POLITICA

Poca euforia, motosierras y aplausos al ajuste: las reacciones de la calle al mensaje de Javier Milei

Los seguidores de La Libertad Avanza escucharon el discurso de asunción del presidente fuera del Congreso. Acompañamiento y realismo sobre el tiempo que se viene.

Congreso en la previa de la asunción
Congreso en la previa de la asunción | AFP

“Nos dijo la verdad. Se viene un ajuste de la concha de la lora”, responde una mujer apenas termina el discurso de asunción de Javier Milei. Lleva puesta una camiseta de Argentina, los párpados pintados de celeste y camina despacio entre la multitud que se desconcentra de manera tranquila. Todos los que están a su alrededor llegaron tempranísimo, alrededor de las 7 de la mañana, para ubicarse en la primera fila frente a la explanada del Congreso. Se aguantaron el calor agobiante, cantaron y agitaron banderas. Pero el tono sobrio de “El León” también se respiraba entre sus seguidores.

La parafernalia libertaria, por supuesto, estuvo presente en la Plaza del Congreso. Hubo motosierras, dinosaurios inflables, máscaras de Milei, dólares gigantes, peluches de Pochita y disfraces de leones. También hubo cantos y bombos. Sin embargo, la euforia que marcó el pulso de la campaña de La Libertad Avanza, este 10 de diciembre se convirtió en otra cosa, en algo que mezcla aceptación y acompañamiento al nuevo presidente.

Nil Katzuri tiene 36 años, es empleado de una empresa y llegó a las 7.30 desde el barrio porteño de Mataderos con un grupo de compañeros de la comuna 9. Se sumó a La Libertad Avanza hace alrededor de dos años y en las últimas elecciones fue fiscal general. “Lo que más me gusta es que Javier da explicaciones de las cosas que quiere hacer. Yo no soy economista, y no tengo conocimientos técnicos, pero lo que dice me parece lógico y eso es mucho más que lo que dicen los demás. Plata y miedo nunca tuve. ¿Cómo voy a tener miedo que suban los precios si suben hace un montón?”, dice una hora antes de que Milei llegue al Congreso.

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Nil conoció a Mario Eguía entre la multitud. El hombre de 71 años llegó desde el partido bonaerense de Rauch para acompañar la asunción. Viajó en un auto compartido con otras personas de su ciudad y de Ayacucho. En su localidad fue candidato a segundo concejal, pero no logró entrar. “Al campo le robaron durante décadas con las retenciones y el dólar atrasado. Si arranca el campo arranca el país y el ajuste es una necesidad imperiosa”, asegura. 

amigos

La dupla de recientes amigos consiguió que los organizadores levanten una tela que cubría la estructura del corralito de prensa. Ellos aplauden. Llevan cuatro horas al rayo del sol y si no les hacían caso se perdían la oportunidad de ver de cerca a su nuevo presidente. 

La mayoría de los que están adelante tienen algún tipo de participación activa en La Libertad Avanza. Hermes Talavera levanta una pala y posa para todos los fotógrafos. Tiene 29 años, es gasista y estudia electricidad. En la campaña fiscalizó y caminó por los barrios de su ciudad, Corrientes. “Ahora vinimos en dos colectivos. Queremos que el liberalismo llegue a todas las provincias y creemos que la salida es el laburo”, dice. 

pala

Algo parecido repite Lucía Isasi Martínez, referente del Partido Libertario de Trelew, Chubut, que manejó 1400 kilómetros para llegar a la asunción. “Hay muchas personas que tienen miedo del ajuste, pero nosotros les decimos que hay que tener miedo de quedarnos como estamos”. La mujer cuenta que también pertenece a Mujeres por la Patria, un espacio conformado “por mujeres liberales de todos los espacios políticos, menos del peronismo y de la izquierda”. En ese terreno, de Milei valora que “está a favor de la vida”. 

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Aunque el concepto tuvo menos presencia que en otras convocatorias de La Libertad Avanza, en la multitud hubo banderas y carteles contra del aborto y contra la “ideología de género”. El grupo “Con mis hijos no te metas”, que se opone a la Educación Sexual Integral en las escuelas, fue uno de los que se destacó.

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El operativo de seguridad movilizó a unos 7 mil efectivos. La Plaza del Congreso fue prácticamente un espacio blindado: hubo un cordón de policías de la Federal que custodió el frente del edificio durante toda la mañana y francotiradores preparados dispersos en distintos edificios vecinos. La presencia de mandatarios internacionales hizo que los protocolos, que ya de por sí son exigentes en este tipo de eventos, fueran mucho más rigurosos. 

Apenas llegó al Congreso el expresidente de Brasil Jair Bolsonaro se acercó a las vallas a saludar. La gente lo recibió como si fuera un rockstar. Le pedían selfies y le chocaban las manos. En público, además de las banderas argentinas, las brasileñas y venezolanas fueron las que más presencia tuvieron. 

Quizás uno de los cantos más sorprendentes fueron los que el público hizo a favor del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. “Zeleeenski, zeleeeenski”, arengaban los seguidores de Milei cuando supieron que el dirigente había llegado al edificio y cuando se asomó en el escenario que se montó en las escalinatas del Congreso. 

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También hubo abucheos permanentes y estuvieron dirigidos durante toda la jornada contra Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Cuando el presidente saliente llegó al edificio, alrededor de las 11.30, los seguidores de Milei empezaron a gritar: “Hijo de puta, hijo de puta”. Lo mismo repitieron cuando apareció en pantalla gigante la vicepresidenta. 

Unos minutos después de la llegada del presidente saliente estacionó el auto que trasladaba a Victoria Villarruel. Una vez más la gente explotó en aplausos. Ella saludó y se metió al edificio. 

Al menos en las inmediaciones del Congreso y cerca de la gente no hubo dirigentes de La Libertad Avanza. Los únicos que aparecieron, minutos antes de que saliera del edificio Milie, fueron sus tres personas de confianza de su equipo de prensa: el documentalista Santiago Oria y los encargados de las redes, Iñaki Gutiérrez Eugenia Rolón. Aunque varios de los seguidores los llamaron y les pidieron fotos, solo la joven atinó a levantar la mano y saludar. 

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Más de uno se sorprendió cuando vio a Milei y a Cristina saludarse de buena manera, intercambiar algunas palabras y hasta una risa. El desconcierto en el público fue notorio. “Ella le tocó el bastón presidencial para ensuciarlo. Le debe haber puesto un polvo mágico porque es una bruja”, le comentó una señora a otra al final del discurso, con una seriedad digna de mejores causas. 

A Milei se lo escuchó con atención y el público celebró cada vez que el presidente anticipó cómo va a ser su Gobierno. Los aplausos más fuertes se escucharon cuando comparó estas elecciones con la caída del Muro de Berlín, cuando aseguró que el ajuste tiene que caer más fuerza sobre el sector público que sobre el privado, cuando se refirió a los piquetes diciendo que “el que corta no cobra” y cuando repitió su nueva frase de cabecera: “No hay plata”. 

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Los seguidores de La Libertad Avanza insisten en que ellos no son iguales que los demás. Al final del discurso de asunción, un sub veinticinco alto y musculoso se paseaba entre el público con una bolsa de residuos. “Dejemos la plaza limpia, por favor”, repetía. Los demás le hacían caso y tiraban sus botellas de agua. 

Sin embargo, y como no podía ser de otra manera, la Plaza del Congreso también sirvió de escenario para hacer demostraciones de fuerzas internas. El armador bonaerense Sebastián Pareja empapeló las inmediaciones del edificio con carteles con su nombre y el monumento de los dos Congresos estuvo tapado con banderas con el nombre de su agrupación, “La Juan Bautista”: 

Tal y como comenzó a suceder luego del Pacto de Acassuso, las banderas argentinas fueron muchas más en cantidad que las típicas Banderas de Gadsden, las amarillas con la serpiente en el centro que se popularizaron con el ascenso de Milei en la política. Todo era blanco y celeste: la ropa, los maquillajes, los carteles. 

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Las localidades del conurbano bonaerense se hicieron notar con banderas y pasacalles gigantes. Una de las más grandes decía “el equipo liberal de Moreno apoya a Milei”, con una foto del presidente y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich

A medida que el público se alejaba de la valla frente al Congreso la congestión de personas comenzaba a aflojar y ganaban terrenos los vendedores. La banderas se ofrecían a unos tres mil pesos, los gorritos a cuatro mil y las máscaras de Milei a dos mil. Sin embargo, lo que más cotizó en la jornada fueron las botellas de agua y su preciop era variable: podían conseguirse por 600, 700 o 1000 pesos. Al parecer, en el primer acto del libertario ya como presidente, el mercado no se puso muy de acuerdo. 

Al lado de un puesto de comida hay un grupo de amigos. De fondo se escucha la batucada de "La banda del León", un grupo porteño que organiza eventos para apoyar a Milei. Los jóvenes son de Chaco y, salvo uno que viajó exclusivamente para la asuncnión, todos viven en Buenos Aires. Tienen poco más de veinte años y están convencidos de que la Argentina que viene será mejor. "Me preocupan los aumentos de la cuota de la facultad. Un paquete de fideos cuesta 1500 pesos. Mis papás son médicos y cobran una miseria. Si no fueran porque trabajan en el sector privado no me podrían haber mandado a estudiar", cuenta Carolina Vicente. Francsico Recalde coincide: "Espero que aumenten los sueldos. No alcanza la plata ni para comer", se lamenta. 

Mieli utilizó siete veces la palabra ajuste en su discurso de asunción. El grupo de amigos dice ser conciente de lo que significa en el corto plazo. "Valoramos que fue sincero y que nos dijo la verdad. No va a poder cambiar todo de la noche a la mañana", coinciden. 

CP