Con un acto con liturgia peronista, Mauricio Macri relanzó ayer el frente Cambiemos junto a sus socios de la UCR y la Coalición Cívica. Con dardos hacia el kirchnerismo y elogios a la oposición, aseguró que no quiere “que el trabajo público sea una cueva de La Cámpora” y que no va a “hablar sin escuchar” y “menos en cadena nacional”. El acto en el microestadio cubierto de Ferro contó con unas cinco mil personas. Con un look descontracturado –zapatillas, pantalón color caqui y camisa celeste–, destacó la figura de María Eugenia Vidal, la candidata a gobernadora, que tímidamente saludó. “¿A quién le vas a confiar a tus hijos, a María Eugenia o a Anibal Fernández?”, razonó. Luego apuntó a sumar votos: “Tenemos que representar a ese más del 60% de los argentinos que quiere un cambio. Me refiero a los peronistas que no están de acuerdo con el kirchnerismo, a los socialistas, a los trabajadores”. También, reiteró que el titular de la UCR, Ernesto Sanz, será su “ministro de Justicia” y adelantó: “No voy a sacar o poner jueces a nuestro antojo, vamos a respetar la independencia de la Justicia”. “No voy a mentirles ni con el Indec ni con la pobreza. No vamos a quitarle la ayuda social a nadie y no nos vamos a creer los dueños del Estado”, expresó, y cerró su acto con la frase: “Esta Argentina la hacemos todos juntos, carajo”. Antes de él, Gabriela Michetti, su candidata a vice, expresó que se trataba de un “momento histórico”. Pidió un “volantazo” y apuntó al Gobierno: “No pueden demostrar una declaración jurada y necesitan un juez que los salve. No quiero ese país”, disparó. De los dirigentes que coparon la primera fila, fue Elisa Carrió la que tomó antes la palabra. “Si estamos ganando la Provincia con María Eugenia, no hay Massa y no hay Scioli que impidan ir a una nueva República”, arengó. Sanz evocó a Raúl Alfonsín y pidió no descansar
