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Un mechón de tus cabellos, un beso y un adiós

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Amor. Dardo Cabo y María Cristina Verrier se casaron antes del operativo y pasaron la “luna de miel” en la cárcel. El director teatral que Sáenz Buhr, creía otra cosa y aseguraba que ella era el “cerebro” del Operativo Cóndor. | cedoc

Entre tantas historias de heroísmo, violencia y muerte, también había lugar para apasionadas historias de amor. Y aunque no son mis predilectas encontré en los diarios de la época dos historias que merecen ser contadas. Una vieja canción de Salvatore Adamo decía “un mechón de tus cabellos, hoy yo guardo para mí”. Y tal vez se inspiró en el director teatral y actor Abel Sáenz Buhr, quien al día siguiente de conocerse el aterrizaje en Malvinas de los cóndores declaró a la prensa que su esposa Maria Cristina Verrier había sido la inspiradora del episodio, quién “hace mucho tiempo lo estaba organizando, pero para la realización práctica necesitaba de hombres de acción y ellos son la consecuencia de esa necesidad”.  Y agregó: “mi esposa y otros integrantes del grupo no están afiliados a ninguna organización y por el contrario antes de partir todos los miembros juraron no darle ningún carácter partidista”. Añadió que la intención de los comandos era apoderarse del gobierno de las islas y resistir por sus armas hasta las últimas consecuencias. El director teatral también aseguró también que cuando su esposa se fue con los comandos nacionalistas “me dio un mechón de cabello suyos, un beso y me dijo hasta dentro de 6 meses”. 

Sin embargo, una semana después, el 7 de octubre, la prensa informó que: “Entre una áspera lucha tribunalicia, la única mujer del grupo María Cristina Verrier agregó una nota insólita al anunciar su casamiento con el jefe del operativo Dardo Cabo. La rubia joven, en una fugaz entrevista con reporteros gráficos, dijo que había contraído enlace con Cabo en Montevideo, pocos días antes de iniciar el Operativo Cóndor. “Esta es nuestra luna de miel en la cárcel”,  añadió, tomando la mano del joven. También negó que fuera la esposa del director teatral Abel  Saenz Burh, quien en Capital Federal había formulado declaraciones diciendo que la muchacha se había despedido dejándole un mechón de cabello, un beso y diciendo hasta dentro de 6 meses”. 

Bueno, parece que el Operativo Condor salió limpio, sin heridos, salvo el corazón de Sáenz Buhr, que no sabemos si lo pudo reconstruir con sus casamientos posteriores con las actrices Laura Bove y Sandra Sandrini.

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Otro que salió ileso fue el fiel esposo de la reina Isabel II, don Felipe de Edimburgo, cuya estadía en Buenos Aires en septiembre de 1966 vinieron a perturbar los muchachos del MNA con su acción en Malvinas y los disparos al consulado. Al parecer, a Felipe, más que la diplomacia, lo atraía visitar estas pampas una pulsión más terrenal. 

En 1962 el duque visito por primera vez la Argentina, durante el convulsionado gobierno de Frondizi. Según la crónica periodística: “En varias ocasiones, el príncipe fue blanco de estudiantes que le tiraron huevos y manifestantes contra la ocupación británica de las Islas Malvinas. El 27 de marzo, Felipe tuvo que abandonar intempestivamente la ciudad de Buenos Aires porque las Fuerzas Armadas comenzaron a marchar tras la victoria electoral de Andrés Framini, candidato peronista, en las elecciones de la provincia de Buenos Aires. La poco exitosa visita real terminó a 140 kilómetros, en la estancia de la familia Blaquier, donde Felipe sería entretenido por la alta sociedad argentina con cenas y partidos de polo”. 

Sin embargo, tan mal no le fue. “Allí conoció a la bellísima, poderosa y encantadora Magdalena Nelson Hunter de Blaquier, de ojos celestes y una personalidad arrolladora. La mujer de 46 años, viuda de Juan José Silvestre Blaquier, rompía todas las reglas: era moderna, avanzada, inteligentísima y audaz. Además, era experta en caballos.  El hombre estaba fascinado”.

Allí nació y trascendió la versión de que Malena y el duque  forjaron un profundo vínculo amoroso, algo que ella siempre desmintió. “Lo único que me une al Duque es nuestra pasión por el polo”, subrayó en una entrevista la mujer, que falleció en 2017 a los 100 años. Pese a que públicamente ella siempre rechazó esa historia, su familia manifestó lo contrario. “Me contaron que mi abuela tuvo un affaire con Felipe de Edimburgo”, afirmó Concepción Cochrane de Blaquier, nieta de Malena.

Es probable que la reina Isabel II, además de Malvinas, el gol de Maradona y otras cuestiones, guarde otro viejo rencor contra los argentinos/as, producto de las travesuras de su adorado esposo Felipe de Edimburgo, con la bellísima Magdalena Nelson Hunter de Blaquier.

 

“Autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón.