Barcelona, España – La empresaria argentina Inés Berton, una de las narices privilegiadas en el mundo del té, abrió hoy una nueva sucursal de su tienda Tealosophy, esta vez en Barcelona, que promete extender sus aromas próximamente también a ciudades como San Pablo y Nueva York.
La perfumista porteña, vinculada al mundo de la alta gastronomía, que viaja constantemente en busca de hebras que mezcla delicadamente con raras especias, exóticas flores o frutas olvidadas es la creadora de Tealosophy, una filosofía y estilo de vida que agradecen los amantes y practicantes de esa ceremonia cotidiana que es beber una buena taza de té.
“Me considero una buscadora de té, que viaja a cada cosecha, a cada plantación”, explicó Berton en su tienda dominada por un cálido tono naranja y donde se podrán catar y adquirir las más de 300 mezclas que lleva elaboradas. Con su privilegiada nariz, que la colocan entre los ocho hombres y tres mujeres considerados las mejores del mundo en la materia, Inés diseña “cartas únicas de té para restaurantes y hoteles míticos de todo el mundo”.
“Primero abrí en la Galería Promenade” de la elegantísima avenida Alvear de Buenos Aires, “ahora sigo en Barcelona (donde creó la mezcla Barceloneando) y en breve abriré una en Sao Paulo y en Nueva York”, adelantó. Inés Berton también prepara el té para una larga lista de celebridades de la cultura y del espectáculo, para casas reales –como, por ejemplo, la española– y sus perlas de jazmín, de licor intenso, florecieron por primera vez en la taza del mismísimo Dalai Lama.
“La misma dedicación, la misma delicadeza” la volcará, promete, cuando diseñe para sus tiendas, creando –para todos aquellos “que requieren una sensibilidad especial”– ‘blends’ personales, surgidas de la interpretación de los deseos de cada uno. Más que una tienda, Tealosophy es un “laboratorio de sensaciones, una biblioteca de aromas, un rincón alquímico” donde a partir de las delicadas hojas de té pueden descubrirse “universos aromáticos, gustativos e incluso espirituales asombrosos”, aseguró.
A los 21 años trabajó en el Museo Guggenheim, de Nueva York, en cuyas proximidades encontró The T Emporium, la casa de té acaso más famosa del mundo. Allí conoció a Fumika, la sabia japonesa de quien se transformó, casi naturalmente, en discípula y ávida clienta.
Berton dejó entonces el Guggenheim y empezó en The T Emporium, donde descubrió su arte para mezclar a pedido de los ambientes más selectos de la ciudad y de distintas partes del mundo (el hotel Waldorf Astoria neoyorquino, la casa de modas Carolina Herrera, la firma Bulgari, el hotel Delano de Miami), a los que cautivó por la sofisticación de sus infusiones.
De ese modo, distintas personalidades del mundo como John John Kennedy, el cineasta Luc Besson, las actrices Uma Thurman y Glenn Close y el mítico artista Lou Reed beben las infusiones que les prepara. Las sofisticadas y exquisitas mezclas son resultado de sus incursiones a Oriente siguiendo durante todo el año cómo van las cosechas de té Premium –recolectadas enteramente a mano, siempre por mujeres– de distintas regiones de Asia como Darjeeling, al pie del Himalaya, Ceylon de Sry Lanka, la isla del té, del noroeste de la India, de China y Japón.
En sus mezclas se encuentran rosas secas, vainilla de Madagascar, naranjitas tostadas, flores de papaya y mango, canela, jengibre, cardamomo, hybiscus, perlas de jazmín, clavo de olor, bergamota, lavanda de Francia, especias de Birmania, cacao de México, dulce de leche o sabores que recuerdan la crema catalana. “El té es mi gran pasión, aprendí a olerlo y clasificarlo, a admirar sus matices y colores, a seleccionar al tacto sus finas hebras y sentí que era hora de que también se pudiera sentir y disfrutar a través de la música”. Así fue como compiló un disco, Tealosophy, music for a tea generation, una “humilde interpretación de la música que representa el verdadero espíritu del té”.