De jean y musculosa negra, dejando a la vista sus tatuajes –unas rosas en el antebrazo derecho y uno nuevo, una frase, en el izquierdo–, sin lentes, y con una clara actitud combativa que, se le nota, le brota por las venas. Al punto de lograr que se muestre con una sonrisa, casi desconocida para quienes no están en su círculo íntimo, pero que en determinadas situaciones parece aflorar naturalmente. Como este miércoles, cuando en la marcha por el Día Internacional de la Mujer, entre cánticos, banderas y encolumnada entre sus compañeras de La Cámpora, Florencia Kirchner se sintió una más y se mostró sonriente. En una clara contraposición a su actitud del lunes en Comodoro Py, cuando su rostro quedó detrás de unos enormes anteojos de sol y pasó esquiva y raudamente entre todos los presentes.
En cambio, en el 8M fue otro cantar. Florencia llegó a la marcha junto con las diputadas nacionales de La Cámpora Luana Volnovich y Mayra Mendoza, dos de las principales referentes de la agrupación K. Se mostró accesible y contenta como pocas veces: se sacó selfies con seguidoras, se puso la gorra de La Cámpora y marchó a la par de las demás militantes, que no dudaron en subir las imágenes a las redes sociales. “Entre todas nos cuidamos, entre todas vamos a construir una sociedad más igualitaria y libre”, tuiteó junto a una foto con Florencia Mónica Macha, senadora nacional por la agrupación creada por Martín Sabbatella, Nuevo Encuentro. En tanto, Volnovich fue más directa: “Macri, no te pases que las mujeres nos sabemos defender. Soldadas de Cristina”.
La soltura de la hija de los ex presidentes quizás tenga que ver con que la militancia no es un espacio desconocido –allí se enamoró del padre de su hija, Camilo Vaca Narvaja, y de su ex Emiliano Dau– ni es la primera vez que se suma a una marcha. Ya lo hizo en junio del año pasado en Ni Una Menos, la manifestación contra la violencia de género. Allí se mostró también con Mendoza, y pidió por la libertad de Milagro Sala y de Belén, la joven presa en Tucumán por haber tenido un aborto espontáneo. En esta oportunidad, Florencia volvió a insistir y les puso el cuerpo a todos los reclamos que intentó promover la manifestación que se realiza en más de cincuenta países, y tiene un claro objetivo: protestar contra la desigualdad entre hombres y mujeres y la violencia de género. Algo que ella siempre promulgó desde su lugar, incluso despertando comentarios en su contra. Como cuando eligió y decidió no amamantar a su hija Helena, de un año y medio, para lo cual se vendó los pechos. El fin: promover un modelo que deje de lado la idea edulcorada de ser madre y ponga sobre la mesa los pesares que atraviesa el sexo femenino. “Yo siempre supe que no quería dar la teta, me generaba mucha impresión, y me juzgaron muchísimo”, contó la joven en una entrevista a la revista Paco. Y luego agregó: “Me parece bien que se promueva la lactancia. Pero afirmar que dar la teta es lo mejor de vos es sentenciar a las mujeres. Todos hablan de la maravilla de la naturaleza, pero nadie habla del lado B, y eso también está naturalizado”. Florencia, además, cuestiona el funcionamiento patriarcal de la sociedad, y debate sobre problemáticas de género y diversidad sexual en una columna semanal que hace junto a Salomé Grunblatt en Radio Madres. Está claro, la causa de la marcha la motivó a tal punto que no dudó en asistir dando una imagen muy diferente a la que se vio en Tribunales, a donde fue a presentar un escrito tras la cita del juez Bonadio por la causa Los Sauces. Allí insistió en la idea de que la Justicia los persigue: “La única y verdadera causa por la que me llaman a declarar es sólo por ser la hija de Néstor y Cristina”. Su paso por Comodoro Py dejó también al descubierto el último tatuaje que se realizó: una frase en francés para su brazo izquierdo: “Pour l’éternité (para la eternidad)”. El tatuaje quedó expuesto cuando la hija de Cristina abrazó a las Abuelas de Plaza de Mayo, que habían ido para manifestar su apoyo. Se trata del tercer diseño que se le conoce a la hermana de Máximo. El primero se conoció en 2010: la K, que representa su apellido paterno, acompañada por la “V de la victoria” en su muñeca derecha. Luego unas flores en el antebrazo derecho y ahora éste.