COLUMNISTAS
RESPUESTA A FEDERICO LORENZ

Sobre el valor del testimonio

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Formo parte de la generación doblemente mártir por la dictadura y por Malvinas en 1982 y por el defaut y los muertos de la represión de la Plaza en ese diciembre del 2001.

En ambas plazas estuve al lado de la embajadora Castro, entre gases y gritos, en el arco temporal de veinte años. Sobre la protesta inmediatamente posterior a la rendición de junio de 1982 escribimos juntas una carta a los lectores de La Nación y yo luego un libro que fue mi tesis doctoral. Ella es ahora nuestra embajadora en Londres.

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Remito al prólogo de Malvinas el gran relato, el testimonio de haber vivido en una familia argentina con los sentimientos encontrados que esa guerra –con el telón de fondo de la represión de Estado– generó. Malvinas es, desde todo punto de vista, una metáfora de la Argentina contemporánea y como tal va también analizada, en sus momentos de gloria y de sombra.

La diplomacia de la palabra y de la acción de la embajadora –dentro del marco de la política de verdad y justicia del gobierno de la Presidenta– descoloca, porque llama a las cosas por su nombre, es una palabra “llena”: al colonialismo lo llama colonialismo, a la usurpación, usurpación.

Es mérito de los nominalistas ingleses la duda sobre el sentido de las palabras en la historia de la filosofía, pero el gran mérito del esfuerzo desplegado desde la Embajada Argentina en Londres –mérito que sinceramente querría ver tambien en otras capitales del continente europeo– es la de un trabajo de esclarecimiento constante sobre los derechos de la Argentina sobre el territorio. Demasiados acostumbrados a escuchar Radio Londres, este mensaje molesta a algunos receptores.

El efecto de esta “palabra llena” es que comienzan a aparecer ya algunas voces inglesas disidentes al férreo marco de intepretación que sobre el tema existe en la opinión pública británica –por demás nacionalista, mucho más que la nuestra...– y, venciendo la autocensura interna al sistema de los medios, se animan a concordar con la posición argentina y presentan dudas sobre la sólida postura británica. Posición que figura en todos los manuales y libros que tratan sobre la cuestión Malvinas con la certeza de la historia oficial.

La “Historia Oficial” es inglesa –no argentina– y estoy segura que, como historiador, Federico Lorenz ha leído la célebre Historia Oficial de Lord Freedman.

Como en toda controversia, –que no es la pelea de dos calvos por un peine como querría Borges–, estamos frente a percepciones sobre la verdad que son antagónicas.
El beneficio de la duda, legítima en una investigación, Russel dixit, no me parece pertinente en este momento histórico de la controversia y, porque valoro al historiador, reconozco que su posición me ha dejado perpleja, por no decir, llena de dudas.

*Profesora de Teoría de la Comunicación de la Universidad de Lille 3, Francia y directora de la revista latinoamericana DeSignis.