"En la historia mundial han habido varios ejemplos de sorpresas electorales de personas que no tenían las características de los políticos tradicionales y terminaron siendo exitosos", resaltó Jorge Fontevecchia en la apertura de de Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (101.9) del 30 de agosto de 2023.
La palabra persona viene del latín persona, es decir, máscara usada por un personaje teatral. El latín lo tomó del etrusco “phersu” y este del griego “prósopon” que significa máscara. Esta noción es utilizada por la psicología social, más particularmente por la teoría dramática de Erving Goffman, para explicar la construcción de una fachada personal que tenemos los individuos.
Según Goffman, la fachada es la expresión intencional que emplea el individuo al interactuar. Las fachadas, suelen ser seleccionadas, no creadas, preexisten en el individuo y éste sólo debe limitarse a escoger sin crear.
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Si continuamos rastreando la etimología de las palabras “persona” y “personaje” nos encontramos con "per sonare". Los actores de la antigua Roma usaban esas características máscaras que indicaban cuál era el papel que desempeñaban en la obra.
Como la máscara cubría la cara del actor y aún quedaban bastantes años para la invención de los micrófonos, era conveniente que la abertura de la boca fuera amplia, y se ayudaba en ocasiones de un pequeño embudo que ayudaba a propagar la voz de forma más potente para que llegara a cada rincón de los anfiteatros.
"Para sonar", es decir, "per sonare" fue el nombre que se le dio a la boca de las máscaras y luego por obra de la síntesis, este nombre se llevó a toda la máscara. Una vez más, la búsqueda de “persona” como término nos lleva a la idea de máscara. Y a partir de "persona" se formaron "personaje" y "personalidad".
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La persona es aquello que actúa encima de un escenario. El personaje nace de lo que se coloca alrededor de la boca para que la voz llegue más lejos.
Por su parte, Jaques Lacan decía que "el hábito hace al monje" y planteaba que la idea de la máscara es la persona que se forma del personaje y la personalidad. La persona es aquello que actúa por encima de un escenario.
¿Milei, persona o personaje?
El fenómeno político de Javier Milei es muchas veces explicado por su carácter genuino, por su personalidad políticamente incorrecta y sus intervenciones viscerales. ¿Pero esto es así o es justamente una fachada, es decir, la construcción de un personaje?
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La diputada del Frente de Izquierda Myriam Bregman en una entrevista contó que en el Congreso, cuándo hay instancias de diálogo entre los diputados, Milei se comporta como uno más, intercambiando amablemente con el resto a quién en público llama “ladrones, la casta” y acusa de ser los responsables de todos los males de la Argentina.
Según el periodista Martín Rodríguez Yebra del Diario La Nación, Javier Milei “editó su pasado a conveniencia”. En 2015 integró un think tank que pensaba ideas para la campaña de Daniel Scioli y en las redes todavía circulan videos de cuando defendía con ahínco la gestión económica del ministro Axel Kicillof”.
Pinchinatti, de la parodia a las urnas
Pinchinatti, conocido como "el hijo del pueblo" fue un personaje humorístico que retrataba un político en campaña y era encarnado por el actor uruguayo Ricardo Espalter en el programa cómico Decalegrón.
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El partido de Pinchinatti era el PUT (Partido Unificado Tradicional) y sus seguidores eran los Putistas. Tenía su propio saludo característico y su jingle de campaña.
En 1989, el personaje encarnado por Espalter convocaba más que los políticos e incluso llegó a llenar El Palacio Peñarol, microestadio del histórico club uruguayo. Era tal su popularidad, que decidió bajar su candidatura ficticia por pedido de sus “colegas”.
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Según los medios locales, el éxito de Pinchinatti era que planteaba lo que las personas querían escuchar, sin rodeos ni discursos armados. Sus discursos habían comenzado con propuestas humorísticas, pero con el tiempo empezó a ofrecer ideas concretas, e incluso, algunas de ellas eran verosímiles. La gente lo tomaba en serio, a diferencia de otros políticos "reales" que no lograban transmitir cercanía y eran motivo de burla.
Una semana antes de las elecciones, Espalter tuvo que sacarse el bigote, dar un sobrio comunicado, aclarar que Pinchinatti era sólo un personaje para divertir y disuadir a cierto sector de la población que tenía decidido votarlo en las elecciones.
Pinchinatti podría llevar al paroxismo lo que está encerrado detrás de la elección de muchos de los personajes que son políticamente incorrectos y, a lo mejor, el hecho de que sean tomados en broma o que se los trate de "locos" es parte del atractivo, y en vez de quitarle votos, incrementa su popularidad.
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Cuando los sociólogos intentaron analizar el fenómeno de Pinchinatti, encontraron descreimiento de los políticos, cansancio y enojo en la sociedad, y una economía que no da satisfacciones. El contexto pareciera ser similar al que hoy incrementa la figura de Javier Milei.
Los humoristas que se transformaron en dirigentes
Beppe Grillo es un actor cómico italiano que llegó más lejos que el propio Pinchinatti. Luego de los ajustes de los diferentes gobiernos, Grillo comenzó a intervenir cada vez más en los medios de comunicación y terminó co-fundando un partido: El Movimiento Cinco Estrellas.
Si bien Grillo no fue candidato, en las elecciones generales italianas del 24 y 25 de febrero de 2013 se presentó el partido político del cual fue cofundador en 2009 y con el que venían acudiendo a elecciones menores.
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Concebido como una "asociación libre de ciudadanos", sus "Cinco estrellas" representan los ejes de su programa: agua pública, movilidad sostenible, desarrollo, conectividad y medio ambiente. El actor también canalizaba el hartazgo y la decepción de la sociedad con los políticos.
En Brasil, el cómico Tiririca logró ser el diputado que más votos recibió en las primeras elecciones que lo consagraron. Su nombre real es Francisco Everardo Oliveira Silva, y se lo conoce tanto por su labor parlamentaria como por su historia como payaso y cantautor.
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La ficción, que claramente cayó derrotada frente a la realidad, intentó retratar el auge de los políticos poco convencionales. Waldo es uno de los episodios más populares de la serie distópica Black Mirror y contaba la historia de un osito animado que agredía a los dirigentes y se terminó convirtiendo en una de las figuras más importantes de la política.
Seguramente sea injusta la comparación entre Pinchinatti, Beppe Grillo, Tiririca, Waldo y Milei, pero existen puntos en común y evidentemente, en todas partes del mundo, las sociedades tienen una necesidad de descarga y creer que todo es posible.
ADP JL
