ESPECTACULOS
Benjamin Vicuña

“Eva es un desafío maravilloso”

El actor protagoniza la película Los padecientes. Considera a Eugenia “la China” Suárez una compañera de vida y de trabajo, y adelanta cómo enfrenta la obra que hará en el Cervantes.

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Descarnado. Considera que delitos como la trata de blancas se conectan con la política. | Marcelo Aballay
El jueves se estrenó Los padecientes, película de Nicolás Tuozzo, sobre un guión de Tuozzo y Gabriel Rolón, basado en la novela homónima del propio Rolón. Allí se combinan el policial, el thriller y temáticas de contenido social contemporáneo, como el abuso sexual de menores, las redes de trata de mujeres y su asociación con los sectores de poder político y económico. Durante la investigación del asesinato del padre de una poderosa familia –Roberto Vanussi, interpretado con todo el sadismo que es capaz de componer el gran actor Luis Machín–, el psicoanalista Pablo Rouviot (Benjamín Vicuña) es convocado para declarar inimputable al hijo de Vanussi, Javier (una sensible y perturbadora actuación de Nicolás Francella). En el proceso, conoce a la hermana, Paula (Eugenia “la China” Suárez) y a Camila (Angela Torres). Completan el elenco Pablo Rago, Osmar Núñez y Rolón, camuflado en algunas escenas. Aquí, Vicuña brinda detalles del film y de su actualidad personal y profesional.
—¿Cómo te preparás para estrenar “Eva Perón”, de Copi, en el Teatro Nacional Cervantes en julio, en la que compondrás a Evita?
—Estoy leyendo mucho, estudiando también. Implica volver a un lugar donde me siento muy cómodo… Por mi formación, soy actor de teatro. Es un desafío maravilloso, es importante que se conozca más esta obra. Es un personaje muy demandante, muy exigente, poético, atractivo, provocador. Estoy muy ansioso por arrancar los ensayos. El personaje demanda una exigencia física; la puesta en escena exige fragilidad, dolor, y eso obviamente debe expresarse con el cuerpo. Por ahí pasa la propuesta del personaje.
—¿Esto te implicaría, como circuló en algunos medios, bajar siete kilos de peso?
—Sí, sí; implica cambios físicos para demostrar con el cuerpo ese miedo, el terror a la muerte.
—Pasemos entonces a la película. ¿Cómo caracterizarías a tu personaje?
—Es un psicólogo, un psicoanalista, que busca descubrir, discernir entre la verdad y las caretas. Sabe escuchar los silencios. Pasa al terreno policial y se transforma en un Sherlock Holmes. Vive un dilema y se enfrenta a un debate moral. Hoy en día, tipos que realmente tengan una estructura moral como él ya no existen. ¿Cuántas personas se juegan su pellejo, sus convicciones, por la verdad, por lo correcto?
—¿Qué conexiones puede tener la ficción de esta película con situaciones de la vida real?
—Todo esto pasa y atraviesa el mundo de la política, del espectáculo, de la alta sociedad. Es una película con un asidero absolutamente real. Cada familia es un
misterio, en cada una hay secretos tremendos, hasta que alguien con coraje dice basta, basta de abuso, basta de mentiras, y explotan las cosas o terminan en las páginas policiales, en un diario, con un crimen. Entonces, creo que es algo que viene de la realidad.