PERIODISMO PURO
ENTREVISTA EXCLUSIVA

Evo Morales contó cómo Néstor Kirchner lo ayudó a negociar con las empresas petroleras

En un adelanto de la entrevista que le hizo Jorge Fontevecchia, el expresidente boliviano habló sobre cómo hizo su gobierno para mejorar los índices sociales de Bolivia.

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Sincretismo: “La propiedad privada individual es importante pero hace daño a la humanidad”. | Marcelo Aballay.

Pocos presidentes en la historia de Latinoamérica alimentaron la grieta como Evo Morales. Al margen de las opiniones que hay sobre el líder boliviano, sus indicadores en materia económica fueron positivos. En este adelanto de la entrevista con el CEO de Perfil Network, Jorge Fontevecchia, el expresidente contó cómo fue que logró mejorar la calidad de vida de sus conciudadanos. 

También en este fragmento, Morales recuerda una anécdota con Néstor Kirchner, que lo ayudó en una negociación con las petroleras. En plena discusión sobre los márgenes que le quedaban al Estado y los que le quedaban a los privados que explotaban hidrocarburos, Evo les hizo un ofrecimiento y los empresarios amenazaron con pegar el portazo. Y allí llegó la ayuda desde Argentina: "Me habían dicho que no iban a invertir en Bolivia. Y el presidente fallecido Néstor Kirchner me dijo telefónicamente: 'Evo, dile a las petroleras que no inviertan, yo voy a invertir en Bolivia'. Se lo hice escuchar a las empresas y listo, se acabó. Eso nos ayudó bastante", recordó.

—La pobreza extrema en Bolivia disminuyó de 36,7% a menos de la mitad, 16,8%, entre 2005 y 2015. Durante diez años bajó la pobreza extrema de Bolivia. Mejoró la redistribución del ingreso, el índice Gini pasó de 0,60% en 2005 a 0,47% en 2016. El PBI per cápita también se duplicó entre 2005 y 2013. ¿A qué obedece ese milagro boliviano?

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—Diría que a la lucha del pueblo boliviano. La extrema pobreza cuando llegamos era del 38,2%. En diciembre de 2018, menos del 15%. Al llegar, planteamos tres cosas: la refundación de Bolivia en lo político, en lo económico la nacionalización de los recursos naturales y en lo social la redistribución de la riqueza. Ese fue mi programa. Lo más difícil fue la refundación de Bolivia: dejar un Estado colonial y hacer un salto al Estado plurinacional, donde todos tenemos los mismos derechos. Antes, el movimiento indígena, los humildes, las mujeres, las distintas clases sociales, no tenían derechos. Había no solamente que constitucionalizar los derechos individuales, también los derechos colectivos. Ese ese el otro tema muy desarrollado que tenemos en la Constitución. En lo económico, lo más importante fue la nacionalización de los recursos naturales. Aprendí que una cosa es liberarnos políticamente, ideológicamente. Puede haber una liberalización social y cultural, pero si no se acompaña con una liberación económica, esa liberación no tiene mucho futuro. Nacionalizamos los contratos de las petroleras, antes eran totalmente inconstitucionales. Cuando yo participaba, junto a la central obrera boliviana, en las organizaciones, siempre pedíamos nacionalización de los hidrocarburos. La respuesta era que el gas seguía siendo de los bolivianos cuando está bajo la tierra, pero cuando salía de la tierra ya no era de los bolivianos. Los contratos afirmaban que el titular adquiere el derecho de propiedad en boca de pozo. Del 100% de ingresos, 82% era para las petroleras internacionales, y 18% para los bolivianos. Yo revertí eso. Les dije: "Si ustedes quieren estar en Bolivia, ningún problema, pero no van a ser dueños ni patrones, sino socios". Hemos creado los llamados costos recuperables: si una empresa invierte para explorar en encontrar petróleo o gas, si no encuentra, nosotros no devolveremos plata. Si encuentra, le devolvemos la plata que invirtieron, son los costos recuperables. Entonces, el 100% es del Estado, pero la empresa que ha invertido tiene el 18% de los ingresos.

—Invirtió el orden.

—En eso he sido muy radical, algo que ni siquiera mi ministro de hidrocarburos, Andrés Soliz Rada, con su equipo quería. Consulté con expertos en gas, en hidrocarburos, de España, algunos venezolanos, algunos cubanos, también había creo que ecuatorianos, para saber en datos si con 18% se podía recuperar la inversión y tener utilidades. La respuesta, después de estudiar la cuestión durante varias semanas fue que sí. Cuando escuché eso, por encima de mi ministro de hidrocarburos, sin consultar, el 1º de mayo de 2006 sorprendí con el decreto supremo. Si quieren, se quedan, si no, pueden irse, tienen su derecho. ¿Y qué me dijeron las petroleras?: "No vamos a invertir en Bolivia". Me acuerdo que el presidente fallecido Néstor Kirchner me dijo telefónicamente: "Evo, dile a las petroleras que no inviertan, yo voy a invertir en Bolivia". Se lo hice escuchar a las empresas y listo, se acabó. Eso nos ayudó bastante. Durante veinte años de privatización, la venta petrolera era tres mil millones de dólares. De 2006 a diciembre de 2018 hubo 38 mil millones de dólares de venta petrolera. Eso ha hecho cambiar la situación económica del país. Pero un tema importante es que nosotros nunca hemos planteado estatizar la banca privada. Se respeta la propiedad privada, pero eso es economía plural; el Estado en cabeza de inversión, acompañado por el sector privado, pero también sectores asociados. Cuando llegamos, en 2005, las utilidades de la banca privada estaban en 40 millones de dólares, de los cuales, 5 millones de dólares iban al Estado. Entre  2009 y 2010 ya estaban ganando como 200 millones de dólares de utilidad neta.

Aquí la nota completa de Jorge Fontevecchia a Evo Morales

—Multiplicó por cinco la ganancia de los bancos.

—Subió. Dijimos que la mitad tiene que ser para el Estado y la mitad para ellos. Mi planteo fue que los bancos seguirían como en Estados Unidos o en Europa, pero si están ganando, tienen que aportar. Con las políticas económicas hubo ganancias que nunca habían existido anteriormente. Nos aceptaron y el año pasado, la ganancia era 400 millones de dólares. Pero 200 para el Estado, 200 para ellos. Tomamos esas medidas económicas justamente para que Bolivia crezca, y atender las demandas sociales, para reducir la pobreza, la desigualdad.

—Los primeros diez años fueron espectaculares. Coincidieron con años espectaculares en toda América Latina por el aumento del precio de las materias primas. Luego de ese aumento de las materias primas todo se ralentizó pero Bolivia siguió creciendo.

—Hemos diversificado el aparato productivo, hemos ampliado el aparato productivo en manos del Estado.

—¿Utilizaron en ese momento los precios altos de las materias primas como el petróleo para invertir en otras fuentes de producción?

—Exactamente.

—¿Entonces cuando vino el momento de la baja de la materia prima lo sufrieron menos?

—Sí. Pero nos afectó bastante el precio del petróleo. Entre 2014 y 2015, si no me equivoco, el barril de petróleo ha llegado a más de 100 dólares. Llegó a menos de 30 dólares. Aun así, desde 2016 hemos seguido siendo primeros en crecimiento económico en Sudamérica. Diversificamos el aparato productivo: pequeñas, medianas y grandes empresas. Algo importante para mí fue la sustitución a la importación.

—Hubo otros presidentes con ideología distribucionista en el continente en la misma época. Pero cuando los precios de las commodities bajaron, su crecimiento se estancó. ¿Puede haber influido la cosmovisión andina en que no haya sucedido lo mismo en Bolivia?

—Yo era cerrado, un fundamentalista, contra la competitividad. Inicialmente empezamos con comercio exterior, implementado criterios de solidaridad y complementariedad, y no con competitividad. Hemos sido un Estado proteccionista. Pero ahora me doy cuenta de que es importante que en algunos rubros haya competitividad. Pero para la gente humilde es importante que haya Estado. Fue importante la solidaridad, solidaridad y complementariedad. Pero, además de eso, me doy cuenta de que ha sido importante ampliar el mercado interno, que el mercado externo sea complementario. Especialmente cuando se caen los precios internacionales.

—¿Qué hizo cuando el petróleo pasó de 100 a 30?

—Se sabe que yo no soy economista, no soy planificador. Soy experto para marchar, experto en cortar caminos, esa es mi experiencia de lucha sindical. Pero como presidente tuve que aprender a entender esos debates permanentes. Uno nunca deja de aprender con especialistas. Por eso convoqué a los técnicos de la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).

JPA/MC