POLITICA
Entrevista

María Eugenia Vidal: “No me califico porque nunca me aprobaría, fue un año difícil pero empezaron los cambios”

La gobernadora bonaerense repasa su primer año de gestión. Dice que el Presidente se alegra de que ella lo supere en las encuestas y que va a sumar a Cambiemos “a todos los que sean valiosos”.

Maria Eugenia Vidal Vital Temes
Dibujo de Temes | Pablo Temes

Terminó el año más trascendente de su carrera política, pero, acaso, también personal. Separada y en medio del torbellino que implica gobernar Buenos Aires, María Eugenia Vidal no abandona su sonrisa. En una entrevista con PERFIL habla de Macri, del PJ, del juego y de su vida privada.

—En un balance de 2016, ¿estás más cerca del 10 o del 1?

—No me voy a calificar porque nunca me aprobaría (se ríe). No me apruebo nunca, siento que fue un año difícil pero que también pudimos empezar a hacer cambios profundos que la gente había votado. Desde las reformas en la policía hasta el servicio penitenciario, la lucha contra la corrupción, haber puesto límites como la reelección indefinida de los intendentes.

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—¿Lo peor ya pasó?

—Tengo mucha esperanza, y los economistas coinciden, en que la Argentina va a crecer. La obra pública se reactivó y en marzo va a haber más. No fue un año fácil: tuvimos que sincerar la pobreza, la inflación, lo que se trataba de tapar, y enfrentarlo, como con los tarifas.

—¿Te sorprendió la salida de Prat-Gay?

—No lo sabía, pero entiendo que el Presidente haga cambios a fin de año después de haber evaluado a su equipo. Yo los hice también durante el año. Los gabinetes están en función de etapas de la gestión, y a veces quien puede ser importante en una etapa no lo es tanto en la siguiente.

—¿No te hace ruido que el Presidente lo haya echado estando en Villa La Angostura?

—Fue su decisión. Después, los tiempos, las formas, son parte de las decisiones que tiene la facultad de tomar. Lo más importante es que él tenga al lado las personas que considera para llevar los cambios adelante, y que haga todos los cambios que hagan falta.

—¿Cómo llega Macri a este fin de año?

—Tiene el cansancio natural de una persona que ha puesto mucho de sí mismo, como lo tengo yo. Pero Mauricio tiene una gran cualidad y es que él no descubrió el poder con la política, lo conocía de antes, y no se deja deslumbrar por el poder. Entonces sigue siendo quien es, a pesar de que ha tenido un año de mucho trabajo, de mucha exigencia.

—¿Se pone contento cuando mira encuestas en las que vos medís entre 10 y 15 puntos más que él?

—Yo sé que los analistas no me van a creer, pero a Mauricio no le importa nada. Siempre me ayudó, me alentó, se alegró genuinamente por mi crecimiento y apostó por mí. Estoy segura de que si me va bien, no hace más que alegrarse porque soy parte de su equipo y en un punto no estaría donde estoy si él no hubiera creído en mí. Así que, estoy segura de que está contento. Y me lo dice, que es lo más importante.

—¿El Presidente suele halagarte?

—Mauricio no es del elogio fácil. Pero cuando te elogia lo hace de corazón. Sé que me tiene afecto personal y que valora mi trabajo y del equipo de la Provincia. Me lo dijo muchas veces a lo largo del año. Como yo admiro y valoro el esfuerzo que hace. Podría haber elegido algo mucho más cómodo y eligió exponerse, y tomar decisiones difíciles porque no es un político tradicional que mire el corto plazo.

—¿No se fastidió con el boleto estudiantil o la incorporación de dirigentes del PJ bonaerense?

—No es verdad. Nunca en todo el año me manifestó una diferencia en relación con las incorporaciones que hice, de hecho muchas fueron habladas con él antes, y las discutimos juntos. No es cierto lo del boleto, sí quizás con el Ministerio de Transporte tenemos miradas distintas de cómo implementarlo.

—¿Creés que Macri va por la reelección en 2019?

—El dijo públicamente que sí. Espero que sí. Creo que los procesos de cambio que Mauricio empuja son muy profundos y van a necesitar más tiempo, como pasó en la Ciudad.

—¿El año que viene se complicará la buena sintonía con Sergio Massa?

—Depende quiénes sean los candidatos, es normal que en competencia electoral se generen tensiones, es parte de la democracia. El ocupa un rol como opositor. Es alguien que votó la gente y es un interlocutor con el que tenemos que hablar como Margarita (Stolbizer) o el FpV.

—¿En 2017 serás una gran electora?

—La que elige siempre es la gente, por suerte. En la elección se discute el candidato y la gestión también. Y es inevitable: en las elecciones intermedias se pone en cuestión la gestión y estoy dispuesta a dar la discusión haciéndome cargo de lo que falta y de lo que hicimos.

—En el gabinete nacional hay un 14% de peronistas, en el tuyo, 43%. ¿Vos creés realmente que no hay una diferencia política sustancial?

—No lo veo así. Primero que hay muchos peronistas que trabajan conmigo, como (Federico) Salvai, hace diez años. A Cristian (Ritondo) lo conozco hace mucho tiempo. No todo es igual. Por otro lado, cada vez que tuve que elegir a alguien pensé quién era el mejor. Cuando sumé a Facundo Manes no pensé si era radical. O con Gustavo Ferrari (Justicia), que es una persona muy capaz, no pensé si venía del sciolismo. Acá no hay ningún Messi, incluyéndome.

—Pero los últimos dos funcionarios que sumaste son del PJ: uno massista (Joaquín de la Torre) y el otro kirchnerista (Francisco Echarren, en Vivienda).

—En el caso de Joaquín, el que me conoce sabe que siempre lo valoré. Con Echarren empecé a tener vínculo como gobernadora, y la verdad que hizo un trabajo en tierras en su distrito (Castelli), no hubo ninguna especulación política. En Castelli la gente nos vota y eligió un intendente del FpV. Me presentó un buen proyecto, es joven y tiene ganas. Entonces, ¿por qué no?

—Porque formó parte del kirchnerismo, porque trabajó codo a codo con Julio De Vido y porque era parte de la liga de intendentes de...

—(Interrumpe.) Bueno, codo a codo con De Vido no...

—Era parte de Los Octubres, los peronistas del ex ministro...

—Era parte de un grupo de intendentes... Para mí que haya sido parte de un grupo de intendentes no le vi ninguna contraindicación ni moral ni de gestión. Estuvo bueno que se incorpore y seguir ampliando, mostrar que no somos un espacio sectario y que la gente valiosa tiene un lugar.

—¿Entonces seguirías ampliando Cambiemos?

—Voy a sumar a todos los que crea valiosos y Cambiemos lo sabe. Nos tenemos que fortalecer. Cambiemos no puede ser un lugar cerrado, eso fue el kirchnerismo.

—Le das la razón a Emilio Monzó.

—Hay mucho de macrismo. Si mirás cómo Mauricio construyó su historia en la Ciudad, se hizo un espacio muy diverso: con radicales, peronistas, gente como yo que no venía de un espacio político previo, gente del sector privado, y construyó muy bien.

—¿Cómo combatís el “sividalismo”, es decir, aquellos que te dicen todo que sí?

—(Se ríe.) No estaría funcionando en mi caso. No siento que me hagan un diario de Yrigoyen, tengo un equipo que sabe que tiene la confianza para decirme la verdad y además el hecho de que esté fuera de mi oficina, que salga a la calle todos los días combate mucho el “relato”. Una de las cosas que aprendí este año es que los cambios no se van a dar todo lo rápido que espero. No quiere decir que no me enoje, que no sea exigente y que no sea una jefa bastante difícil. Pero tengo un gran equipo.


Primer fin de año separada: “Fue una Navidad distinta”

Vidal redecoró su despacho en el centro porteño y también el de La Plata. En una plancha de corcho se destacan fotos con sus tres hijos (Camila, de 16, María José, de 14, y Pedro, de 9), una de ella de pequeña (que le sacó una de sus tías) y dibujos de su hijo. También, un original regalo del flamante procurador, Julio Conte Grand (quien fue su abogado en la gestión): dos muñequitos de Heidi y el Abuelito. Le gustaba Heidi. Era, con la Pantera Rosa, uno de sus dibujos animados predilectos a finales de los 70, cuando peleaba con su hermano Nicolás por el control de la única TV que tenían los Vidal-Cascallares en calle Bonifacio, de Flores. Hoy su vida cambió rotundamente.

—¿Cómo fue tu primera Navidad separada?

—Sin duda fue una Navidad distinta como la primera Navidad de cualquier persona que decide separarse. Pero creo que logramos un buen equilibrio, pasaron el 24 con su papá y el 25 conmigo. Todos pudimos compartir la Navidad de alguna manera.

—La pregunta más original del periodismo: ¿estás de novia?

—(Exclama “oh” y se echa para atrás con una sonrisa.) No, no estoy de novia.

—¿Pero tenés ganas de enamorarte?

—No creo que pase eso. Creo que el amor no se busca, se encuentra. Y que llega cuando tiene que llegar. Hoy no me pasa y estoy terminando un año difícil de mucho cambio pero que me enseñó mucho también. Y hay que aprender de cada etapa y no apurarse, no acelerar ningún proceso.

—¿Seguís regalando vírgenes?

—Sí, me gustan. Lo hacía antes de ser gobernadora y lo voy a seguir haciendo. Una virgen es una buena compañía para tener cerca, un buen apoyo.


Juego en la Provincia: “No tengo vínculo con Angelici”

Desde que asumió, la gobernadora bonaerense se negó a tener vínculo con las poderosas empresas del juego cuya cara visible es Daniel “el Tano” Angelici, presidente de Boca y amigo de Macri.

—¿Cuál es tu vínculo hoy con Angelici?

—No tengo vínculo. No nos vemos hace bastante tiempo. Yo lo veía a través de mi vínculo con Mauricio. Pero no, no tengo vínculo.

—Dado que al final la Legislatura provincial aumentó los impuestos al juego, ¿no hubiera sido mejor que el Ejecutivo sea el que solicite aumentarlos?

—Fueron nuestros diputados. Era mejor operativamente incluirlo en la ley que votaba la Cámara. ¿Para qué mandar un proyecto que ya se estaba discutiendo? Y se votaron las dos cosas: el aumento de Ingresos Brutos y el valor de la entrada.

—¿Tuviste presiones para que no aumenten los impuestos al juego?

—De manera directa, no. Nadie habló conmigo. Ya a esta altura saben que hablar conmigo no tiene sentido (se ríe). El sector manifestó su disconformidad con la suba de impuestos y es normal.