Las sucesiones, peleas familiares y disputas legales aportan una ventana de oportunidad para descubrir negocios ocultos, según parece evidenciar el caso de la familia Venegas. Otra pelea judicial familiar también dejó en evidencia los negocios ocultos de un empresario sobre el que siempre pesó la sombra de sospecha por sus vínculos con la dirigencia de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).
La disputa en cuestión se disparó entre los herederos de Julio Vicente Raele, el empresario que fue sindicado como presunto testaferro de Lorenzo Miguel, el histórico líder de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y su sucesor, Antonio Caló. Raele era el titular de la aseguradora Instituto de Seguros SA. Esta firma formaría parte de un esquema de pagos paralelos a la dirigencia del gremio, según sostuvo la fiscal del fuero Penal Económico Gabriela Ruiz del Moral, en el auto de imputación que dictó hace dos años contra la conducción metalúrgica.
Un ex abogado del gremio, Segundo Pantaleón Córdoba, que fue descubierto en viaje a Uruguay con unos 800 mil dólares en 2011, denunció que el dinero negro formaba parte de un esquema de retornos. Cada integrante de la comisión directiva de la UOM recibía, aseguró, 20 mil dólares mensuales, entre 1987 y 2008. Era, afirmó Pantaleón Córdoba ante la Justicia, un retorno por los contratos de seguros de vida y sepelio de los afiliados metalúrgicos.
En su única declaración sobre el tema, Caló descalificó al acusador y la denuncia, al señalar que el ex abogado fue denunciado por su gremio “en cuatro juicios por estafa y asociación ilícita”. Sin embargo, en la sucesión de Raele aparecen datos sugerentes.
En diciembre de 2013 el titular de la empresa señalada como parte del esquema de retornos falleció. Su hijo, Julio, se enfrentó legalmente a su madre y hermanas, y se disparó una búsqueda de bienes ocultos. El tema fue resuelto al interior de la familia un tiempo después, pero las huellas quedaron en el expediente al que accedió PERFIL. La difusión de datos sensibles se amplificó, porque Raele mantuvo una disputa con los abogados que contrató al inicio de la sucesión.
En un escrito presentado por su ex representante legal, en reclamo de sus haberes, se indica que Raele “sospechaba que su señora madre y su hermana que manejaban la aseguradora Instituto de Seguros SA no le continuaría suministrando, además de su remuneración mensual como gerente de la entidad, el plus salarial de 20 mil dólares que le daba el padre mensualmente”. La cifra coincide con los presuntos pagos que recibían los directivos de la UOM por lo que despierta las sospechas de un negocio compartido, donde los límites entre el empresariado y el sindicalismo se desdibujan.
En el escrito, fechado el 7 de junio de 2016, que lleva la firma de Héctor Eduardo Leguisamón, el ex abogado de Raele, también se indica que el hijo del presunto testaferro de la UOM expresó preocupación por “las cuentas bancarias en el extranjero (principalmente en Suiza) que él sabía que existían pero desconocía los bancos en que se encontraban”.
En audiencias posteriores, los familiares llegaron a acuerdos privados. Pero eso no impidió que se enumeren en el expediente, además de las cuentas en Suiza y el “plus” de 20 mil dólares, campos, empresas, alhajas y hasta un pequeño arsenal de armas. En la única entrevista que concedió Julio Vicente Raele dio una definición sobre su concepción del sindicalismo: “El gremialista tiene que estar siempre cerca del poder”.