La Policía Federal tiene nuevo jefe. Néstor Roncaglia asumirá el próximo martes a las 10 en reemplazo de Román Di Santo, quien dejara el cargo en medio de internas y acusaciones a la fuerza por su rol el día de la muerte del exfiscal Alberto Nisman. El designado titular fue protagonista, dos años atrás, de un hecho que podría haberle costado la vida, y la de su familia.
Ocurrió a las 21.45 del 1 de junio de 2013. Roncaglia fue sorprendido por tres delincuentes cuando llegaba a su hogar ubicado en la zona de Olivos, después de encabezar un operativo antidrogas en la zona de Campana. Lo abordaron mientras estacionaba la camioneta de su esposa en el garage de su domicilio y lo hirieron: recibió un balazo en el tórax y otro en la mano derecha.
Por el hecho, juzgaron a dos de los responsables, identificados como Gonzalo Heredia y Mariano Carbajal, de 27 y 26 años respectivamente y hermanos de parte de madre, finalmente condenados a 15 años de prisión acusados de homicidio agravado criminis causa en grado de tentativa e intento de robo agravado por el uso de armas. En la pena, también se incluyeron los cargos por el violento robo que sufrieron el juez del TOC N° 3 de San Isidro, Marcelo García Helguera, y su familia en la zona de Martínez, una media hora antes del ataque a Roncaglia.
"Mi mujer lloraba y me abrazaba en el piso y me hijo que se agarraba la cabeza y se arrodillaba. Ver eso me dolía más que mis heridas", contó en un reportaje poco después de volver a prestar servicio. Y expresó que vivió "un momento muy duro" porque "uno le pone ganas para trabajar y que pase esto me parte el corazón porque veo a la familia sufriendo".
Durante el juicio, el ahora jefe de la Federal miró a los ojos a los dos detenidos y les dijo: "No tenían derecho a hacer lo que hicieron. Arruinaron mi vida y la de mi familia. Me tiraron a matar", en el comienzo de su conmovedora declaración ante el tribunal compuesto por Hernán San Martín, Osvaldo Rossi y Esteban Andrejin, y el fiscal Eduardo Rodríguez.
Luego, manifestó que, durante su internación en el Hospital Churruca en los días posteriores al ataque, su esposa y sus hijos durmieron cada noche junto a él en su habitación. "Tenían miedo de volver a casa. Entonces tiraron un colchón y descansaron en el piso", contó.
Además, con la mirada fija en los acusados, prosiguió: "Tuvimos que mudarnos. Con mi esposa trabajamos 30 años para tener la casa que queríamos y la tuvimos que vender. Ustedes no tenían derecho de hacer lo que hicieron. Yo venía de trabajar, de luchar contra las drogas. Como policía, me la puedo bancar, pero mi familia no".
"Ese señor -dijo, señalando a Carbajal- me apuntó a la cara. Me tiró a matar. Escuché que decían 'tirale que es un rati' hijo de puta'". Roncaglia se cubrió el rostro con la mano. Eso, dijo, le salvó la vida. Podría no haber contado lo que le sucedió pero, no solo lo hizo, sino que se transformará, en pocos días, en el jefe de la Federal.