En el Senado, la postura del kirchnerismo está cada vez más aislada. Cristina Kirchner la transmite a otros legisladores a través de la cuñada de su hijo Máximo, Virginia García, y de Anabel Fernández Sagasti, senadora por Mendoza y de La Cámpora. Pero encuentra cada vez menos eco.
Todo puede cambiar, no obstante, si los pronósticos del kirchnerismo aciertan y al gobierno de Mauricio Macri no se le cumplen las expectativas económicas. Pero, por lo pronto, varios senadores del bloque del Frente para la Victoria se mostraron ofuscados con las visitas de la cuñada de Máximo.
“Imaginate que ni siquiera es Máximo, es la cuñada la que manda decir lo que piensa Cristina. Los senadores pretenden que, como mínimo, llame ella”, se quejó un colaborador de uno de ellos. De todos modos, la ex presidenta no busca imponer posturas, sólo transmitir su opinión. “Ella sabe que no funciona más mandar órdenes y a través de terceros”, contó otro asesor de uno de los senadores peronistas.
El kirchnerismo en el Senado se mantiene con cinco legisladores. Hubo un intento por desbancar a Miguel Pichetto de la jefatura del bloque, pero el rionegrino salió fortalecido. Sin embargo, y pese a las diferencias, cerró filas por las causas judiciales contra Cristina. “En los países serios protegen a los ex presidentes”, opinó. Y agregó: “No tiene por qué saberlo todo”, dijo sobre la venta de dólar a futuro, causa por la cual el juez Claudio Bonadio la llamó a declaración indagatoria.