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La conurbanización de la Argentina

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31. Las villas, emblema de la “resistencia” kirchnerista. | Cedoc Perfil
Basta observar las principales políticas que ha llevado adelante el kirchnerismo para verificar su intento de ampliar a escala nacional el Conurbano. En primer lugar, la política económica del Conurbano, con su corte proteccionista-industrialista de baja tecnificación y mano de obra intensiva que quedó donde hace medio siglo había una industria de verdad; una industria que, aunque no fue de avanzada, existía. De ella sólo restan tallercitos jurásicos, mano de obra en negro, cuentapropismo, evasión, ríos contaminados. Es el modelo productivo de La Salada, la feria clandestina menos clandestina del mundo y la más grande de Sudamérica.

En segundo lugar, el kirchnerismo ha ampliado a nivel nacional la política de seguridad del Conurbano. Es decir, la ausencia de toda política de seguridad: con el
narco y las mafias creciendo de un lado de las rejas en complicidad con la que Duhalde llamó “la mejor policía del mundo”, la Bonaerense; la reina de las zonas liberadas. Y del otro lado de las rejas, la gente encerrada en sus casas a partir del toque de queda de las ocho, en verano. En tercer lugar, el kirchnerismo aplicó nacionalmente la política de vivienda del Conurbano, en la que han proliferado las villas, de un lado, y los barrios cerrados y los edificios con amenities, del otro. Finalmente, el kirchnerismo nacionalizó la política del Conurbano, promoviendo a los puestos de comando nacionales una dirigencia que, por vulgaridad, incapacidad, corrupción, vínculo con el narco y matonismo no tuvo nada que envidiarles a los barones del Conurbano.

Hubo una declaración que puso al proyecto nacional y popular al desnudo como lo que era: un programa de conurbanización de la Argentina. Fue el día en que, en medio de la oportunidad económica más grande que el mundo le ha dado al país en toda su historia, la presidenta de la Nación salió a felicitarse por cadena nacional de que las casas de las villas tenían más pisos y hasta antenas de televisión satelital.

Cristina terminó yendo a la Villa 31 a inaugurar “el primer canal villero de Latinoamérica”. Llegó acompañada de los pibes para la liberación, que llegaron en micros, acordonaron todo, dejaron afuera a la gente del barrio y armaron un show mediático en el cual Ella afirmó, con su particular sintaxis: “Me siento muy segura, muy tranquila. Estoy rodeada, en la Villa 31, en ningún lugar más seguro hoy en día en la República Argentina, por lo menos para mí”. Y siguió: “Qué mecanismo hay en nuestras cabezas que nos hace desenganchar nuestros logros de lo colectivo? Si de algo estoy orgullosa es de haberlos empoderado”. Luego, la confesión final: “Esta villa la equiparo al peronismo. Porque a esta villa siempre la quisieron hacer desaparecer. El que fuera capaz de desmoronar la Villa 31 iba a ser coronado como el nuevo civilizador contra la barbarie. La 31 es el emblema de la resistencia, y de avanzar”. El “lugar más seguro” de la Argentina, según la ex presidenta, es una de las villas con más alta tasa de criminalidad de Buenos Aires: entre 12 y 14 muertos por el crimen organizado cada año. Los “empoderados” son los habitantes de ese particular territorio donde la propiedad privada rige desde el primer piso para arriba, y quien usurpó un terreno y construyó cuatro pisos colgados de la nada les alquila habitaciones a los demás al valor de un departamento en Caballito. Y el “primer canal villero de Latinoamérica” no es el primer canal villero de Latinoamérica: en la 31 ya existía Mundo villa, cuyo creador, el periodista Adams Ledezma, fue asesinado por el narcotráfico hace seis años.

El kirchnerismo como conurbanización de la Argentina es la villa como metáfora del peronismo. Yo no podría haberlo dicho mejor. El emblema de la “resistencia” y del “avance” kirchneristas, una villa. Difícil estar más de acuerdo con la Presidenta. No quieren que no haya pobres. No quieren que sean clase media. Quieren que los pobres “vivan bien”, lo que es una contradicción en sus términos. Y simulan que vivir bien es hacer más pisos tambaleantes en una casa de la villa en la que los pibes para la liberación jamás aceptarían pasar una noche. No quieren que no haya villas. Quieren que las casas de las villas sean de cinco pisos y tengan DirectTV.

La conurbanización de la Argentina es el corazón del proyecto nacional y popular. La han promovido deliberadamente. Ranchos, countries, narcocrimen, atraso cultural y productivo, destrucción de la cultura del trabajo, el ahorro y el esfuerzo, y dinamitado del tejido social. “No será mucho, pero en doce años todos pusimos techo de losa”, me dijo en un programa de TV el Pitu Salvatierra, puntero K que encabezó la toma del Parque Indoamericano cuyas últimas hazañas fueron ser echado de la Subsecretaría de Participación Ciudadana por cobrar 24 mil pesos mensuales desde 2012 sin ir nunca a trabajar, ser detenido por llevar 16 envoltorios de pasta base en el auto y tragarse una cuchara para que no lo trasladaran a la cárcel desde la seccional.

“Que los pobres vivan bien, con nuestra ayuda”; ése fue el sueño y sigue siendo el sueño de los corazones nac&pop. No que la gente trabaje, progrese y prospere por las suyas, sino que todos sean pobres y dependientes del poder político nacional y popular con domicilio en Puerto Madero, Calafate y Recoleta.

*Periodista.
Fragmento del libro La década sakeada, editorial Margen Izquierdo.