Desde el naufragio en 1520 de la Santiago, la nave expedicionaria de Fernando de Magallanes, al menos 2.000 embarcaciones se hundieron en nuestras costas. De ellas, solo 35 fueron relevadas por expertos. De lo poco que sabemos, de lo mucho que no y de lo que lo convoca desde las profundidades habla Guillermo Gutiérrez, doctor en arqueología e investigador del Instituto de Diversidad y Evolución Austral en Puerto Madryn, en vísperas del Día Mundial del Buzo.
¿Qué es lo más importante que deberíamos saber sobre nuestro patrimonio marítimo?
El país tiene más de 6.000 kilómetros de costa. Los fondos marinos y sus costas guardan vestigios únicos de la historia. Esto se debe a que, desde hace miles de años, la vida de diversos grupos humanos ha estado estrechamente ligada al mar (…) Junto con los barcos, se desplazaron por el territorio personas, mercancías e ideas. Los restos materiales que atestiguan este pasado constituyen el patrimonio cultural marítimo que hemos heredado y que debemos aspirar a legar a las generaciones futuras.
Por la gripe aviar, cierran playas en Mar del Plata y la Patagonia
¿Qué implica bucear entre los restos de un naufragio?
En la mayoría de los casos, visitar un lugar donde se produjo un incidente: algo no salió como se esperaba y el barco se perdió. Puede deberse a un incendio, a daños en el casco o a que el barco quedó varado (…) Los naufragios suelen ser objeto de una visión romántica y aventurera del presente, pero también es necesario considerar lo que supusieron para las personas que iban en los barcos.
¿Qué revelan los estudios?
Estudiar el pecio [pedazos o restos de una nave que naufragó] permite entender qué le ocurrió a ese barco y a las personas que iban en él, cuál era la función del barco y qué hacía en ese lugar cuando naufragó. También podemos contribuir a comprender fenómenos como la historia de la navegación en una determinada región, los circuitos comerciales, cómo era la vida a bordo y cómo ha cambiado la tecnología naval a lo largo de los años.
La NASA divulgó un video desalentador sobre el crecimiento del nivel mar en las últimas tres décadas
¿Cómo describirías la experiencia del buceo?
La disfruto mucho. La sensación de ingravidez, el silencio, el entorno y la vida marina son fascinantes. Bucear en un pecio arqueológico es aun más particular. El primer reto es intentar comprenderlo con su entorno, lo que puede llevar un tiempo. Cuando vuelves a visitar el lugar, te familiarizas con él y algunas de las preguntas empiezan a tener respuesta. En general, estas preguntas tienen que ver con lo que aún se conserva del sitio, cómo se distribuye en el fondo, qué dimensiones pudo tener el barco. Lo básico para seguir investigando.
¿Qué te parece la interpretación de la profesión que hizo Hollywood?
La saga de Indiana Jones (1981-2023) o Lara Croft: Tomb Raider (2001) pueden tomarse ciertas libertades creativas para aumentar el dramatismo y la emoción. Suelen centrarse en la búsqueda de tesoros o artefactos misteriosos de excesivo valor, pero en la arqueología real el interés es científico y se centra en comprender la historia y las sociedades del pasado (…) El cine también simplifica a menudo la investigación arqueológica, y pueden hacer que las excavaciones y los resultados parezcan más rápidos y fáciles de lo que son. Normalmente, la investigación arqueológica es un proceso metódico que puede llevar años.
Diputados trata el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030
(…) El mayor problema se produce cuando aquellas libertades creativas se trasladan al género documental, donde el espectador espera cierta veracidad y calidad. En las últimas décadas han aparecido enfoques sensacionalistas, explicaciones simplistas del pasado, suposiciones con escasas pruebas y una visión economicista del patrimonio. Son mucho más perjudiciales que una película de aventura.
¿Cuántas personas pueden hacer tu trabajo en Argentina?
Son muchas las que trabajan en el estudio, la gestión y la salvaguardia del patrimonio cultural marítimo y costero. Hablamos de equipos de investigación interdisciplinarios, gestores del patrimonio a distintas escalas de estado. El número se reduce bastante si nos restringimos al patrimonio cultural subacuático, ya que para acceder a él es necesario ser buceador además de arqueólogo u otra disciplina afín. Estimo que no supera los 20 residentes en Argentina.
Un tesoro de 2 mil años de antigüedad emerge desde el mar
¿Qué queda por descubrir?
Si bien es necesario seguir construyendo una línea de base para la gestión de los recursos culturales marítimos, pienso que los sitios conocidos todavía tienen mucho potencial para seguir aportando conocimientos sobre el pasado. A mi entender es mucho más factible trabajar a partir de ellos que emprender la búsqueda de otros. Sobre todo, cuando no se ha terminado de investigar lo que ya se tiene ubicado.
Los gobiernos de las provincias de Buenos Aires, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego lanzaron este año la campaña Mar de Historias, que busca promover el conocimiento, la valoración y la protección del patrimonio cultural marino-costero del Mar Argentino.
BL JL
