La entrevista a Paola Fiege que publicó PERFIL en su edición de ayer (página 18, con anuncio en la portada) es un conjunto de ejemplos de mala praxis periodística. Se dice allí que es investigada por lavado, que cumple prisión domiciliaria en la mansión uruguaya donde fueron detenidos y que se queja: "La sociedad condenó a mi familia y lo sigue haciendo" (http://bit.ly/entrevista-balcedo).
Veamos por qué este ombudsman señala que en la tarea periodística se ha hecho un deficiente ejercicio del periodismo:
- ¿Quién es Balcedo? ¿Cuántos de los lectores de este diario –y la opinión pública en general– lo sabe? La nota no lo aclara. Se habla del “sindicalista” pero no se dice de qué gremio ni tampoco se hace referencia alguna a las causas judiciales que lo involucran a él, a Fiege y también a la madre del ex dirigente gremial (del Sindicato de Obreros y Empleados de Minoridad y Educación), enriquecido propietario, a la vez, de medios de comunicación importantes.
- La entrevistada habla con tanta libertad que no deja margen –en verdad, quien no lo hace es el entrevistador– para dar claridad y poner en contexto a su situación. Es un reportaje complaciente, sin preguntas ni repreguntas comprometedoras, en el que se acepta como válidos los dichos del personaje. Se dice que no solo están procesados por “lavado de activos, contrabando y tráfico internacional de armas de fuego” en Uruguay, sino también en Argentina –por lavado de activos y delitos económicos– en el juzgado del magistrado platense Ernesto Kreplak. ¿Se dice allí cuáles son los hechos que se le imputan? No. Ninguno. Y son numerosos (ver http://bit.ly/marcelo-balcedo).
Para completar: ni una palabra acerca del reciente cierre del diario Hoy de La Plata, parte del patrimonio de Balcedo y su familia.
El manual de estilo de PERFIL (Cómo leer el diario) rechaza esta ausencia de rigor en la administración periodística de un tema tan sensible. Propongo a la conducción de la sección Política que ejerza, si le parece atinado, una respuesta a este ombudsman para la columna de la semana próxima.
Jardines. En su carta publicada en el Correo de hoy, la lectora Mónica Núñez se queja por un error cometido en la revista Break! número 15. Su crítica es correcta porque el gazapo se les escapó a los editores de esa publicación que acompaña la edición dominical de PERFIL. Efectivamente, la fotografía corresponde a los Kew Gardens de Londres y el epígrafe al pie indicaba que se trataba de uno de los bellos paisajes verdes de Berlín, que fuera territorio de caza desde comienzos del segundo milenio. Desde Break! pidieron a este ombudsman que transmita a Núñez y a otros lectores que fueron afectados por la equivocación, las disculpas correspondientes.
Los Kew Gardens (Real Jardín Botánico), en el sudoeste de Londres, se originaron en un antecesor de especies exóticas, construido por el lord capellán de Tewkesbury y remozado por la princesa Augusta, viuda de Federico Luis de Hannover. De aquella reforma, queda en pie la pagoda china (1761). Los jardines de Kew fueron transformados en Jardín Botánico Nacional en 1840, y desde entonces aumentaron su superficie hasta las actuales 120 hectáreas.
Como dato adicional y enriquecedor, el espacio londinense sirvió de escenario a un cuento del libro Kew Gardens y otros relatos, de Virginia Wolf, en el que la escritora, parece traducir verbalmente un cuadro impresionista. “El movimiento de un caracol entre las flores, la forma y color de un pétalo, o las conversaciones fragmentarias de distintos paseantes, se funden en una estructura de cajas chinas que se proyecta desde el detalle minúsculo hasta los ‘murmullos’ de la gran ciudad que los contiene todos”, señala la información que propone la obra.
