdad que, en este sentido, tienen razón. El FMI fue creado para auxiliar a países que tenían problemas que ellos no crearon, por ejemplo, la sequía actual.
El otro día publiqué una carta en La Nación donde planteo esto, “por favor, dennos diez mil millones de dólares, los argentinos seremos incumplidores, pero en esto no tenemos nada que ver”. Necesitamos plata fresca, no “contabilidad creativa”, como esos desembolsos que te mandan el jueves para que se los devuelvas el viernes.
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Es una cuestión de liderazgo, no de burocracia. Me pregunto si no tendremos demasiados burócratas en el Fondo Monetario. No digo los funcionarios de carrera, sino el directorio, la directora gerente, la número dos, entre otros cargos. Realmente, esta gestión ante el FMI tiene un origen genuino, diferente que el acuerdo de 2018, renovado en 2022.
¿Se pasa el invierno sin una ayuda extra del FMI?
Sí, pero va a ser más complicado. El impacto de la sequía es fuerte. Se habla de una caída del 15% en el nivel de exportaciones, en un país que no tiene reservas, no tiene financiamiento y que tiene un enfoque administrativo con respecto al segmento oficial del mercado de cambios.
El Gobierno va a ser más exigente que antes en aprobar las famosas SIRAS, sin las cuales muchas industrias no van a tener insumos importados y eso va a generar recesión.
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Proyectan 4% de caída del PBI, de los cuales un 3% lo atribuyen a la sequía. ¿Imaginás un año con ese nivel de recesión?
Puede ser. Veníamos al límite del financiamiento de insumos importados para mantener el nivel de actividad económica.
Imaginate que te caen los ingresos un 15% y tenés que autorizar, supongamos, 15% menos de venta de dólar oficial para comprar insumos, el nivel de actividad se va a resentir.
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Hay algunos males que un mal gobierno se produce por sí mismo, y otras calamidades que son externas. A este gobierno le tocó la pandemia, la guerra y la sequía. La Cámpora, otra calamidad, se podría atribuir al Gobierno..
Es una mezcla de cosas. La pandemia le cayó a todo el mundo, la cuarentena fue completamente diferente en cada país, es decir que hay una parte de responsabilidad del Gobierno en cómo se gestionó.
Con respecto a la guerra, uno puede decir que pagamos más importación de energía, pero también es real que a partir de la guerra subieron los precios de las materias primas a nivel internacional.
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Los futuros historiadores, cuando miren estos cuatro años, dirán que hubo factores exógenos negativos, como la pandemia y la guerra, pero también analizarán la respuesta de política y de política económica.
Yo entiendo que la gente se haya indignado con el vacunatorio VIP, pero eso no fue nada al lado de la negativa de negociar con Pfizer desde el primer día. Eso generó muertes que habrían sido evitables, fue una decisión política. Lo mismo cuánto duró la cuarentena.
Las perspectivas económicas hacia el futuro
Hablemos del próximo gobierno. Distintos economistas de Juntos por el Cambio dicen que, a diferencia de 2015, el próximo gobierno no unificaría el tipo de cambio inmediatamente, sino de manera gradual, para lograr la unificación al cabo de un año, con las reservas necesarias.
Como profesional, yo siempre le digo a los que están trabajando que no canten las medidas de a una, que digan lo que quieren hacer, porque hay que evaluar la consistencia, los conflictos y cómo se presenta el plan, primero, a tu primer cliente, que es el Presidente de la Nación, y después al resto de la sociedad.
Por ejemplo, vos sacás el cepo, y, si no tenés reservas, tenés que nivelar el tipo de cambio. ¿Cuál es el resto de la política económica? ¿Creés que te van a creer? ¿Qué pasa si no te creen? Son demasiadas preguntas.
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No podés reducir la inflación sustancialmente si primero no trabajás las distorsiones, y las distorsiones económicas que este gobierno le va a dejar al siguiente son monumentales. Moraleja: el arranque va a ser contundente.
Un plan de gobierno no es simplemente el ajuste fiscal. El presidente futuro tiene que entusiasmarnos, devolver la esperanza, no sobre bases utópicas, pero tiene que generar entusiasmo, sino va a ser un calvario, todo eso está por verse.
¿Como imaginás la economía argentina del 2024?
Es muy importante la convocatoria y la respuesta por parte de los empresarios. El crecimiento del PBI es un negocio del sector privado, y en el sector privado son cruciales los empresarios.
Los empresarios, al igual que el resto de los seres humanos, van a venir muy golpeados. Van a mirar el arranque y van a decir “qué interesante”, o “qué malo”. Probablemente no tengan el mismo entusiasmo con el que recibieron a Macri en 2015, pero no nos vayamos para el otro lado.
A mí me gusta decir que los empresarios están hechos por dios para hacer mucho y pensar poco, si están cavilando todo el día, entonces son analistas, no empresarios. Pero es fundamental su acompañamiento.
Si los ajustes y las cosas que tenés que hacer no te las cree nadie, y sólo se resisten, son flagelos permanentes. No puede haber un programa de gobierno de cuatro años así.
Todo esto lleva a quienes hoy tienen que estar diseñando la política económica a tener que buscar la manera, y en última instancia jugarse. Por definición, el futuro es incierto, hacé las cosas lo mejor que puedas, rezá y arrancá.
El rol de los empresarios
Me resultó gracioso eso que dijiste, que los empresarios están hechos para “hacer mucho y pensar poco”. Me recuerda aquella idea de un economista de principios de siglo, Frank Hyneman Knight, que decía que el papel de los empresarios era hacer de buffer en la toma de riesgos, ¿cuál es para vos el rol de los empresarios?
Frank Hyneman Knight, en su tesis doctoral, en la década del ‘20, riesgo de incertidumbre. La vida es riesgosa, por ejemplo, una empresa de seguros sabe que una porción de los autos que asegura, chocan, y tiene que pagarles, por eso cobra una cuota determinada a todo el resto.
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La incertidumbre es otra cosa. Los empresarios se juegan la vida todos los días, porque existe la incertidumbre. Los empresarios son tipos que modelan esa incertidumbre.
Una vez escuché a un tipo decir que “si el capitalismo requiriera que los empresarios sean tan inteligentes como Einstein y tan buenos como la Madre Teresa, estamos jodidos”.
La imagen de que el empresario modelo es Lázaro Báez y que el sindicalista modelo es el “Pata” Medina es una estupidez. El grueso de los empresarios se levanta todos los días, ve cómo le encuentra la vuelta, qué hace con la incertidumbre, y como buen tipo que lleva adelante algo, en este contexto tan incierto, goza de mi mayor respeto.
La mayoría de los empresarios no quiere que los ayuden, quiere que no los jodan. Te puedo asegurar, por mi experiencia, la increíble cantidad de energía que la gente que trabaja en una empresa tiene que dedicar a ver qué resolución salió, qué dijo la AFIP, ir a la cámara, ver qué dice la política… ¿Cómo hacen para laburar si tienen que estar tan pendientes de todo eso? ¿Cómo hacen para pensar en los consumidores y las nuevas tecnologías?
Hay que bajar los miedos, para que quede la verdadera, inevitable, incertidumbre, para que los empresarios puedan volver a trabajar en vez de estar todo el tiempo ocupados.
¿Creés que esos empresarios le van a creer a un nuevo gobierno de Juntos por el Cambio?
No tenemos cómo saberlo. Dependerá de cómo se plantean las cosas, cómo las plantea el equipo económico y el propio presidente.
Argentina es una cosa concreta. Tenemos una historia, una política, instituciones, credibilidad y sensibilidades. Una política económica no tiene que ser necesariamente “a prueba de todo eso”, porque es imposible, pero no puede ignorar todo eso y decir “acá llegó papá”, “esto es fácil”.
Distorsiones del tipo de cambio
Distintos economistas, incluso varios de Juntos por el Cambio, hablan de que el dólar oficial actual no está tan lejos de lo que sería el dólar de equilibrio si se normalizara el mercado cambiario, y que el precio del dólar blue es un dólar de miedo, como el del año 2002, que subió mucho y después bajó. ¿Coincidís con esta evaluación?
Depende de las expectativas y la credibilidad.
El desespero de los empresarios pyme por las trabas a las importaciones
Los argentinos tenemos tantos dólares fuera del sistema que si el Gobierno nos convenciera, por ejemplo, de ingresar al sistema un 15% de los dólares que tenemos fuera del sistema, se desplomaría el tipo de cambio, pero ojo, porque quebrás una porción del aparato productivo.
La falta de credibilidad crea problemas, la extrema credibilidad crea otros problemas. A mis amigos del sistema financiero les digo que intenten crear un sistema para parar los capitales golondrina y permitir las inversiones extranjeras directas.
Los bandazos a los que está sujeta la economía argentina son peligrosos para un lado y para el otro. Demasiada credibilidad también trae problemas, aunque no es mi pronóstico que pase eso. Después de lo que pasó en 2015, lo más probable es que haya cautela.
El tipo de cambio hoy está más dominado por consideraciones de stock que por consideraciones de exportaciones e importaciones.
FM JL