Desde que el veterinario Baltazar Nuozzi comenzó a atender en un local de Olivos, un fenómeno llamó su atención: cada vez más perros llegaban obesos al consultorio y compartían el sobrepeso con sus dueños. Por eso tomó una decisión: invitó a entrenar a sus clientes junto a sus mascotas. Hoy, unas treinta personas entrenan una vez por semana con sus perros, y destacan que eso los incentiva a superarse en el deporte y a mejorar el vínculo con las mascotas.
Ingrid Attadia fue una de las que primero se sumó. Se decidió a adoptar a Violeta de un refugio de perros y a correr con ella. “Es una actividad de a dos: primero, se trataba de que ella perdiera el miedo a la calle; después, empezó a correr sola y yo la seguí. Desde ahí, ya marcamos una rutina juntas”, cuenta.
Y ella no es la única: los veterinarios aseguran que compartir actividades físicas con los perros es cada vez más común. “Se establece un vínculo mucho más estrecho con los dueños”, explica Gabriel Kuperman. Cada vez más pacientes le piden el apto médico para poder ejercitar y anotarse en DogRun, una competencia anual que ya convoca a unos 3.500 corredores (ver aparte).
“Lo primero que se nota es cómo mejora el estado físico en las personas y los animales: algunos que sólo caminaban ahora llegan a correr cinco kilómetros. El perro es un estímulo, porque ellos respetan mucho las rutinas y cuando se acostumbran les exigen salir a los dueños”, señala Nuozzi. Su entrenamiento dura una hora, cuenta con una nutricionista y hasta una profesora de yoga que enseña a elongar a dueños y mascotas. “Hay una entrada en calor, con juegos, y después pasamos a la parte de disciplina, que son 40 minutos de caminar, trotar o correr. Cuando volvemos, los dueños y los perros hacen elongación, porque ellos también necesitan estirar los músculos. Y siempre se les dan refuerzos, como agua y golosinas, para premiar la disciplina”, señala. Entre los requisitos, exigen vacunación y desparasitación al día, más un apto físico de la mascota. Además, usan elementos obligatorios, como bolsita para los residuos, pecheras y arneses para los animales.
Prestados. Atraídos por la idea de correr junto a los perros, hay quienes se suman al ejercicio aún sin tener mascota propia. Marcelo Klappenbach es maratonista desde hace diez años pero en los últimos incorporó a su rutina a Mambo, el labrador de una amiga. “Me da la posibilidad de compartir una actividad saludable y recreativa, el perro se divierte muchísimo y me da sensación de libertad”, asegura. “Al correr, el animal es el que guía. Y tiene la particularidad de que no se rinde; por eso, cuando uno está a punto de abandonar por cansancio, el perro siempre tira para adelante”, agrega. Por este motivo, algunas personas incluso apadrinan perros de hogares de tránsito para sacarlos a correr. “Cuando la gente se enganchó con el ejercicio, empezaron a entrenar incluso sin mascota propia. Algunos se encariñaron y terminaron adoptando”, cuenta Nuozzi.
El personal trainer Daniel Tangona también afirma que correr con el perro “implica algo terapéutico” y que a nivel de entrenamiento físico, aporta equilibrio y motivación. “Uno está forzando la musculatura y bloqueando los glúteos para frenar al perro, por eso se trabaja la parte cardiovascular, musculación y hasta abdominales”, señala, y asegura que cada vez más de sus clientes le piden llevar a su mascota a la hora de empezar el entrenamiento.