MODO FONTEVECCHIA
Javier Milei

Martín Rodríguez: “Este es el colapso del modelo post convertibilidad”

“El Gobierno hizo campaña intentando plebiscitar la democracia frente a los rasgos autoritarios del presidente electo en un contexto con 150% de inflación, en un país sin créditos y con un índice alto de pobreza”, afirmó el periodista.

Martín Rodríguez
Martín Rodríguez | CEDOC

Martin Rodríguez es muy crítico de la oposición entre democracia y autoritarismo que, según considera, utilizó el Gobierno como campaña contra Milei. "La paz no depende solamente de que el Gobierno asegure que no va a usar el monopolio de la fuerza, la paz también depende de cierto grado de éxito de la economía”, analizó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Martin Rodríguez es periodista, analista político y co-editor de la revista Panamá. Publicó dos libros de ensayo: Orden y progresismo, en 2014 y La grieta desnuda, en 2019, junto a Pablo Touzon. En su última nota publicada en Revista Panamá, sostuvo que Milei trae una “dimensión desconocida, abre con la forma de un abismo la ventana de una época y rompe la inercia de impotencia al régimen de esta grieta en el que se votaban gobiernos para que nada cambie”, intentando comprender el crecimiento del libertario.

Estaba leyendo atentamente tu nota y tu tesis me recuerda a aquella frase de Bill Clinton: “es la economía, estúpido”. El Gobierno contestó a la propuesta de Milei con democracia y derechos adquiridos, mientras que La Libertad Avanza hizo foco en un cambio económico. Me pregunto si no pasó algo parecido cuando asumió Menem en el '89 y le pidió a Alfonsín que deje de hablar de derechos humanos y de la dictadura, recalcando que lo importante era la economía. Luego, como en un  péndulo, vino Kirchner a decir en el 2003 que se debe terminar la hegemonía de la economía sobre la política, recreando la idea de la importancia de la democracia y la crítica de la dictadura. Ahora Milei es como un nuevo paso de comedia en la que vamos oscilando entre democracia y valores versus eficiencia económica, luego eficiencia económica versus democracia y valores, y así constantemente de manera cíclica…

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Son muchas líneas paralelas que pueden funcionar en un análisis. Hay un elemento económico que es insoslayable, que sería burdo de negar, que está presente. Este es el colapso del modelo post convertibilidad. Las cosas que se han repetido este tiempo sobre los años de frustración de no crecimiento económico, de estrangulamiento porque no hay monedas, por la inflación, por la restricción al dólar y por todo aquel caldo de cultivo, demuestran que no es solo la economía lo que no funciona, sino también todos los efectos sociales que va acumulando ese mal funcionamiento económico.

Hay otra línea de interpretación que me gusta menos, yo creo que los países se explican de adentro para afuera y no de afuera para dentro, y lo digo con prudencia, porque sé que hay gente muy aplicada y estudiosa en las derechas globales, la ultraderecha y todos los fenómenos que conectan la irrupción de Javier Milei  con otras irrupciones que hubo en Estados Unidos y Brasil, con Trump y Bolsonaro. 

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Me parece que fueron 4 años en donde falló la economía y también falló la política. Con todas esas cosas que se volvieron muy trilladas de repetir sobre lo que sufrió el gobierno de Alberto, como la pandemia, que parecen excusas. Obviamente golpearon y forzaron al gobierno en otras direcciones, pero creo que el formato político también falló, hubo problemas económicos y políticos, es impensable en Argentina un gobierno sin liderazgo, es impensable un peronismo sin liderazgo

Me parece que todo esto hizo que se autogenere una especie de tormenta perfecta para el Gobierno. Hago un análisis pensando en el campo oficialista, repasando los errores y lo que hizo mal el gobierno para perder, porque siempre el que pierde merece perder. 

El fenómeno Milei abre preguntas. Vos hacías una comparación con Menem y esa comparación tiene puntos de referencia. Una figura carismática que irrumpe, que estaba fuera del radar en lo que podía ser lo previsible para un sistema político.

En el caso del '89, estaba esa disputa entre Alfonsín y Cafiero como los dos caballeros de la política a los que se les apareció en el medio la figura de Menem. Acá pasa un poco lo mismo, la Argentina tan celebrada por la ciencia política por su bicoalicionismo, con estos péndulos que vos decías, con un sistema de bloqueo mutuo, con dos fuerzas que en un momento crítico eran capaces de expresar repudios y broncas para un lado y para el otro, fue atravesado por  esto que no tiene esas características. Con Menem fuimos a  buscar una solución lo más adentro de la Argentina posible, porque era un dirigente riojano, federal, que había conocido a Perón, amigo de Isabel, de los montoneros, y también farandulero, todas las características de lo popular. 

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Acá pareciera que fuimos a buscar la solución al terreno más desconocido. Cuesta muchísimo ubicar a Milei dentro de los repertorios de la tradición política Argentina, aunque él se ubica en el liberalismo, invoca algunas figuras como Alberdi y hace algunos trazos que lo ubican en la línea histórica,  pero sigue siendo una figura bastante peculiar,  pareciera ser alguien que viene a fundar su propia tradición, en vez de acoplarse a una existente. 

¿No cree que hay algún péndulo en donde economía y valores simultáneamente se oponen? ¿No hay en los indultos a los militares de Menem también parte del triunfo? La gente estaba cansada de Alfonsín y asociaba la derrota económica a los significantes de la democracia en el año '89. ¿No fue tan espectacular y disruptiva el triunfo de Menem sobre Cafiero como el actual triunfo de Milei? ¿De la misma forma, no fue similar el triunfo de Kirchner sobre a Menem que vino a plantear exactamente lo opuesto que el líder riojano? ¿No ocurre, como dice Paulo Freire, que finalmente la fuente de lo opuesto es lo opuesto?

Plantearía qué significa el pacto democrático. Los pactos en Argentina son más bien retroactivos. El pacto de Alfonsín se fue armando, él no reconoció la autoamnistía militar. Los peronistas amagaron que sí, pero luego se acoplaron a la política de justicia, la resistencia a un golpe de Estado tal como se vivió la sublevación carapintada contó con el apoyo peronista en su mayoría. El peronismo y el radicalismo sellaron un compromiso con la democracia más allá de las relaciones complejas que podían tener los políticos con los militares, que eran un resabio del siglo XX. Obviamente, Alfonsín es una figura destacada de la década del '80, pero no era el único hombre comprometido con la democracia.

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Lo que yo entiendo por pacto democrático es no resolver los conflictos que una sociedad tiene, nunca más, a través de la violencia. Tenemos que empezar a ver grados de violencia tolerable, pensar dónde se convierte en violencia lo que puede ser apasionamiento. El pacto democrático se basa en nunca resolver las diferencias a tiros, a los golpes, con violencia oral o cualquier tipo de violencia. El kirchnerismo, con cierto grado de razón, se refiere al atentado a Cristina como un rompimiento del pacto democrático. En síntesis, la violencia es la palabra.

Me parece que no es un ordenamiento tan didáctico el que se da, porque si no la oferta de uno se termina cuando empieza la del otro. No es que la gente votaba entre democracia y no violencia y una solución liberal. Lo que evidentemente ocurrió es que el ministro de Economía del gobierno oficialista dejó un cuadro social muy deteriorado. Pareciera que la diagonal discursiva que encontró el propio Gobierno para su campaña fue algo así como "plebiscitar la democracia frente a los rasgos autoritarios del presidente electo", en un contexto con 150% de inflación, en un país sin créditos y con un índice alto de pobreza.

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La pregunta es si la gente prefiere correr el riesgo de que haya menos paz para que haya crecimiento económico…

La paz no depende solamente de que el Gobierno asegure que no va a usar el monopolio de la fuerza, la paz también depende de cierto grado de éxito de la economía. Alfonsín dijo que con la democracia se come, se cura y se educa, no dijo que la democracia es el pacto de no matarás, como Oscar del Barco.

Hicieron un armisticio, una izquierda que pasó del capital de Marx a recitar el preámbulo de la constitución con Alfonsín, fue el giro al derecho humanista el que de algún modo implicó el armisticio de la izquierda. Menem logró consagrar el orden civil, ordenar a un militar que le dispare a otro militar, porque se sublevaba contra la democracia. 

El 3 de diciembre de 1990, tal vez por el giro que vos describís de Menem, no está incorporado para mi al repertorio de fechas que reivindican la democracia, porque en ese momento, detrás de un árbol, estaba Martín Balza en el edificio Libertador, o se trasladó entre Palermo y el centro para dirigir la represión a los sublevados. Eso también fue Menem, y eso también consagró un orden civil de la democracia para siempre. No estoy seguro de que lo democrático esté de un lado. Ahora estamos frente a una dimensión desconocida. 

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Me gustó más el tramo entre las PASO y las generales de Sergio Massa, porque fue un poco al corazón socioeconómico. Después se volvió a rodear de artistas, de periodistas, de estudiantes del Carlos Pellegrini, parecía recostarse sobre un sector de la elite argentina, sobre los salvados que no son capaces de verse privilegiados en una Argentina con 150% de inflación y 40% de pobreza. Parecía una campaña moral en un momento en el que lo moral era el bosque que tapa el árbol de la economía, por la cantidad de temas. El efecto de la pandemia pareció indicar que la política tenía privilegio sobre la economía. Todo ese discurso de “quedate en casa” solo pudo producir desigualdad, fue una división muy clara entre los estatizados y los privados, aquellos que cobraban del Estado y podían quedarse en casa y aquellos que se ganaban su dinero por su propio trabajo y se perjudicaban no pudiendo salir a trabajar. Evidentemente, ganó el candidato de la fractura frente a un gobierno que intentaba igualar lo que ya estaba desigualado por completo. 

VF FM