OPINIóN

Tan cerca de Davos, tan lejos de la Nación

ASAMBLEA LEGISLATIVA 20240301
ASAMBLEA LEGISLATIVA. | Pool ARGRA

Establecer una relación, en este caso antitética, entre Davos y la Nación, puede sorprender. Davos, aquí, se entiende como un compendio metafórico de lo que puede llegar a ser la Argentina, en esta nueva era abierta por el Presidente Milei. Éste, que fue un protagonista destacado en el Foro de Davos el 17 de enero de 2024, se presentó como la figura clave de los "valores del Occidente", considerando que los otros líderes occidentales habían "abandonado el modelo de libertad", lo que conducía al socialismo. En cuanto a la Nación, no se trata del gobierno central frente a las provincias. Se trata de un conjunto, tan heterogéneo que sea, él del pueblo argentino. Un pueblo que se constituyó en Nación desde la segunda mitad del siglo XIX. El otro discurso sobresaliente del Presidente fue el del primero de mayo en el Congreso. Un discurso ilustrativo de su modo de gobernanza. Así, la mirada sobre el período de los 100 días permite entrever qué grado de compatibilidad existe entre el modo de ejercicio del poder, y los deberes de un gobernante hacia la Nación. Dónde, sin embargo, ganó puntos Milei, fue, esencialmente, en la batalla cultural. O sea la toma de consciencia de la no pertinencia del otro dogma. Él que generaba un gasto público incontrolable y que cuestionaba la sostenibilidad de la protección social. 

Davos aparece como el momento paroxístico del enunciado del dogma globalista-libertariano. Davos es el Gotha de los empresarios exitosos. Estas élites transnacionales se conciben, muy a menudo, como los verdaderos líderes del planeta. El dogma económico y político de Davos, es el de un modelo de globalización fundado en el principio del libre comercio y de un mercado que, no teniendo fallos, tiene vocación a reemplazar el Estado. El razonamiento se centra también en la justicia social, que debe desaparecer. "El problema, dijo Milei, es que la justicia social no es justa, sino que tampoco aporta al bienestar general. Muy por el contrario, es una idea intrínsecamente injusta porque es violenta". A este dogma hayekista que forja el modelo, se añade la personalidad del presidente. Una personalidad que es frecuentemente en contradicción con sus referentes ideológicos. Por ejemplo, cuando evoca en Davos la definición que da del libertarismo Alberto Benegas Lynch (hijo) : "El libertarismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión…". Pero, sobre el fondo, es decir el contenido teórico, Milei es de una coherencia absoluta : "mercados libres de intervención estatal, libre competencia, división del trabajo…". 

Milei ha adoptado un bloque de razonamiento, el de la fuente de origen. Incluso un economista libertariano como Tyler Cowen, autor del libro "The Great Stagnation", y que se define como un libertariano de corazón y de razón, toma un poco de perspectiva con esta ortodoxia. Cowen desarrolló un concepto interesante, el "state-capacity libertarianism" (libertarianismo pro-etático). Puso en duda el fundamentalismo libertariano: "El libertarianismo tradicional cree en el capitalismo y en el libre marcado, es mi caso. Pero descuida el hecho de que el gobierno debe saber hacer un cierto número de cosas, como luchar contra una pandemia, o tener una defensa nacional. Las misiones del Estado dependen de los países y de los períodos. Los libertarianos deben reconocer lo que el gobierno sabe hacer bien" (Semanario L’Express 07.03.2024). En la caso de la Argentina, podríamos añadir la seguridad interior que las provincias esperan de las fuerzas federales. En realidad, aún para el gobernante Javier Milei, ¿ será sostenible la ortodoxia hayekista en el tiempo? 

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En cuanto al discurso del primero de marzo en el Congreso, confirma un modo autoritario de gobernanza. ¿Cuál es el contexto del discurso? Un contexto de soledad del poder. Ejerce el poder en la soledad compartida con su doble gemelar, su hermana Karina. De ahí una impresión de fragilidad existencial del Ejecutivo, tanto más cuanto la Vicepresidenta defiende una línea singular. La desmesura en la cima, hecha de tropismo guerrero, de deseo de omnipotencia y de hipersensibilidad en lo espiritual, esto no puede sino hacer que un equipo sea en la inseguridad. Las figuras de proa que son N. Posse, L. Caputo, y G. Francos saben que incurren en el reproche de malinterpretar al Presidente o ser estigmatizados como "tibios". Los estudios recientes de Jean Decety, un especialista de las neurociencias sociales, muestran que las personas cuyas creencias son estrechamente asociadas a valores morales que les son propios "se hacen insensibles a los argumentos racionales y al análisis objetivo de los riesgos y beneficios en la toma de decisiones. La alteridad, para ellas, se convierte en un valor negativo". Esto se verifica para los gobernantes. Los avatares del mega DNU y del proyecto de ley Bases dieron lugar a dos blancos, los Gobernadores, con la controversia simbólica de Chubut, y los Legisladores. Ambos grupos fueron reducidos, en términos tajantes, a un estatuto de ilegitimidad. En lo que concierne el poder legislativo, es extraño notar que el shock del ataque pareció anestesiar la respuesta. Cabe preguntarse qué impacto habría tenido , en los Estados Unidos, en Francia o en Alemania, una agresión presidencial que calificó como un "nido de ratas" el Congreso. 

Este discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso pretendía ser, a pesar de su carácter de ataque personal contra cinco personas, y de otra persona implícitamente, un discurso sobre el estado de la Nación. ¿Representó un verdadero punto de inflexión, o más bien una apertura, un poco a la manera, si nos atrevemos a hacer esta analogía, del general Lanusse quién, el primer de Mayo de 1971, había intentado el Gran Acuerdo Nacional (GAN) contra "el avance del peligro colectivista" y para la "institucionalización" del país? La idea mileista de un "Pacto de Mayo" pudo ser considerada como una opción pragmática de conciliación y de adaptación. Lo fue. Pero la idea parece ser también la de institucionalizar un régimen que no tiene base. 

La oferta de Milei de un "Pacto de Mayo" se presenta como una política de las horcas caudinas. Las nuevas "Tablas de la Ley" son intangibles : "10 políticas de Estado por los próximos 100 años". Para llegar a eso, un preacuerdo es necesario, que consiste en firmar el nuevo proyecto de ley Bases, con un "paquete de alivio fiscal para las provincias" como moneda de cambio. Así se ofrece la paz (el acuerdo) para evitar la guerra (la confrontación). En esta coyuntura, los gobernadores, que tienen una necesidad vital de fondos para sus respectivas provincias, tendrán una verdadera dificultad para resistir si, en su visión, se excluye la dimensión de la Nación. Por un lado hay el mandamiento : participar en una gloriosa revolución que representa, de hecho, el grado superior del liberalismo libertariano. Por el otro lado, hay el sentido mismo del compromiso en política, particularmente para los dos movimientos históricos de la vida política argentina. La UCR, que procede de una génesis de combate, pero que no quiere aparecer como un obstáculo a la nueva era, constituye el grupo neurálgico por excelencia. ¿Hasta dónde podrá estar en acuerdo en cuanto al fondo? ¿Continuará su deriva alvearista o experimentará un sobresalto hacia adelante? Está claro, en cualquier caso, que la política de las horcas caudinas da la espalda a los valores de la democracia. Existe en Milei una desconfianza instintiva hacia la representación política del sistema republicano, así como una fascinación de la gobernanza por la fuerza. La promesa de " crecimiento argentino por 100 años" se contrapone a la promesa alfonsiniana de "100 años de democracia". Los colaboradores del ensayo de refundación ven en la macroeconomía, y en el retorno al orden por los grandes equilibrios, una salida de crisis que justifica el peso del ajuste. ¿Pero pueden permanecer serenos si, encima de ellos, pesa la visión mesiánica de un Supremo quién deslegitima el sistema institucional, y parece compartir la idea de "doblar la ley"? 

El mileismo naciente aparece, efectivamente, con su primacía del individuo, alejado del espíritu de Nación. En Argentina, el concepto de Nación se confunde generalmente con el de Patria. ¿Cómo se puede definir el espíritu de Nación ? En su famosa conferencia de 1882 en la Sorbona, Ernest Renan, que fue el teórico de la nación, la definía así : "Lo que constituye la nación, es el querer-vivir colectivo… La existencia de una nación es un plebiscito de cada día. Una unidad de destino, un principio moral". ¿Ahora existe todavía la Nación? 

En Francia el término de Nación está muy ligado a la Revolución de 1789. La imagen recurrente es la de la nación en armas frente a las potencias absolutistas vecinas. El artículo 3 de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano del 26 de agosto de 1789 dispone que "el principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación. Ningún cuerpo ni ningún individuo pueden ejercer autoridad alguna que no emane expresamente de ella". Las tres referencias que los franceses, mayoritariamente, se hacen de la nación son referencias heroïcas: Jeanne d’Arc, antigua pastora, que combatió los Ingleses para echarlos de Francia, sacrificada en la hoguera de Rouen en 1431; los jóvenes "soldados del año II", símbolos de la República y de la defensa de la revolución; de Gaulle y su llamamiento del 18 de junio de 1940, un rechazo de la fatalidad y una profecía de la futura victoria de los países libres. Alegorías, sin duda. Pero un concepto que queda, gracias a la solidez de la Constitución, un frágil baluarte contra el comunitarismo. Cada vez más frágil, porque el Estado-Nación , desde finales de las "30 Gloriosas" (1945-1975), ha entrado en crisis por los nuevos modos de regulación a nivel supranacional. La ampliación de la Unión Europea , hoy formada por 27 países, está en el centro de una controversia agudizada por la proximidad de las elecciones al Parlamento europeo del próximo 7 de junio. Esto en un contexto de la progresión de los extremismos. El partido lepenista (que tiene hoy una perspectiva de 30% de los votos), denuncia que la política de Francia se hace en Bruselas (sede del Parlamento europeo) por los apátridas que son los funcionarios designados y no electos. Los partidos de izquierda, Francia Insumisa (LFI) de Mélenchon, y los euroescépticos del Partido socialista (PS) fustigan las últimas admisiones de países, según ellos responsables de un "cataclismo silencioso" (la deslocalización de empresas, el millón de empleos industriales destruidos, las quiebras de los pymes). Es cierto que el país, desde 2018, ha conocido una serie de erupciones: movimiento de los Chalecos amarillos, rebelión por la reforma de las pensiones, motines de los suburbios, alzamiento del campo. Al Estado se le pide proteger, basándose en la observación que la ausencia de reglas en economía provoca la destrucción de la Nación. Los agricultores exigen a la vez restricciones de importaciones, pero también desregulaciones de los requisitos medioambientales. Emmanuel Macron, que hablaba ayer de la "start up nation", habla, hoy en día, de "rearmar la Nación". Su idea de instituir un Consejo nacional de la refundación según el modelo del Consejo nacional de la Resistencia de 1945 no duró mucho tiempo. Pero hoy existe un amplio consenso sobre la "madre de las batallas", que es promover la fuerza de la enseñanza laica y republicana. 

La Argentina tendrá probablemente que salir de los dogmas relativos al Estado. El grito de guerra de Milei habrá tenido un mérito. Él de llevar la representación política a una reflexión sobre la eficacia del Estado. Milei no convencerá por el dogma del que se apropió. Los dogmas esconden la realidad, y vacían la política de su sustancia. ¿En el futuro, tendrá el Estado, obrando en pos de la justicia social y territorial, la ambición de revitalizar el vínculo de solidaridad con la ciudadanía y la Nación?

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(*) El autor fue profesor en el Instituto de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Sorbonne Université. Autor de Etude de la dimension charismatique du système politique argentin de 1983 à 1995", Le péronisme, histoire de l'exil et du retour", y Le ménémisme, ou les paradoxes d'une logique libérale.