El desenlace fue el peor de todos. Después de una semana de búsqueda y angustia, el cuerpo de Micaela García, de 21 años, fue encontrado en una zona inhóspita y de difícil acceso de Gualeguay. Estaba sin ropa y en avanzado estado de descomposición. Lo encontraron a unos ocho kilómetros de donde se había hallado el pantalón y las llaves de la víctima. El principal sospechoso, Sebastián Wagner, fue atrapado horas antes en el partido bonaerense de Moreno, luego de que lo delatara su madre. Se sospecha que la violó y estranguló.
El cadáver fue localizado ayer después de las 11 de la mañana en un paraje de la estancia Seis Robles, entre la ruta nacional 12 y la localidad de Calderón, en Gualeguay. Es una estancia de unas 700 hectáreas, alejada de la ciudad y con vegetación espesa, describió el jefe de la Policía de Entre Ríos, Gustavo Maslein, que comandó el operativo. El olfato de los perros fue clave para encontrarla.
“Ella quería cambiar estas cosas de la sociedad. Y el dolor no nos tiene que poner injustos”, dijo Néstor, el papá de Micaela, en las escalinatas de la Jefatura Departamental entrerriana luego de reconocer el cuerpo de su hija.
Si bien se sospecha que fue estrangulada, los resultados de la autopsia recién se conocerán hoy. A simple vista, el cuerpo no presentaba signos de haber recibido un disparo.
Captura. A las 22.45 del viernes, la madre y un hermano de Wagner, de 19 años, se presentaron “muy nerviosos” en la Comisaría 8ª de Moreno. Contaron que “hacía un rato Sebastián había vuelto” a la casa de ellos en la calle Tablada al 7700 y que “estaba armado”. De inmediato, los efectivos policiales se hicieron presentes en la propiedad.
Wagner se había ocultado en una casilla que tenía al frente un portón de chapa cerrado con candado. Los policías le gritaron que estaba rodeado y le pidieron que se entregara. El principal sospechoso intentó quitarse la vida pero el revólver que tenía falló. “Está bien, me entrego”, dijo desde adentro de la casilla
Los efectivos ingresaron al lugar y esposaron a Wagner. Así era atrapado el hombre apuntado por la desaparición de Micaela.
Ocho horas después apareció el cuerpo de la joven estudiante de Educación Física en Gualeguay, donde había sido vista por última vez.
Prontuario. Wagner había sido condenado a nueve años de prisión por la violación de dos jóvenes universitarias.
El primer caso se dio en julio de 2010, cuando Wagner sorprendió a la joven que regresaba a su pensión en calle Millán al 60. La golpeó ferozmente y abusó de ella. Cuatro meses después abusó de otra estudiante de 22 años. La obligó a subir a su auto y la violó.
Luego lo acusaron de un tercer caso, pero la Justicia no pudo atribuírselo ya que él acusó a su mellizo como el autor de ese delito.
Wagner terminó absuelto y el fiscal de aquel momento explicó que sólo un estudio de ADN que “se podía hacer en Alemania por un valor de 130 mil euros” podía dar un resultado sobre la autoría, pero que no se contaba con “presupuesto suficiente” y el “estudio no era certero en un cien por ciento”.
El 5 de julio de 2016, el juez Carlos Rossi le otorgó el beneficio de la libertad condicional (condena que tenía fecha de agotamiento el 16 de julio de 2018), a pesar de contar con informes desfavorables.
Micaela había desaparecido el sábado 1º de abril en Gualeguay, alrededor las 5.30, cuando regresaba caminando a su casa luego de salir del boliche King.
En las cámaras de seguridad del local se la vio salir sola, vestida con un short animal print y una remera blanca (indumentaria que fue hallada el viernes pasado a pocos kilómetros del lugar donde apareció el cuerpo).
Enseguida, Wagner se convirtió en el principal sospechoso. Su auto había sido visto a través de otras cámaras cerca del lugar donde a la joven la habían visto por última vez. Al corroborar su identidad los investigadores verificaron que tenía antecedentes penales por abuso sexual y la búsqueda se centró en él.
Ahora, la Justicia lo juzgará por un nuevo abuso y por femicidio. Hoy Micaela es “una más” en ser asesinada por su condición de mujer.
Gimnasta y militante de la JP
Micaela García tenía 21 años y un espíritu solidario. Todos los fines de semana ayudaba en un comedor infantil de Villa Mandarina, en Concepción del Uruguay. Estudiaba Educación Física y era una “luchadora” que “quería cambiar lo que estaba mal en la sociedad”, según recordaron sus padres.
La joven era la única mujer de los cuatro hermanos. Su papá es el decano de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) en Concepción del Uruguay y su mamá es docente. Desde chica, Micaela era una apasionada de la gimnasia artística, actividad que practicaba y hasta formó parte de delegaciones que representaron a la Argentina en distintos torneos.
En la actualidad, formaba parte de la JP Evita de Gualeguay y militaba socialmente en los barrios más humildes de Concepción del Uruguay, donde nació y pensaba volver cuando terminara sus estudios en Gualeguay. Su novio era un compañero de militancia.