Una resolución sobre el protocolo sobre la interrupción legal del embarazo se transformó en una batalla de poder dentro de Juntos por el Cambio, que terminó ayer con la renuncia del secretario de Salud, el radical Adolfo Rubinstein, una pelea por la conducción de la futura oposición y el malestar en el gabinete del presidente Mauricio Macri.
Las evidentes fricciones con el debate sobre la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) pusieron de manifiesto no solo las diferencias entre un sector fuerte de la UCR y otro del PRO, sino que esconden una disputa de poder que incluye los lugares que se tendrá que repartir la futura oposición, según aseguran a PERFIL en un sector de la Casa Rosada.
Todo comenzó el miércoles, cuando Rubinstein emitió una resolución con su sola firma para darle rango de norma a un protocolo de acción para los casos de aborto no punible (violación y/o peligro para la salud de la mujer). Su superior, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, se enteró por una serie de mensajes de los “celestes” y por un tweet de Rubinstein. Tomó el teléfono y habló con el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Le preguntó que sabía del tema. Peña respondió que no estaba al tanto y le dijo que lo echara a Rubinstein por haberla “puenteado”. Stanley le respondió que sea él quien lo eche. Terminaron acordando que el tema sería llevado a la reunión de gabinete del jueves, con la presencia de Macri.
Internas. En el medio, los principales dirigentes radicales salieron en conjunto a respaldar la resolución y al propio Rubinstein. Raro: el secretario de Salud había estado en Casa Rosada a comienzos de semana. ¿No avisó nada a nadie? ¿Por qué la Iglesia no repudió de manera generalizada la resolución? ¿Alfredo Abriani, el secretario de Culto que responde a Peña, les avisó que no correría antes o después?
Si bien la movida ponía en discusión el liderazgo de Macri, en lo personal para el jefe de Gabinete era darse un último gusto: exponer a la ministra más amiga de María Eugenia Vidal del gabinete y con quien mantiene una cordialidad simulada hace meses.
A raíz de esto, y tras escuchar el enojo del propio presidente con lo que había sucedido, Stanley emitió ayer una nueva resolución que derogó la del secretario: en ella argumentó que fue una medida “inconsulta”, en particular con dos organismos clave: el Instituto Nacional de las Mujeres y el Consejo de Niñas, Niños y Adolescentes que, aunque hubieran emitido un dictamen no vinculante, no tuvieron voz.
Renuncia. Por ello, ayer Rubinstein renunció y abandonó por última vez su despacho en el edificio de la avenida de la 9 de Julio poco antes de las 7 de la tarde. En su despedida, explicó: “Siempre mi intención fue contribuir, desde mi lugar como autoridad sanitaria de la Nación, al objetivo de mejorar la salud pública y acercar los servicios de salud a las personas, con efectividad, equidad y calidad”. Su gestión no había sido de lo más eficaz: el vicejefe de gabinete, Andrés Ibarra, se tomaba la cabeza en cada reunión de seguimiento por los retrasos que presentaban las licitaciones, las adjudicaciones y la provisión de medicamentos.
Pero el ahora ex secretario de Salud no actuó solo. Detrás de él estuvo el radical Ernesto Sanz y el diputado Mario Negri, quienes salieron a respaldar rápidamente a Rubinstein cuando la “ola celeste” salió a pedir su renuncia. Es más: motorizaron la juntada de firmas de diputados radicales para “bancar” al funcionario cuando aún en Desarrollo Social no tenían claro qué había ocurrido.
Un sector del macrismo cree detrás de esta posición “verde” también hay otros temas por debajo, en las sombras. Uno de ellos, acaso el central, tiene que ver con que la UCR ocupe un lugar clave en la mesa de la oposición y que Macri sea un actor más. Sanz fue el ideólogo de la avanzada. Pero tuvo el “ok” de Gerardo Morales, el gobernador de Jujuy.
“Esto es una disputa de poder. Si uno mira los alineamientos, está claro que lo dejaron pintado de celeste a Mauricio y plantaron bandera verde para diferenciarse”, analiza una fuente oficial con una larga historia en el macrismo.
Incluso, la movida en Diputados también afecta al futuro: el próximo presidente del bloque del PRO, Cristian Ritondo, deberá lidiar con un interbloque que promete dar batalla interna, independientemente de los deseos de Macri. Esto incluirá el reparto de cargos para la oposición en organismos de todo tipo. Lo que implica una segunda dimensión del conflicto: los radicales vienen despotricando por la decisión presidencial de intentar imponer a Miguel Pichetto para la presidencia de la Auditoría General de la Nación, lugar reservado para Jesús Rodríguez (quien fue clave para volver a acercar a Sanz con Peña tras un par de años de enemistad manifiesta).
Como sea, a Macri no le gustó nada la situación. “Somos un equipo de trabajo, desde el primer día aposté por trabajar en equipo, debatir, discutir. La publicación del Protocolo de Interrupción Legal del Embarazo fue una decisión unilateral y eso está mal, por eso, sin discutir el fondo de la cuestión, anulamos por decreto lo que había hecho”, expresó por Instagram.
Una disputa que excedió un protocolo sobre la ILE y se transformó en una lucha de poder.
Macri: “Tomó una decisión unilateral y está mal”
Mauricio Macri finalmente salió ayer a cuestionar a su saliente secretario de Salud, Adolfo Rubinstein, por haber tomado una “decisión unilateral” en la reglamentación del protocolo de Interrupción Legal del Embarazo (ILE). “Nosotros somos un equipo de trabajo. Desde el primer día yo aposté, al igual que en todas las cosas de mi vida, a trabajar en equipo, debatir y discutir”, expresó el Presidente al responder en vivo una pregunta de uno de sus seguidores en la red social Instagram. El primer mandatario fue más allá y sobre Rubinstein agregó: “Esto fue una decisión unilateral del secretario y eso está mal”.
Al ser consultado por la derogación del protocolo, Macri respondió que tenía que ver con la decisión inconsulta del secretario de Salud y no con la “cuestión de fondo”.
El senador Federico Pinedo fue el primer oficialista en cruzar al renunciado funcionario. El mismo miércoles que se publicó en el Boletín Oficial, el legislador dijo: “Me parece lamentable y claramente inconstitucional la resolución ampliando de manera irresponsable las causales de aborto no punible y limitando la objeción de conciencia médica”. Ayer el ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, fue el encargado de llevar la postura oficial, al afirmar que la de Rubinstein “fue una decisión de un tema sensible que no fue consultada”.