Si bien las menciones selectivas acerca de los derechos de los trabajadores en Estados Unidos suelen omitirlos, en las tierras de Donald Trump existen sindicatos muy poderosos. Uno de ellos, en lo que a la industria del espectáculo se refiere, es el de guionistas (WGA). Por dar un ejemplo de su fuerza: en 2007 comenzaron una huelga por el porcentaje que cobraban que impidió que se pudieran grabar tanto películas como series, para desgracia en aquel entonces de los seguidores de Lost, entre otros. En otras palabras: cuando llegan a una medida de fuerza, la hacen sentir.
Sabiendo eso, no pocos en Hollywood han comenzado a prestarle atención al conflicto que los guionistas de cine y televisión mantienen con las agencias de representantes, nexos habituales entre los autores y los estudios. Para que se entienda: esta intermediación está regulada por acuerdos sellados hace 43 años (o sea: cuando los guionistas no tenían ni por asomo el poder que tienen hoy), y esa serie de acuerdos vencen el próximo 3 de abril. Y, hasta el momento, no hay ningún nuevo acuerdo en el horizonte.
Hollywood da más empleo que los productos básicos o la energía
"Esto tiene la posibilidad de ser un verdadero big bang", le indicó un veterano guionista a Vanity Fair.
El conflicto central, hoy por hoy, está en que los autores acusen a las agencias de representación de conflicto de intereses. En los 43 años que lleva el acuerdo, la economía del espectáculo se fue modificando, y muchas de esas agencias fueron compradas directa o indirectamente por los estudios. Es decir, las agencias le cobran un porcentaje del acuerdo al autor y otro porcentaje a los estudios por el mismo acuerdo, con la particularidad de que al ser propiedad de esos estudios ese porcentaje es más una suma en los libros contables y, para los autores, la prueba de que ellos podrían cobrar más si fueran mejor representados. De acuerdo al sindicato, el problema es que esa figura instituida de representación hoy, al ser propiedad de quien está en el otro extremo del acuerdo, ya no es tan imparcial como debería. Se habla, literalmente, de miles de millones de dólares que, según los autores, deberían distribuirse de otro modo.
Conflicto en Hollywood deja sin palabras a celebridades
Otro conflicto es cuando las agencias arman "paquetes", que son acuerdos globales por conjuntos de autores y sus producciones. En esos "paquetes", las agencias son acusadas por los autores de haberse olvidado de ellos cada vez que cobraron regalías posteriores a la firma original: en los "paquetes" la agencia no cobra el 10% habitual a la hora de firmar el contrato, pero a cambio los autores nunca más ven un solo centavo. En una era donde las series han cobrado protagonismo, eso implica multiplicación en la reproducción y en la venta de derechos, es decir aquello por lo que cobran las agencias y no los autores. Por dar un ejemplo: David Simon, el genial creador de The Wire, el lunes publicó en su blog que cortaba relaciones con su agencia de representantes, ya que lo habían incluído en paquetes donde había perdido, a sus ojos, muchísimo dinero.
La WGA ha anunciado que, en caso de no llegar a un acuerdo para los primeros días de abril, presentarán una demanda colectiva acusando a las agencias de estafa. El conflicto se judicializará, con los tiempos largos que ello implica. Por eso mismo el sindicato, sabiendo el poder que tiene, dejó trascender que no descartan una nueva huelga que no afectaría a series ya grabadas como la temporada final de Game of Thrones pero sí a otras a las que les faltan grabar episodios, como al final de The Big Bang Theory, que podría hacerse desear más allá de lo que toleran los fanáticos.
