POLITICA
cambio de formato y nuevas disputas

Massa juega para que el fútbol vuelva a la AFA

Armó una reunión en su casa a fines de enero. A partir de ahí, dos de los dirigentes que le responden, Ameal y Russo, pidieron terminar con la Superliga, que maneja una caja de $ 6.200 millones al año. El rol de Tinelli y de Máximo.

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En cancha. El presidente de Diputados, históricamente vinculado al fútbol a través de Tigre. | cedoc

Si hubiera que marcar el momento exacto en que los dirigentes del fútbol argentino empezaron a demoler a la Superliga, habría que remontarse a una noche de fin de enero, cuando Claudio Tapia, Marcelo Tinelli, Jorge Amor Ameal y Nicolás Russo se dejaron fotografiar en una casa que no era la de ninguno de ellos. Varias personas aseguran que ahí empezó todo. Pero lo curioso no fue el cómo ni el cuándo sino el dónde: el anfitrión de ese encuentro fue el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, quien en las últimas semanas ayudó a amalgamar el interés de cada directivo para que todo el poder –y el dinero– del fútbol argentino vuelva a la órbita de la AFA.

En esa noche, Massa invitó a los cuatro hombres que necesitaba para darle sustento a su idea. Con un pie en el fútbol desde sus épocas de intendente de Tigre, uno de los referentes del Frente de Todos consideró que las condiciones estaban dadas para erosionar a la Superliga y que la organización del torneo de Primera volviera a ser potestad de Viamonte 1366. Experto en acumular poder en diferentes espacios, Massa se asentó en AFA por la buena relación que mantiene con Claudio “Chiqui” Tapia, y porque el triunfo de Ameal en Boca impulsó su poder e influencia en esa arena.

 

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El proyecto de la AFA que quiere ponerle fin a la Superliga

Pero la AFA actual, con el torneo de Primera organizado y administrado por la Superliga, era casi un holograma de lo que había sido. Mantenía el poder simbólico, pero no el económico. Recuperar la caja de 6.200 millones de pesos anuales que maneja la Superliga era, de alguna manera, recuperar la vieja AFA a la que Grondona comparaba con un ministerio. Lo que pasó este mes, entre aquella reunión en la casa de Massa y el final anunciado de la Superliga, puede explicarse por ese lado.

La estrategia. Massa tiene dos alter egos en la dirigencia del fútbol argentino. Uno nuevo, que es Ameal, y otro histórico, que es el presidente de Lanús, Nicolás Russo, actual diputado provincial y viejo referente del Frente Renovador en el sur del conurbano bonaerense. Fue Russo, luego del encuentro en la casa de Massa, quien empezó a cuestionar el manejo dirigencial y financiero de la Superliga. La excusa era el reinicio del torneo, cuestionado por la mayoría de los clubes porque no contaban con los futbolistas que participaban en el preolímpico con el seleccionado argentino sub 23. Russo criticó “el doble comando” y exigía una nueva repartición del dinero por los derechos televisivos.

Ameal se sumó días después y en reiteradas ocasiones. El último domingo, en una entrevista con PERFIL, lo dijo sin vueltas: “La Superliga está terminada. Los que defienden sociedades anónimas en el fútbol defienden a la Superliga. A corto plazo nos vamos a dar cuenta de que es una cáscara vacía”.

Con Massa instalado en una AFA que tonificará su poder y sus cuentas, el ala purokirchnerista del Frente de Todos también volvió a posar su mirada en el edificio de Viamonte. Como pasaba en 2016 cuando la AFA estaba rota e intervenida y la Superliga aparecía como una solución, Santiago Carreras, ex diputado provincial y dirigente de Boca en la agrupación del sindicalista Víctor Santa María, es el hombre enviado por Máximo Kirchner para reunirse con los presidentes de los clubes. De un lado y del otro lo aclaran: “No hay una disputa entre el massismo y el kirchnerismo. Necesitamos trabajar y solucionar un montón de cuestiones que involucran a los clubes y al Estado”. Entre ese montón de cuestiones hay temas sensibles que en un futuro podrían generar chispas para cualquier lado, como el proceso licitatorio de las apuestas online, hoy congelado, o el decreto 1.212, firmado en 2003 y modificado por el macrismo, que otorga una alícuota impositiva especial para instituciones deportivas.

Crecen los rumores del fin de la Superliga y el fútbol codificado

¿Y Tinelli? Como todo vuelve, el que volvió también fue el ex presidente de Banfield, Eduardo Spinosa, quien articuló para acercar al empresario televisivo y presidente de San Lorenzo al “Chiqui” Tapia. Tinelli podría encabezar la nueva Liga de Fútbol Profesional, el nombre elegido para la nueva organización del torneo. Sin embargo, su rol más importante no sería ése: por eso, de hecho, fue uno de los invitados a la casa de Massa en enero. Lo explica de modo ilustrativo uno de los dirigentes que puede cambiar el destino de cada reunión: “Si dentro de AFA Tapia es Massa y Carreras es Máximo, Tinelli es Alberto. Porque Alberto no quiere saber nada con el fútbol, pero ahí hará lo que le diga Marcelo”.

¿Y el contrato de la TV?

Desde que la Superliga empezó a contar sus días porque los dirigentes acordaron volver a administrar el torneo de Primera desde la AFA, Fox y Turner, las dos empresas que tienen los derechos televisivos del fútbol argentino, entraron en pánico. Si bien ningún dirigente se atreve a decir que el contrato se cancelará, todos coinciden que se necesita una indexación por las constantes devaluaciones que hubo desde 2016, cuando las dos empresas firmaron su vínculo por cinco años, con la posibilidad de extenderlo otros cinco. En ese momento, Turner y Fox le garantizaban a los clubes un monto a repartir de 3.200 millones de pesos por año. Aunque hubo actualizaciones, los dirigentes aseguran que los montos quedaron desfasados. “Hay una teoría jurídica que es la teoría de la imprevisión: vos no podés prever que el dólar saltara por los aires, que la plata dejara de ser plata. Entonces todos esos términos hay que reverlos”, le dijo a este diario Jorge Amor Ameal. ¿Podría volver un Fútbol Para Todos acotado? Por ahora, es una palabra prohibida. Nadie sabe hasta cuándo.