José Ignacio Rucci no termina de morir: el martes 7 de agosto, tres días antes del fallo del juez Ariel Lijo que atribuyó el asesinato a Montoneros y, por esa razón, consideró que ya prescribió y que no debe ser investigado, me llamó por teléfono el hijo de uno de los jefes guerrilleros que, según mi libro Operación Traviata, ¿quién mató a Rucci?”, participó de ese atentado: me invitaba a almorzar con algunos "compañeros" que le aseguraban que el ataque había sido realizado, en realidad, por la CIA.
Se lo notaba contento: un hijo tratando de que su padre, que fue muerto durante la dictadura, no hubiera integrado aquel comando montonero; tratando de salvarlo.
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