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Perder ganando

Por <strong>Javier Calvo</strong> | Por qué con una imagen positiva récord en la Ciudad, el macrismo no la pudo trasladar del todo a Larreta.

Clásico del PRO. El baile de festejo después de una victoria.
| CEDOC

Lucieron algo desinflados y pálidos los globos amarillos. No es para menos. Hace dos semanas, en medio de la primera vuelta para elegir a las nuevas autoridades porteñas, el PRO fue convencido de que ganaba ese día, sin necesidad del ballotage. Bad information. Y para la segunda vuelta de hace unas horas, estaban convencidos de que ganaban por no menos de 10 puntos. Bad information two. Es cierto, hace un año podía resultar inimaginable que Horacio Rodríguez Larreta fuera electo Jefe de Gobierno de la Ciudad, pero hasta ayer no era imaginable que lo hiciera por apenas 3 puntos de diferencia.

Estas “sorpresas” tienen una lógica, no son accidentes. Se demuestra que por más que se hable de “equipo”, el PRO es Mauricio Macri. Y no sólo porque Rodríguez Larreta y Diego Santilli en el escenario se la pasaron agradeciéndole a él (ay si esas cosas las hiciera el kirchnerismo…), sino porque ese personalismo se ha expresado en el número de votos. Con una imagen positiva récord en la Ciudad, el macrismo no la pudo trasladar del todo a su electo jefe de Gobierno.

Ello no se debe al carisma (ausente) de Larreta, pues Macri tampoco lo tiene. Allí deben haber influido los profundos errores cometidos por el PRO en su campaña electoral. La expansión nacional, con hasta ahora pobres resultados, insumió esfuerzos y recursos de la Ciudad, a la no se le destinó gran atención por sentir que estaba ganada de antemano.

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A esa cuasi indeferencia le sumaron las graves gaffes respecto al ballotage y a la pelea con Martín Lousteau: las presiones para que renunciara a la segunda vuelta, la negativa a debatir, la dificultad para construir una alternativa conjunta pese a los disensos, las campañas sucias.

Macri imaginaba que un triunfo cómodo en la Capital era su plataforma de despegue ideal para aterrizar en el resto del país, en especial en el Gran Buenos Aires. Los ruidos de los resultados (donde el PRO obtuvo menos votos que en las PASO) no movieron al ingeniero de su plan e intentó desde un escenario condenado al éxito darle vuelo a su candidatura presidencial con lugares comunes y poco creíbles.

Su asesor de cabecera y columnista de PERFIL, Jaime Duran Barba, mantiene la idea de que el PRO debe mantenerse “puro” aunque eso no le alcance para llegar a la Casa Rosada, pues en ese caso también se ganaría perdiendo. El PRO saborea por estas horas la receta invertida.