Isha, en sánscrito, es “el ser”, y en hebreo significa “mujer”.
Nada es casual en la vida de esta mujer transgénero que con solo tres años de edad se encerraba feliz en un pequeño baño de servicio para subirse a un par botas marrones de caña alta. El ser es nuestra esencia, e Isha sintió desde temprana edad que aquella esencia era femenina. Y real. Porque si bien la idea de este nombre le vino en un sueño, la concreción de su identidad se hizo verdadera y terminó de ser palpable con un documento que representa el estado máximo de su felicidad: su identidad.
El jueves, con la presencia del presidente Alberto Fernández, Isha recibió su nuevo DNI rectificado de acuerdo con su identidad autopercibida, según lo establece la Ley de Identidad de Género sancionada en 2012. “Pensaba ‘desayuno o me suicido’. No tenía lugar en el mundo. Hoy es todo luz. Les agradezco a todos los que hicieron esto posible”, soltó Isha emocionada en el salón Pueblos Originarios de la Casa Rosada
Allí estaba Alberto Fernández, reconociéndose como ese “varón del siglo XIX que entendió cómo son las cosas”, entregando el DNI 9.000, en lo que –para algunos– fue también un mensaje al diario La Nación y a Claudio Escribano, padre de Isha y ex subdirector de ese diario, quien históricamente tuvo varios encontronazos con Cristina Kirchner y el actual presidente.
Ayer, un día después, Isha amaneció feliz y aturdida por las repercusiones. “Me entran entre dos y tres mensajes por minuto, no llego a verlos todos. Lo mismo Instagram. Bajo al último y me aparece “Más 99”, dice a PERFIL en relación con su posteo donde se deshace en agradecimientos a quienes estuvieron cerca suyo en el último año, cuando decidió hacer esta transformación. “Estoy feliz. Fue una cosa que trascendió lo imaginable, el presidente de tu país te da el nuevo DNI, ¡en la Casa Rosada!, con dos ministros. Esto es un regalo porque me están validando como ser humano, ser trans no es joda”, suelta emocionada.
—¿Qué es lo más lindo de todo esto que te pasa?
—Que mi felicidad trasciende mi caso. Esto que pasó ayer es fundamental para un montón de gente que está pasando situaciones de marginalidad. Es un canto a la vida poder decir “podés ser como sos”, con tu identidad de género, con tu identidad sexual. Es un cambio de paradigma, es un mundo posible que está sucediendo.
—¿Qué te produce semejante exposición?
—Sacrifiqué mi vida privada para ponerla al servicio de esto y de los que están en la misma situación. ¿Sabés lo que cambia tener tu DNI? Imaginate que vas a un súper a comprar algo y cuando tenés que pagar la cajera te pregunta si el de la foto es tu hermano. Es muy desagradable que te llamen por tu nombre viejo, porque cuando algo se muere ya no es más.
—¿Cómo es vivir acumulando esa sensación?
—¡Exactamente! Es eso, acumular. Ir a un lugar y que te digan “señor” o “amigo”. Es una sensación fea y acumulativa, como los rayos del sol y el efecto ultravioleta. Creo que la gente celebra estas cosas porque nadie se siente como le dijeron que tiene que ser, sobre todo en los géneros, que son tan rígidos.
—¿Cómo fue el proceso de transición?
—Te lo resumo con una palabra en inglés: cocoon. Quiere decir capullo, caparazón. Fue un año de guardarme, de estar hacia adentro, hice el mismo proceso que el de una mariposa. Pensá que tuve como artista veinte años de mucha exposición, dando conferencias. Cada una de esas personas reaccionó de forma distinta. Hubo tantas respuestas como seres humanos existen o formas de expresión, gente muy amorosa que me cuidó, otros me acompañaron desde otro lugar, como por ejemplo económicamente. Gente que me acompañó desde lo profesional, como mi psiquiatra, el médico endocrinólogo al que voy o el médico cirujano al que fui. Y hubo gente que no me quiso ver más.
—¿Qué te dijeron esas personas?
—Escuché comentarios como “prefiero quedarme con la imagen de antes” o gente que me criticó y me juzgó mucho, que me decían “no entiendo” una y otra vez, hasta torturarme. Me estigmatizaron.
—Dijiste “pido al cielo que la gente no tenga que atravesar lo que yo pasé”.
—Sí, a los cinco años sentía miedo, culpa y vergüenza por vestirme de mujer. Soñaba que me perseguían.
—Comentaste también que pensaste en suicidarte. ¿Cómo lo superaste?
—Ese fue un sentimiento que empezó a disiparse en 2008, 2009, luego de arrancar años anteriores mi camino espiritual. No querés vivir más porque no te entra en un solo cuerpo tanto dolor existencial. Se empezó a ir con mucho esfuerzo personal, meditación y yoga. Y después con los cursos que daba del Arte de Vivir. El servicio te salva. Ahí empecé a aislarme del ombligo. La fórmula para deprimirte es mirarte el ombligo todo el día.
—¿Tendrías ganas de ser madre?
—No es una deuda pendiente que tenga. Siento que esa cosa maternal, de creación, me brota por otros lados. Si algún día nace este sentimiento, estaría muy feliz de adoptar. Y creo que sería una mamá re divina (risas).
—¿Qué te dijeron tus padres de todo este cambio?
—Prefiero no hablar. Siento un gran amor y agradecimiento por todo lo que me han dado mi papá y mi mamá. No quiero crear más turbulencias en la mente de nadie. Además nada es una fotografía, todo fluye y está en constante cambio. Hay que ser paciente y esperar los tiempos. A mí me llevó cincuenta años este cambio. Por qué voy a pretender que otras personas me acepten inmediatamente. Ahora, el año pasado necesité cuidado y no tenía combustible para hacerme cargo del otro. Sí empatizaba con lo que pasaba pero tampoco me pidas mucho más. Salí a contar mi historia, si a alguien le molesta, ya no es mi problema.
Le enseñó a meditar a Wado de Pedro
Isha no se olvida más del acto del jueves, cuando le dieron su DNI. Además de conversar con Alberto Fernández de música, se reencontró con Wado de Pedro, el ministro de Interior, que le hizo entrega de su nuevo DNI. “Le di hace varios años el curso del Arte de Vivir. Y ahí cayó Wado en el año 2009, 2010. Lo quiero como a un amigo. Cuando se enteró de lo mío no dudo en llamarme y felicitarme”, cuenta Isha. El funcionario de Alberto se interesó y acompañó entonces en todo el proceso del trámite del DNI.
Del mismo modo, el jueves pasado se hicieron presentes varios invitados que Isha quiso que estén ahí, como Nara Ferragut, Yanina Latorre, Mora Godoy y Majo Martín. “Nos conocimos hace poco, ella me invitó a su programa. Me dijo que muchos artistas y celebridades estaban interesados en participar. Les pareció muy conmovedor todo. Creo que toco muchos corazones”, finaliza Isha.
Vida
◆ Isha Escribano nació en Pergamino, provincia de Buenos Aires, el 10 de marzo de 1969.
◆ Es música, compositora, escritora, periodista, médica especializada en psicoterapias, facilitadora de workshops de inclusión y diversidad en empresas; e instructora de yoga, técnicas de respiración y meditación.
◆ El año pasado comenzó un proceso de transición y hoy es mujer transgénero.
◆ El jueves recibió su DNI modificado.