Es una norma de la CGT reunificada desde 2021: los secretarios generales, Pablo Moyano, Héctor Daer y Carlos Acuña, realizan actividades por separado, mantienen su propia agenda y ofrecen señales políticas disímiles, al ritmo de la interna del Frente de Todos. Pero, si en algo coinciden, es en mantener la unidad de la central obrera “a toda costa” pese a las diferencias.
Esta semana, Pablo Moyano tuvo dos gestos que despertaron atención. El primero se vio el último miércoles: acompañó con su firma, junto a dirigentes de la CGT de su confianza y las dos CTA, además de sindicalistas identificados con el kirchnerismo, una propuesta de impuesto a la riqueza para cancelar la deuda con el FMI, que incluyó críticas al pacto que cerró el Gobierno porque “conlleva en términos de pérdida de soberanía sobre nuestras políticas económicas, fiscales y cambiarias”.
Sindicalistas kirchneristas piden que vuelva el impuesto a la riqueza
Un proyecto que encuentra sintonía con la iniciativa de senadores del Frente de Todos identificados con Cristina Kirchner, que piden pagar compromisos con el organismo internacional con “un aporte especial de emergencia” sobre fondos “que fueron fugados y no están declarados ante el fisco”.
El segundo gesto se observó ese mismo miércoles, y para clausurar la jornada: el líder de Camioneros se reunió con Máximo Kirchner, encuentro que se coronó con una foto. “Mantuvieron una charla política y gremial, conversaron sobre la situación que está atravesando el país y la actualidad laboral de los trabajadores”, informó Camioneros sobre lo sucedido.
Mientras que Daer, Acuña, Andrés Rodríguez y Antonio Caló, entre otros referentes, mantuvieron un cara a cara con Alberto Fernández en la sede de Sanidad, el último lunes. Y el miércoles participaron de un homenaje, con el jefe de Estado, de la conmemoración por los cuarenta años de la movilización gremial por Paz, Pan y Trabajo; Hugo Moyano estuvo entre los presentes pero no su hijo Pablo.
Existió otro cónclave que no incluyó a Pablo Moyano: el que se dio el jueves en la sede del Ministerio de Economía entre funcionarios del ala del Presidente, representantes de la UIA y Daer, Acuña y Rodríguez. Un acuerdo “tripartito” para poner en marcha “una mesa de diálogo y concertación social tendiente a fortalecer la reactivación económica”.
Estas divergencias de agenda y posicionamientos, con un Héctor Daer que criticó a La Cámpora y defendió el acuerdo con el Fondo en el Congreso, por ejemplo, no son extrañas en el ecosistema gremial y los entornos de los dirigentes así lo transmiten. Desde los “gordos” reconocen ante PERFIL que “hay ruido interno” aunque sostienen que “la unidad está garantizada”. “Costó muchísimo conseguir la reunificación, hay que resguardarla como sea”, agregan.
Para el moyanismo, la fractura que “se busca instalar” no tiene eco en la realidad y aseguran que “Pablo va a preservar la unidad a toda costa, que se piense distinto no significa una ruptura”. A su vez, dejan en claro que los secretarios generales mantienen contacto permanente.
Alberto Fernández: exorcista de demonios inflacionarios
En este contexto, la Casa Rosada buscó acercarse al hijo de Hugo: el viernes, fue invitado a Casa Rosada y charló con Julio Vitobello, secretario general de la presidencia. El objetivo pasó por afinar una relación que este año estuvo convulsionada por las protestas del camionero contra ministros del riñón del jefe de Estado, como Claudio Moroni y Carla Vizzotti, por la falta de cobertura de las ART a tratamientos de coronavirus.
Tras la foto de su hijo con Máximo Kirchner, Hugo Moyano apoyó a Alberto Fernández. “Yo estoy con el Gobierno”, dijo el histórico sindicalista en declaraciones a IP y agregó que “al Presidente lo veo muy bien”.
Consultado sobre la situación económica del país, expresó que la escalada de precios no es un problema solo del gobierno nacional, sino que también sucede en los demás países.