PERIODISMO PURO
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Reynaldo Sietecase: "Hay un cambio muy profundo en la comunicación, tremendo, que arrasa"

Es poeta, escritor, periodista y narrador, ganó dos premios Martín Fierro, varios premios Éter y dos premios Tato. Vino de Rosario a Buenos Aires, pasó de la literatura al periodismo, trabajó en casi todos los medios de su ciudad natal y en infinidad de los nacionales, lleva escrita una veintena de libros y una de sus novelas fue llevada a la pantalla grande. Hoy imagina su futuro más literario que en la prensa y dice: “Tengo ganas de tener más tiempo para pensar”. Pero el periodismo sigue conmoviéndolo: “Añoro los buenos productos periodísticos, que también tenían buen rating. Esta lógica de la grieta es un proceso de degradación de los contenidos”.

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Reynaldo Sietecase en la entrevista con Jorge Fontevecchia | MARCELO DUBINI

—Quería comenzar con tu artículo en Periodismo.com “Una década de la grieta”, se cumplieron diez años de aquel Martín Fierro en 2013, donde de alguna manera se instaló lo que era una frase de Lanata, que no había cobrado el carácter bautismal que vos le diste en ese momento, ¿qué recordás de aquella ocasión, cuánto empeoramos? 

—En realidad lo recordó Jorge Lanata en el Martín Fierro de este año, yo no me acordaba. Lo que Jorge dijo en aquel 2013 hizo que tuviéramos una pequeña polémica pública. Y en este aniversario, los diez años, coincido bastante con lo que dijo. Por eso, lo primero que me llamó la atención es que en aquel momento habíamos disentido públicamente y ahora coincidía con la descripción que él hacía, no solo con lo que dijo de la grieta, sino también con lo que dijo de la televisión, habló de una televisión que se había aberretado, ni hablar en lo periodístico, él lo dijo en general. La grieta no es algo de la Argentina, vos lo sabés muy bien, que transitás tanto los medios de comunicación del exterior, sabés bien lo que pasa en Estados Unidos. Hay una gran serie que es The loudest voice, que cuenta el nacimiento de la Fox, cuenta claramente que ya desde el año 2000 se pensaban las audiencias de forma segmentada y había una visión sobre la noticia muy diferente a la que se había vivido en años anteriores, donde se dirigía a la información directamente a confirmar los prejuicios de la audiencia que uno pretendía conquistar, o retener más que conquistar, que informar o problematizar. Volviendo a lo de Argentina, en aquel momento que Jorge dijo esto y tuvimos esta polémica, recuerdo que después él me criticó bastante en la radio. Yo estaba por comenzar en Vorterix, él ya estaba en Radio Mitre, y estaba muy amargado. La verdad es que las polémicas con Jorge a mí en general me amargaban. La polémica que he tenido con otros periodistas, al contrario, me divertían un poco porque era otro el lugar donde los tengo. Recuerdo que Gerardo Rozín me habló por teléfono, me preguntó cómo estaba, “la verdad, preocupado, amargado por la pelea”, le dije. Y él me dijo algo increíble: “Es lo mejor que te pasó desde que estás en Buenos Aires”. Y yo: “¿Cómo me decís esto”. Y me dice: “Porque si estás convencido, desde el lugar donde estás hablando, te tenés que quedar ahí porque ya está 6, 7, 8, Jorge está como el 9, 10, 11, si vos estás convencido quedate ahí, en el 830”. Me lo dijo con el doble sentido de que trabajamos en Rosario en LT8, que está en el 830 del dial, pero entendí perfectamente lo que me quería decir y me quedé ahí. Me quedé un poquito parado en esta idea de contar lo que pasa sin necesidad de estar tomando partido político por las dos facciones en pugna. Por eso digo que Gerardo Rozín, en un punto, es el inventor de Corea del centro, sin saberlo, con ese concepto que me dio. Pero, cerrando, creo que ni empeoramos ni mejoramos. Creo que se mantiene, está viva esta lógica agrietada porque funciona como negocio y además se amolda a los cambios tecnológicos, algo que aprendí leyendo una entrevista que te hicieron en la revista Crisis, donde le das también un marco no solo ideológico, sino también explicando que la atomización de los medios casi volvió una necesidad la idea de segmentar la información. 

—Decías que Jorge ya está en 9, 10, 11. En ese momento, “6, 7, 8” y Lanata eran lo más agrietado. Ahora, tras diez años, los límites de la grieta se extendieron, ¿podríamos decir que La Nación+ está en 12, 13, 14?

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—Sí, se fue extremando. El mapa político igual, era impensado hace diez años, ya que estamos hablando de los diez años de la grieta, o hace 15, más todavía, que haya candidatos que nieguen lo que pasó en la Argentina con la dictadura, que haya discursos homofóbicos, que haya en el discurso público un nivel de virulencia tan fuerte sobre el que es distinto, sobre el que piensa distinto. Sí, creo que se extremó la cosa, a este ritmo, a la idea de fidelizar. Yo le llamo un periodismo para la hinchada, me parece que se ha futbolizado de alguna manera el discurso público, no solamente el discurso de los medios de comunicación. 

—¿Los medios siguen la agenda que instalan los políticos o todavía sigue vigente la ‘agenda setting’, donde los medios no pueden controlar qué opina la gente, pero sí sobre qué temas opinar?

—Voy a usar la frase menos utilizada en el periodismo, que es “no sé”, la verdad, no lo sé. Creo que debe haber una combinación de ambas cosas. Hay medios que siguen peleando por imponer la agenda, ahora, por esta atomización de medios y por la cantidad de gente que está volcando información por internet y todos los lugares donde uno se puede informar, pesa menos, pero sigue teniendo esa pretensión. Cuando uno ve algunas tapas de diarios, te das cuenta que hay una pretensión de marcar la agenda de la política, claramente. A veces, desde el punto de vista editorial se hace lo mismo, pero también es como un territorio en disputa la agenda. Ahora cambió todo con los cambios tecnológicos.

“Yo lo llamo un periodismo para la hinchada, me parece que se ha futbolizado de alguna manera el discurso público”

—O hay agendas, simultáneas.

—Claro, hay distintas agendas. 

—En tu artículo “Academia de Periodismo, haz lo que yo digo...”, decís: “Varios medios fueron adquiridos por empresarios y amigos del oficialismo para defender la gestión, los grandes grupos privados redoblaron la apuesta, la campaña de operaciones políticas antigobierno se hicieron habituales”, ¿cuándo comienza la grieta? ¿Comienza a partir del kirchnerismo o venía de antes y aumentó su belicosidad a partir de que los medios tradicionales se sintieron amenazados porque le aparecieron competidores desde dentro de los medios? 

—Varias cosas que voy pensando, incluso mientras te escucho. Primero, una aclaración que no sé si es necesaria, porque a mí me interesa mucho lo que pasa en los medios, participo mucho de esa discusión porque me interesa, me gusta, me parece que un buen periodismo contribuye a una sociedad más democrática, estoy convencido de eso. Entonces me parece que es una discusión válida para tener, sobre todo cuando se hace cine sin personalizar, cuando se trata de discutir ideas. Y es mi oficio también, entonces por qué no voy a discutir cómo se hace en mi oficio, cómo hacemos nuestro laburo. Me interesa esa discusión, me interesa ese debate. Por eso a veces lo hago un poco provocativamente, tomo un documento, lo reviso, lo tiro al aire otra vez, o trato de plantearlo de esa manera.

“La grieta no es algo de la Argentina. La verdad es que las polémicas con Jorge (Lanata) en general me amargaban”

—Lo contrario al amor es la indiferencia, decía Freud, así que no cabe ninguna duda de que no te es indiferente y que sentís mucho afecto por el periodismo.

—Es más, a veces me reconozco más periodista con eso que con cualquier cosa. Cuando me enoja un artículo, cuando pienso, si yo llevaba este artículo hace quince o veinte años a un jefe de redacción me decía: “Che, no me podés mandar tres condicionales, cuatro condicionales”.

—Y ninguna fuente en on. 

—O no podés no citar fuentes, me mandaría de vuelta, me mandaría a trabajarlo mejor y ahora los veo publicado en notas de tapa. Entonces, ahí veo que esta lógica de la grieta es un proceso de degradación de los contenidos periodísticos. Y eso sí me parece que es malo para este objetivo, ponele ideal, de que el buen periodismo sume a un Estado más democrático. 

“Gerardo Rozín, en un punto, es el inventor de Corea del centro. Está viva esta lógica agrietada porque funciona como negocio”

—En tu texto “Periodismo, instrucciones de uso. Ensayos sobre una profesión en crisis”, escribís sobre periodismo de guerra, decís que la grieta comenzó en el momento en que “Clarín” compra “Página/12”, en la década del 90. Paralelamente, yo explico la grieta en concepción marxista: es la infraestructura la que crea la superestructura, las condiciones de posibilidad materiales. Putin les pedía a los empresarios proveedores del Estado que, para seguir siéndolo, compraran medios para convertirlos en medios amigos. Una vez que descubrieron que no se los podía censurar, decidieron comprar medios para, desde dentro, desprestigiarlos. ¿El error de los medios tradicionales, como fue en la dictadura, consistió en responder de la misma manera y en esa respuesta envilecerse?

—Sí, perdieron la ventaja moral, la ventaja ética que tiene el periodismo independiente frente a cualquier gobierno de cualquier signo. Me llamó siempre la atención eso, cómo entregan ese valor que es la credibilidad, que es decir “yo no miento, vos podés mentir, pero yo no, no vulnero los hechos, no los amoldo, no los segmento”. Creo que esa es la ventaja que tiene el periodismo ante cualquier gobierno, incluso el más democrático o el más autoritario, arrancás esa carrera siempre con un plus. Ahora, cuando entrás en la misma lógica, perdiste un capital extraordinario. Comparto lo que decís de la década del 90. Igualmente, creo que a partir de 2007, 2008, sobre todo después de la pelea entre el gobierno kirchnerista y la identidad del campo, se potencia, se va a niveles increíbles en cuanto a los contenidos, valía todo. Era una guerra donde valía todo, y ¿quién es el principal perjudicado de esa guerra? 

Reynaldo Sietecase 20230812
DEMOCRACIA. “Un buen periodismo contribuye a una sociedad más democrática, por qué no voy a discutir cómo se hace en mi oficio, cómo hacemos nuestro laburo”. (FOTO MARCELO DUBINI)

—Como en toda guerra... 

—Claro, y el consumidor de la información, que era el que no participaba de la guerra y tenía que recibir esos contenidos manipulados de un lado u otro. 

—Decías: “Se llegan a hacer campañas contra funcionarios para presionarlos a autorizar licitaciones públicas o algún negocio con el Estado”, o sea, los medios como herramienta de lobby para conseguir resultados, ¿esto les toca solo a los medios tradicionales comprados por organizaciones o empresarios no tradicionales de medios, o también a los medios tradicionales? 

—Les toca a todos, porque ese es el otro fenómeno.

—Por ejemplo, tener Papel Prensa en su momento, tener un estadio hoy en día... 

—Sí, o petroleras o empresas de energía.

—O que los organismos oficiales tengan que comprar el acceso a un servicio que da tu empresa. 

—Lo importante es que se sepa, tampoco lo podemos evitar porque es un fenómeno que también es mundial. De pronto un montón de gente que no se dedicaba a los medios compra medios, pero no los compra porque le interesa la comunicación, el periodismo...

“Me imagino haciendo más literatura que periodismo. Voy a estudiar, voy a hacer un posgrado de escritura”

—O porque sean rentables. 

—Claro, ni siquiera por eso, sino porque les permite hacer otros negocios o hacer política. También pasa eso. En las provincias argentinas pasó mucho. Los medios que no se podían sostener, cuando venían a comprarlos, veías que era alguien vinculado a la política, por ejemplo. 

—Recuerdo el caso de una provincia, creo que era Catamarca, al dueño del casino le dijeron: “Para que usted tenga la licitación del casino tiene que comprar el diario y ponerlo al servicio del gobernador de ese momento”. Cuando Alfonsín gana las elecciones del 83, las pierden todas las provincias monocanal, donde el canal era de quien terminó siendo gobernador. 

—También es un dato eso, porque no hay que pensar que porque tenés los medios ganás una elección. Eso también es algo demostrado en el mundo que no te lo garantizan.

—O garantizaban en otra época.

—Sí, pero ya no. Está la famosa frase de Perón: “Gané con todos los medios en contra y perdí con todos los medios a favor”.

“La radio es el ámbito menos hostil para el periodismo. Lo que hago en radio es lo más parecido a mí”

—Perón era Perón.

—Perón era Perón, está bien esa aclaración. Pero sí creo que te pueden complicar una gestión. Si tenés grandes medios o medios muy dominantes en el mercado, algo que debería ser bien regulado, como en los países occidentales, en Argentina no pasa esa regulación. En casi ningún lugar de América Latina, simplemente para que no tengas grupos dominantes que de pronto te marquen la agenda o te obliguen a tomar determinadas políticas que no sean para el interés general. 

—En otro párrafo te referís, no a los dueños de los medios sino a ciertos periodistas, decís que hay un periodismo para la hinchada, y hacés una referencia al “predicador religioso” poco escrupuloso que utiliza palabras mantra, por ejemplo “miserable”, y repite una y otra vez, ¿qué te pasa ya no con los medios que hacen negocios, sino con los periodistas que convierten la grieta en un negocio?

—Me parece que se alejaron del periodismo y están haciendo otra cosa, que puede ser válida, pero ¿necesitás un micrófono de pie para hacer un análisis político, un editorial, necesitás gesticular? Empieza a aparecer todo eso que es más propio de otras técnicas como las del predicador, utilizar esa especie de mantra o esas frases tan fáciles, tan binarias. También la lógica del predicador es el bien y el mal, esta cosa infantilizada. Los mensajes son muy infantiles con respecto a los chicos, que son mucho más inteligentes, pero hay como una idea de que le voy a comunicar a mucha gente que ni siquiera va a poner en cuestión, que ni siquiera va a discutir, que va a comprarme que los malos son ellos y los buenos somos siempre nosotros. 

“La ficción aporta a esa creación de sentido democrático. La ficción no es contradictoria de la realidad”

—Para no caer en lo mismo que estamos criticando, que hay buenos y malos, por un lado están los medios, por otro los periodistas, y por otro los sujetos noticiosos que también contribuyen. Marcás que “muchos políticos solo brindan entrevistas a los medios donde se sienten cómodos y con los periodistas que consideran amigos”.

—Esta es otra consecuencia de esta lógica medio extraña donde, como tengo medios que son muy afines a lo que yo pienso, prefiero darles entrevistas a ellos y no paso por ninguna incomodidad, cuando el periodismo esencialmente tiene que ser incómodo, si el periodismo no es incómodo, no sé qué clase de periodismo es.

—Eso comienza con el kirchnerismo prohibiendo que sus funcionarios a partir de 2008, 2009 fueran a TN, y desde 2003 a los medios de Perfil. 

—Pero fijate que es una escalada, es un camino que empezás a tomar. Y la verdad es que lo que se empobrece es el producto periodístico. Si tenés un programa de televisión y solo podés entrevistar a los miembros del Gobierno o de la oposición a los que sos afín, termina siendo cualquier cosa menos periodismo. Y quiero hacer una aclaración, porque está bien lo que planteabas antes. Ahora, no todos los periodistas que trabajan en un medio que puede tener una actitud determinada son parte de esa lógica. Es más, lo que más me gusta es encontrar dentro de un medio a los periodistas que de pronto te das cuenta de que se desmarcan de la línea de su propio medio, que tienen pensamiento propio, tienen información, que son respetuosos de la información, porque hay en todos los medios.

—Además, hay muchos que te dicen, con lógica, que ellos no colocan el título de la nota, que ellos no eligen la fotografía ni el zócalo en televisión. Una nota es una combinación, una ópera de varios elementos, y por lo tanto, en la elección del título, de la fotografía, o en el caso de la televisión del zócalo, se la puede sesgar.

—Pero hay algunos que pueden pelear más, porque no es que les estoy pidiendo a los periodistas... 

—Que sea el cronista más nuevo. 

—Claro, no le puedo pedir a un cronista lo mismo que le puedo pedir a alguien que tiene ya peso de opinión, que si se va de ese medio tiene trabajo en otro lado, que puede decir que no. Siempre machaco con esa frase, que si podés decir que no ante algo que es periodística y éticamente inaceptable, podés decir que no, o esto no lo hago. Me preocupan los que dicen que sí cuando pueden decir que no, que son muchos. ¿Por qué? Porque conviene, porque la lógica es esa, porque gano más plata, porque es mejor estar bien con determinados sectores del medio o del poder económico, que son los que ponen la publicidad. 

—En otro párrafo decís que egresan estudiantes de Periodismo que, influenciados por este tipo de comunicadores que mencionás, tienen más capacidad de hacer un editorial, pero no saben resolver una crónica, ¿esto vale también para periodistas consagrados?

—Sí, claro, uno también lo ve. Fijate que Jorge también lo dijo, mirá cuántas coincidencias, sigo teniendo muchas diferencias con Jorge, pero con lo que dijo ese día en el Martín Fierro me llamó la atención, porque en un momento dijo como que era más barato, estaba haciendo su crítica de televisión, opinar que informar, cosa que también es cierta. No solo es más barato, es más trabajoso informar, hay que estar mejor preparado, chequear los datos, trabajar más tiempo. Opinar, opina cualquiera. Es una lógica que se ha extendido a los institutos de capacitación también. Lo veo con los periodistas jóvenes, todos opinan, creo que también es parte de esta lógica de que funciona el grito, la pelea, el modelo programa de fútbol donde todos discutían se trasladó al espectáculo y después a la política. Me parece que también pasa con los periodistas, no hay ninguna duda. Se ha dejado de salir a la calle, se ha dejado de ir a ver a la gente. ¿Cuánto hace que la mayoría de los que hablan del Conurbano no van al Conurbano? Porque te das una vuelta por algunos lados del Conurbano y entendés todo. Hice un programa para Telefe que me llevó a ocho lugares del Conurbano en 2019, meses antes de las legislativas, y te puedo asegurar que me di cuenta de que el peronismo perdía, hablando con la gente, el nivel de malestar que había. Obviamente tema pandemia, pero también la inseguridad era impresionante. Y el cierre de escuelas y digo, si en estos lugares, en Laferrere, en la isla Maciel, en cuatro o cinco lados... y pasó.

Reynaldo Sietecase 20230812
HACER PERIODISMO. “Todo lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en reemplazo de parte de nuestro trabajo, también va a haber otra sangría de periodistas”. (FOTO MARCELO DUBINI)

—También en esa crítica sobre el documento de la Academia Nacional de Periodismo decís que... 

—En realidad estoy de acuerdo con los puntos que dice, lo que hago es tratar de decir: “Muchachos, cumplan, propongan en serio”.

—Decías que no se cumplían los mismos puntos que se declamaban, dijiste: “En los medios en los que se desempeñan personas que tienen cargos de conducción, varios de los firmantes de este documento expresan discursos de odio en forma permanente, las diatribas suelen estar enmascaradas de apasionados editoriales donde la información suele brillar por su ausencia”. Eso en el punto seis, y en el punto once, donde deben evitarse comentarios sexistas, racistas y prejuicios de cualquier tipo, decís: “Me remito a la misma autocrítica, no cumplen lo que pregonan”.

—Sí, pero eso es evidente.

—¿Por qué creés que no se cumple lo que se pregona? 

—Porque creo que están metidos en esta lógica de que en un punto funciona, entonces no importa nada. Es como que están privilegiando que venda, y venda en forma relativa, porque insisto que recuerdo ese artículo en esa entrevista que hicieron en Crisis. No es que están disputando veinte puntos de rating, son tres o cuatro puntos de rating lo que discuten, que son las minorías muy intensas, que de pronto necesitan que todo el tiempo estés alimentando eso, diciendo en un lado “Cristina, chorra”, y en el otro lado “Macri, sos la dictadura”, esa lógica repetitiva, binaria, funciona como negocio. Carlos Rotemberg fue el que dijo la primera vez que la grieta era un negocio. 

—Y probablemente un especialista en el espectáculo puede entenderlo mejor como un espectáculo. 

—Es que lo dijo así en una revista que estaba haciendo Majul, y le dijo: “Vos tenés un supermercado en ese negocio”, pero sacándole los nombres. Él claramente le quería decir que funcionaba, evidentemente esta lógica a un sector le funciona y funciona políticamente, funciona a nivel audiencia, funciona como hecho comercial. De hecho, vamos a ser sinceros, tratar de hacer algo diferente es muy trabajoso, es muy costoso en cuanto a imponerlo, a que sea atractivo. La gente quiere otra cosa, te dicen: trazo grueso. Sabés cómo discuto ese tema. A veces en el noticiero, no tendría que contar esto, me dicen: “Reynaldo, hacé trazo grueso”. “No”, le digo yo, trazo grueso hagan ustedes, yo hago trazo fino, en mis tres minutos de columna trato de encontrar algún matiz, encontrarle alguna vuelta, me esfuerzo por pensar la realidad, no en forma binaria, porque no es binaria, ni la literatura resiste un relato binario. Por eso siempre digo, es tan sospechoso el medio o el periodista que critica siempre como el que no critica nunca. Porque, qué gobierno hace todo bien. No es que estoy hablando desde un lugar donde no tengo ideología o simpatías políticas, las tengo, ahora prima el periodismo. Y si ese gobierno al que le tengo simpatía tiene corruptos, como probablemente pasa en casi todos los gobiernos, que hay corrupción, más, menos, no podés no denunciarlo, no podés no criticarlo.

“Hay que ser cuidadoso cuando hay que criticar, nunca soy demasiado duro con los políticos”

—Dejame hacer un cierre de los veinte mandamientos de la Academia de Periodismo. Comparto que se declama y no se cumple, aquello de “haz lo que yo digo y no lo que yo hago”, que es tan viejo como la humanidad, pero me parece que es un gran avance esos veinte mandamientos. Por lo menos dejan sentada una posición que obliga a quienes están dentro de la institución a hacer una autorreflexión. Primero podrán disimular durante un tiempo, pero después se hará evidente que no están cumpliendo lo mismo que firmaron.

—Totalmente, estoy de acuerdo. Quizás, en mi ánimo beligerante como siempre, no rescaté, pero sí rescato que estoy de acuerdo en casi todos los puntos, lo que les pido es que...

—Que los cumplan. 

—Claro, si son serios, si están firmando esto, hay que tratar de cumplirlo. Pero claro que creo que es un avance, sí, sin ninguna duda. Y creo que además, en cuanto a la academia, hay ingresos que sé que son con gente que trata de renovar eso, de entrar en estos debates. De hecho, vos te metés mucho en la cuestión de los medios también, te gusta, te interesa. Y me parece que deberíamos todos estar muy interesados, cambió mucho Fopea también, está propiciando algunos debates. En la Argentina hay que hacer el gran esfuerzo de sacar de los debates la cuestión personal, que te sentás a discutir con alguien y automáticamente a los dos minutos: “A vos porque te paga tal, vos laburás para quién”, y ya está difícil discutir. En cambio, si nos sentamos y discutimos algunas ideas, podemos ponernos de acuerdo o no, pero queda algo.

“Vengo de la literatura al periodismo. Escribo de la misma manera un cuento que una crónica”

—En el mismo libro del que hablamos, hay un ensayo de Martín Caparrós donde dice: “La crisis del periodismo es la crisis de sus lectores, ya no hay lectores, hay audiencia”, esto me recuerda al libro de Guy Debord sobre la espectacularización de todo, incluyendo la política, ya en los años 60. Si la política se convirtió en espectáculo, el periodismo político se convirtió en espectáculo, decía: “Todo aquello que fue real se convierte en representación”. En Estados Unidos hay una discusión respecto de que las noticias no son contenido, que son contenidos una canción de Spotify, una película en Netflix, pero el periodismo no puede manejarse de la misma manera porque se trata de información.

—Claro, lógico.

—¿Percibís una espectacularización del periodismo como parte de la espectacularización de la política?

—Sí, un poco eso se ve. Más que eso, añoro los buenos productos periodísticos, que tenían buen rating, funcionaban y eran atractivos, porque si bien en Argentina está esto de los informes musicalizados, que ya se ha impuesto… Me acuerdo cuando empecé a hacer cosas en la tele decía: ¿por qué no ponen música? Había hecho un informe de chicos que habían asesinado, eran tremendos los testimonios. Cuando voy a ver el editado, estaba todo musicalizado. Ahora ya no se puede no musicalizar porque se ha impuesto, pero digo, hay una tendencia hacia eso. No es que me niegue a eso, porque son los códigos de la tele, si no, andá a escribir al diario y quedate tranquilo ahí. Pero lo que sí veo con preocupación es la desaparición de los informes bien hechos, del periodismo que implica ir al territorio, buscar datos, aportar algo. ¿Dónde hay periodismo de investigación en la tele, en serio? En este momento, casi ha desaparecido, la mayoría de los programas periodísticos son de opinión.

“Es tan sospechoso el medio o el periodista que critica siempre como el que no critica nunca”

—Dijiste que es más barato opinar que conseguir información y que es más barato actuar y hacer lenguaje novelista que hacer lenguaje verista. El “New York Times” publicó que el “Washington Post” este año va a perder 100 millones de dólares. Jeff Bezos lo compró por 250 millones de dólares hace diez años. Tenía tres millones de suscriptores en 2020 con Trump, la derrota de Trump y la reducción de la beligerancia, nuestra grieta, les hizo perder el 20% de los suscriptores, ¿te imaginás que pueda pasar algo similar en Argentina? ¿Que una eventual derrota de candidatos agrietados pueda llevar a una discusión más moderada y los medios de comunicación que tienen en la grieta un negocio pierdan volumen?

—Podría expresar mi deseo, en todo caso, de que sea así. No estoy seguro de que pueda ocurrir. Me estás dando un dato que no conocía y es muy impactante. Sí siento que empieza a haber una cantidad de público, por llamarlo de alguna manera...

—Que se revela a ser rehén de la grieta. 

—Que empieza...

—A ser consciente. 

—O a cansarse. Me parece que hay un sector que empieza a buscar otras cosas, que también va de la mano de la tecnología, que de pronto empieza a buscar otros medios, otros canales, otros lugares o sigue a determinados periodistas. También hay que entender que hay una parte del público que quizá consume estos productos y no necesariamente les cree. Que también hay un juego. 

—Lo consume como un espectáculo. 

—Claro, los ve como un espectáculo. Empieza a pasar eso. O sea, todo tiene una gran complejidad, la verdad. Todo lo que está pasando con las plataformas, con cómo el algoritmo estructura lo que hay que leer. Siento que hay un cambio muy profundo en cuanto a la comunicación, muy tremendo, que arrasa, es transversal, que tiene este tema, tiene el tema de los medios participando en la pelea política, pero tiene además la aparición de empresarios que no son empresarios de medios comprando medios, la precarización, los avances tecnológicos, el algoritmo, la Inteligencia Artificial, es realmente todo junto. Es como una crisis, porque siempre hubo crisis en el periodismo. Cuando busqué el título para el libro, que era Periodismo, instrucciones de uso... jugando con el libro de Perec, a su vez buscaba el subtítulo de “la profesión en crisis”, alguien me dijo: “Pero pará, si siempre está en crisis el periodismo”. Y para sostenerlo, lo que yo planteaba era esto, pero la crisis nunca fue tan transversal y con tantas aristas distintas.

Reynaldo Sietecase 20230812
ENTRE LA LITERATURA Y EL PERIODISMO. “(El periodismo) te da algo que es fantástico, no tenés miedo a sentarte delante de una página en blanco”. (FOTO MARCELO DUBINI)

—El Pew Research de Estados Unidos indica que, en cinco años, de 55 mil periodistas se pasó a menos de 25 mil, contando los que hacen YouTube, podcast, online, no solamente los de radio y televisión. No cabe ninguna duda de que nuestra profesión está en crisis.

—Sí, claro. Y sumale todo lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en reemplazo de parte de nuestro trabajo, también va a haber otra sangría de periodistas, que a lo mejor eligen hacer otra cosa. O reciclarse en otros roles. O sea, hay que ser muy creativo. Eso sí, cuando me preguntan qué hacer ante esto, creo que el aporte tiene que ser muy contundente.

—El periodismo es una profesión que tiene cuatrocientos años; sin embargo, la sociedad funcionó antes y la construcción de subjetividad la realizaban otras profesiones: los brujos, los religiosos, los poetas. Aún hoy, poetas, cantantes, artistas, novelistas, intervienen en el discurso público a través de otras herramientas que no son del periodismo, y contribuyen a construir subjetividad. Para vos, que ya vivís los dos mundos, ¿cuál es el aporte que puede hacer a la construcción de subjetividad el lenguaje verista de los periodistas y cuál el del escritor de ficción?

—Es quizá con una impronta un poquito más limitada. Pero sí, claro que pesa. Por tomar ejemplos de Argentina, si te ponés a pensar alguna de las novelas de Claudia Piñeiro, que empiezan a tener una incidencia, pero podés encontrar cantidad de cuestiones. Hago mal en autorreferenciar, pero en mi última novela se me ocurrió que mataran a un represor, algo que no ha ocurrido en la Argentina. Y muy deliberadamente dije: ¿qué pasa si en la novela sí pasa? En la novela podría pasar. Acá hubiera tenido consecuencias impensadas. Y de pronto ahí se puede ir construyendo una discusión sobre la memoria en base a eso.

“No es que estoy hablando desde un lugar donde no tengo ideología o simpatías políticas, las tengo, ahora prima el periodismo”

—Eso lleva a la reflexión de por qué no pasó. ¿La sociedad se pacificó?

—Totalmente. Y lo que aportó eso, si tenés que buscar cosas positivas de estos cuarenta años, uno en estos tiempos vive buscando lo negativo, pensando en todo lo negativo. Pero hay cantidad de cosas positivas a la hora de revisar lo que nos pasó en estos cuarenta años. Primero, es el período más largo con democracia en la historia argentina, pero después, cuando empezás a ver derechos humanos, hay tantas cosas. Volviendo a lo que vos decís, también la ficción aporta a esa creación de sentido democrático. Pensaba en lo de Claudia por todo lo que tuvo que ver con el feminismo, el aborto, pero hay cantidad de literatura. La ficción no es contradictoria de la realidad, muchas veces la restaña, la completa, genera puentes. 

—¿Qué pasa en tu novela cuando matan al represor? 

—La tienen que leer, pero quería jugar ese hecho. No es el eje central de la novela, pero me lo tenía que permitir. No sé si en algún otro libro está contado. Pasó un tanto inadvertido, porque, como no es el hecho central de la novela… pero es un hecho importante, porque está en una lógica de vendetta la novela, ahí funciona de alguna manera.

“El modelo programa de fútbol donde todos discutían se trasladó al espectáculo y después se trasladó a la política”

—Sos una rara avis. ¿el periodismo te dio un oficio y gracias a ese oficio desarrollaste una carrera en la literatura? 

—Todo el mundo me dice esto y es al revés, vengo de la literatura al periodismo. Pero gracias al periodismo, sí, ni hablar. 

—Quería compararte con Jorge Fernández Díaz y, salvando las distancias, con el propio García Márquez, ¿qué le da el periodismo a un escritor?

—Te da algo que es fantástico, que es no tener miedo a sentarte delante de una página en blanco. Tenés ya la lógica de que hay que escribir, hay que cerrar una página. Es lo que te pasa a vos, sabés que el sábado te tenés que sentar a escribir la columna, ni se te ocurre que no lo vas a hacer. Eso es un valor ante esas crisis que habitualmente siento que tienen algunos colegas que no pueden escribir nada. Sentate y escribí. Porque el oficio es muy fuerte, vivís de escribir, de contar, la única diferencia es que contás hechos reales cuando hacés periodismo, no podés inventar, no podés manipular. Ahora, en la literatura podés todo. Incluso te digo que disfrutás mucho esa diferencia cuando estás en el otro terreno. Ahora, la actitud es la misma. Yo escribo de la misma manera un cuento que una crónica, en cuanto a intensidad, a rigor, a tratar de hacerlo bien, de la mejor manera. Lo que sí son códigos distintos, el contrato que tengo con mi lector es distinto. Acá vale todo, puedo matar a un represor. 

—¿Y qué te dio el hecho de que tenés que sentarte todos los días en la radio y tener que hablar? ¿Al hablar sos hablado? ¿Te aparecen ideas que no sabías que tenías?

—Disfruto muchísimo la radio, mi conexión con el periodismo fue la radio. La primera vez que fui, me hicieron una nota por una revista que había hecho, Quique Pesoa, en la prehistoria, en Rosario. Él se había refugiado en Rosario para hacer radio, creo que fue el 81, 82, entré al estudio y dije: “Esto es maravilloso”. Empecé a ver todo lo que estaba pasando, el operador, Quique, que contaba un cuento al mediodía. Yo replico eso, leo un texto literario al mediodía de aquella época, me quedó que era lindo escucharlo a él leyendo un texto. La radio es el ámbito menos hostil para el periodismo, donde podés hacer algo más parecido a vos, eso es lo que siento yo por lo menos. Lo que hago en radio es lo más parecido a mí. Puede salir bien, puede salir mal. Además, tenés revancha siempre. No tenés tanta presión como el vender tantos diarios o el tener que estar pendiente del número del rating. Está bueno que no identifiques si lo que salió mal fue una entrevista larga que te gustó hacer y la extendiste una hora, y no importó, ya lo hiciste. 

“Cuando ves algunas tapas de diarios, te das cuenta de que hay una pretensión de marcar la agenda de la política”

—No tiene el rating minuto a minuto que tiene la televisión, el rating se mide cada dos o tres meses, ¿tiene que ver la radio más con la escritura, porque finalmente es palabra?

—Sí, es probable. Ahora las radios tienen imagen también, hay un cambio fuerte en ese aspecto. Pero aun así sigue siendo un espacio donde se privilegia el sonido a la imagen. La tele necesita mostrar, necesita cierta espectacularidad, podés tener el mejor dato, pero si no lo podés vestir... necesitás la imagen.

—Hay un ensayo hermoso de Freud, que es el narcisismo de las pequeñas diferencias, diciendo que no había pelea más dura que entre vecinos o parientes, y que pequeñas diferencias se convertían en cuestiones sagradas, para finalmente construir una identidad. ¿Creés que realmente Horacio Rodríguez Larreta es más moderado que Patricia Bullrich, que Patricia Bullrich está a la derecha de Horacio Rodríguez Larreta, que Cristina Kirchner está en contra del Fondo Monetario Internacional o que Massa en su momento, quería en serio poner presos a los chorros de La Cámpora? ¿O son esas identidades como los personajes de tu novela, y el político construye una diferenciación como si fuera un personaje de ficción?

—Sí, hay una construcción, estoy seguro, aun así hay diferencias que a veces son coyunturales, porque el político tiene un objetivo que es llegar al poder.

—Y luego continuar en él.

—Exacto. Eso implica tener una capacidad de transformación, de pragmatismo, en el uso coloquial de tragar sapos, cambiar para llegar al objetivo final, algo que no es para cualquiera, y que no necesariamente cuestiono, pero es un camino que implica un esfuerzo de tener una laxitud en cuanto a algunos parámetros, algunas normas que a mí me impresionan.

—¿Los políticos hacen lo mismo que esos periodistas pastores? 

—Un poco sí, ahí más que nunca hablan para la hinchada.

—No sé si a vos te pasa, pero cuando hacen entrevistas conmigo en la radio, son todos más moderados porque tratan de empatizar con lo que el conductor o la audiencia representan, y en otros medios los veo mucho más aguerridos. 

—Me pasa lo mismo. Entrevisté 45 minutos, la única vez que entrevisté a Milei, y al final no se enojó, me sorprendió. Él sabía que no tenía sentido enojarse conmigo, pero el personaje yo creo que lo van midiendo, lo van eligiendo. Pero, ahí está el desafío para nosotros de tratar de romper esa lógica, tratar de preguntar cosas interesantes y sacarlos del rol, porque en el fondo sentís que están armados y no los podés mover de esa lógica que ellos saben que les funciona, y allá van. Ahora, dicho todo esto, que es muy crítico sobre los personajes de la política, por otro lado, es la única manera de entendernos con la realidad, que tenga libertad y que intente tener algo de justicia social. Así que hay que ser cuidadoso cuando hay que criticar, nunca soy demasiado duro con los políticos, trato de ser muy cuidadoso, porque por otro lado creo que hay que hacer política. Ojalá se metiera más gente inteligente, trabajadora, honesta, en la política y participara y militara.

“Carlos Rotemberg fue el que dijo la primera vez que la grieta era un negocio. Me esfuerzo por pensar la realidad, no en forma binaria”

—Finalmente, dos cruces, el de Max Weber con la ética de la responsabilidad y la ética de las convicciones; por otro lado Hegel, con la idea de que el político puede hacer aquello que las condiciones de posibilidad le brindan, adaptándose, como si a Néstor Kirchner le hubiera tocado ser presidente a fines de 1989 y a Menem en 2003, hubieran hecho cada uno lo que hizo el otro. 

—Sí, es imposible saberlo, pero es una posibilidad cierta, porque sobre todo en el peronismo hay una gran capacidad de adaptación. Pensá que el mismo partido que vende YPF la reestatiza y con alguno de los mismos protagonistas.

—Aquel Macri que ganó las elecciones tuvo un discurso con cierto grado de progresismo... 

—Parecía un socialdemócrata.

—Ahora que la sociedad se corrió a la derecha, lo cambió. ¿Cómo imaginás esa Argentina política en el futuro, independientemente de quién gane? ¿Hacia dónde va la sociedad políticamente?

—Me cuesta un poco porque estoy un poco pesimista, en general. Mi deseo sería simplemente que tuvieran la lucidez de empezar a establecer políticas a largo plazo. Argentina tiene una chance, otra vez, pareciera, por lo que dicen la mayoría de los economistas, que después de este año podría haber una chance porque hay combustible, litio, una serie de factores que podrían permitirnos alguna ventaja comparativa. Qué gran oportunidad para poder hacer algunos acuerdos mínimos, para decir, de acá diez años, mitad de pobres, cuatro o cinco objetivos que sean medianamente sencillos. Pero lo veo complicado. Alberdi decía: “El político piensa en la próxima elección, el estadista en la próxima generación”, y ves poca gente pensando en la próxima generación. Hay un programa chiquito que hice para Telefe, se llamaba Presidentes y digo, voy a entrevistar a presidentes, pero de clubes, consorcios, grandes multinacionales. Una señora que tiene diecisiete consorcios en Lugano, el presidente de River, el de Ford, el de Mercado Libre, coincidían en: planificación, largo plazo, equipos. Las cuatro o cinco cosas que en la política serían revolucionarias. ¿Por qué no hacemos lo que hace cualquier tipo que está al frente de un club de barrio o de una cooperadora? Planifica, acuerda, piensa qué puede hacer, a quién puede llamar, a quiénes son los mejores que puede llamar. 

—¿A Reynaldo Sietecase en el futuro dónde te lo imaginás?

—Me imagino haciendo más literatura que periodismo, si puedo, sin dejar el periodismo, porque me apasiona, sobre todo la radio me gusta mucho. Voy a estudiar, voy a hacer un posgrado de escritura, pero vuelvo a la facultad porque es presencial, así que también me entusiasma eso, me gusta mucho la idea de volver a estudiar.

—¿En qué universidad?

—En la Untref, es una maestría de Escritura Creativa. Ojalá que la pueda sostener porque hay bastante carga horaria. Y después, tener un poco más de tiempo para leer. Te escucho hablar a veces o te leo y digo: “Cuántos libros cita, eso no lo leí y debería leerlo”, pero no lo digo con angustia, quisiera tener más tiempo para leer, por eso casi no voy a la tele, no hago entrevistas, no voy a dar charlas, se enojan mucho conmigo. Tengo ganas de escuchar a gente inteligente, tengo ganas de tener más tiempo para pensar. 

 

Un ejercicio con ChatGPT

Mediante este código QR el lector podrá encontrar en la página web de Perfil.com una versión alternativa a la entrevista  de Jorge Fontevecchia a  Reynaldo Sietecase producida con Inteligencia Artificial.

Le planteamos a ChatGPT: ¿Qué le preguntarías al periodista Reynaldo Sietecase si pudieras entrevistarlo?

Reynaldo Sietecase ChatGPT 20230812

La Inteligencia Artificial elaboró un modelo de cuestionario de diez preguntas. Se interesó por los inicios de Sietecase en el periodismo; cómo los periodistas pueden mantener altos estándares éticos y de veracidad en su trabajo; los desafíos más apremiantes para el periodismo en la actualidad; los retos que plantean las nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial y el periodismo automatizado y el papel del periodismo en la promoción de cambios sociales.

Luego le preguntamos a la IA cómo cree que respondería Sietecase cada una de las preguntas. 

En este enlace QR, el resultado de este ejercicio con inteligencia artificial.

 

Producción: Melody Acosta Rizza y Sol Bacigalupo.