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El futuro energético de Puerto Rico es renovable

De acuerdo al autor del artículo un sistema de energía limpia resistiría mejor los huracanes, crearía trabajo y reduciría la dependencia de la isla del petróleo y el gas.

One Month After Maria, A Crisis Still Rages In Rural Puerto Rico
One Month After Maria, A Crisis Still Rages In Rural Puerto Rico | Bloomberg

Cuando el huracán María devastó Puerto Rico, acabó con casi 3.000 vidas, desplazó a miles de familias y sometió a la mancomunidad al mayor apagón energético en la historia de Estados Unidos. Esta tragedia amerita una nueva visión para la desgastada red eléctrica de Puerto Rico, y esperaba que una premisa central para el esfuerzo de reconstrucción fuera un movimiento agresivo hacia la segura, abundante y resistente energía limpia.

No se trata del deseo romántico de un paraíso caribeño de energía limpia; se basa en una visión práctica. A diferencia de la anticuada red paralizada por María, un sistema de energía limpia resistiría mejor los huracanes, crearía buenos trabajos y reduciría la centenaria dependencia de la isla del petróleo y el gas enviados por vía marítima. Además, la electricidad sería más barata, con lo que se desencadenaría el crecimiento que elevaría el nivel de vida y reduciría la dependencia de Washington.

Sin embargo, cualquier visión de un futuro de energía renovable para Puerto Rico acaba de dar un enorme paso hacia atrás. En su recientemente publicada guía de planeación, la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico, conocida como Prepa, pidió la construcción de tres enormes terminales de importación de gas y la quema del mismo para dar energía a la mayor parte de la isla. Estas plantas atraparían a los boricuas en décadas de costosa electricidad, además de dejarlos vulnerables a los huracanes y dependientes del gas enviado por mar. Con el tiempo, esta infraestructura parecería incluso menos razonable, a medida que la tecnología en energías renovables se hace más barata.

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¿Por qué estoy tan seguro de que la energía renovable es una mejor alternativa para Puerto Rico? Por la confluencia de cuatro factores. Primero, las mejoras en los paneles solares y las baterías de almacenamiento hacen que esta tecnología sea ahora mucho más barata que hace unos años. Segundo, Puerto Rico cuenta con excelente radiación solar, vientos fuertes y bastantes recursos hídricos para la producción de energía. Durante la próxima década, la isla podría cubrir más de la mitad de sus necesidades energéticas mediante estas fuentes de energía limpias combinadas con las tecnologías para el almacenamiento, la eficiencia y la gestión de la red. Tercero, la energía renovable desplazaría la anticuada infraestructura de Puerto Rico que padeció años de negligencia, incluso antes del soplo debilitador del huracán María. Finalmente, hay suficientes inversionistas interesados para cubrir con facilidad el capital de aproximadamente US$5.000 millones que se necesita.

Falta un ingrediente vital: el liderazgo –del gobernador Ricardo Roselló y de la reguladora de servicios públicos conocida como Oficina de Energía de Puerto Rico– para un plan que libere a la isla de los intereses comerciales que se benefician de la anticuada noción de que Puerto Rico debe importar combustibles fósiles para generar electricidad.

El Plan Integrado de Recursos (PIR) preparado por Prepa sí pide energía solar y almacenamiento en baterías. No obstante, estas estipulaciones son insuficientes y no se completarán hasta 2022. Prepa afirma que su plan "se basa en los clientes", pero sospechosamente no dice nada sobre la manera de promover la instalación de paneles solares y baterías en los techos, los cuales se están volviendo opciones habituales en el territorio continental. Una visión mejor pediría inversión inmediata en la energía solar, eólica y basada en el cliente, además de la rehabilitación de la energía hidroeléctrica. Este enfoque, junto a la eficiencia energética, generaría la mitad de la energía que necesita Puerto Rico sin nuevas inversiones en gas.

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Si esta visión no logra llegar al PIR, Puerto Rico también habrá desaprovechado una brillante oportunidad de crear miles de muy necesarios empleos de alta capacitación y reducir el desempleo, el cual alcanza 8 por ciento, el doble del promedio nacional.

La energía solar genera menos de 2 por ciento de la energía de la isla y emplea menos de 2.000 personas. Hay mucho espacio para el crecimiento: el esfuerzo por lograr 50 por ciento de energía limpia podría crear más de 20.000 empleos.

El antiguo modo de pensar también ha frustrado los esfuerzos de aprobar S.B. 1121, un proyecto de ley para una agresiva transformación hacia la energía renovable. La ley fue desarrollada luego de amplias consultas públicas y aprobada en diciembre por el Senado de Puerto Rico. Después de quedar atascado en un comité, el texto unificado ha sido ampliamente analizado, pero no votado. El S.B. 1121 establece inteligentemente altos objetivos de energía renovable, promueve la eficiencia y desplaza gradualmente el carbón. Más importante aún, garantiza el muy necesario poder del regulador. La ley podría mejorarse añadiendo objetivos claros de eficiencia y permitiendo a la reguladora de servicios públicos una representación igualitaria de las ramas ejecutiva y legislativa, además de la sociedad civil. Una reguladora que no esté sujeta al capricho político es un beneficio vital del que Puerto Rico nunca ha gozado.

Como experimentado inversionista y emprendedor de la energía limpia, he visto de primera mano los trabajos que puede crear la energía limpia y cómo han disminuido los costos de la energía solar. Pero también he visto que las fuerzas del mercado no pueden crear la transición por sí mismas. Aun cuando la energía renovable tiene todo el sentido desde el punto de vista comercial, como en el caso de Puerto Rico (donde no tengo intereses comerciales en ningún proyecto), una transición efectiva requiere el liderazgo del sector público. Los inversionistas privados permanecerán al margen hasta que vean un compromiso claro del gobierno. Para lograrlo, el PIR debe mirar hacia el futuro, no el pasado, y el S.B. 1121 debe convertirse en ley.

El gobernador Roselló, la reguladora energética de Puerto Rico y los legisladores tienen una oportunidad formidable de entrar en una era de electricidad más barata, independencia energética, resistencia de la red y creación de empleos. Los tres millones de ciudadanos de Puerto Rico, que tanto han sufrido, lo merecen.