ESPECTACULOS

Tinelli negocia y Vila lo quiere en América

El empresario admitió que hizo una oferta y desliza que cualquier gobierno quisiera tenerlo.

Convencido. El empresario asegura que Marcelo tiene la última palabra: "Acá es el lugar donde puede trabajar con menos identificación política y sin tanto estrés".
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A Daniel Vila no le gusta posar para las fotos. Parado delante de monitores que desbordan con la información del día, se hace necesario pedirle una sonrisa. Entonces, el empresario de medios, además de mostrar un poco los dientes, deja ver también aquello que –no lo dirá, pero– en cierta forma lo desvela. “¿Me río como si ya tuviera que pagarle el primer sueldo a Marcelo?”, desliza frente a la cámara, refiriéndose –como él lo denominará a lo largo de la charla– “al número uno”. Habla –claro está– de Marcelo Tinelli, el conductor que todavía hoy mantiene en vilo a los principales dueños de canales frente a su definición de dónde desembarcará este año para montar ShowMatch.

Esta semana trascendió que las negociaciones con Telefe estaban paradas y hubo especulaciones sobre la posibilidad de que se quedara en El Trece. Entre estos dos tanques, apareció América, el canal del que es dueño este hombre que ahora, sentado frente al grabador, afirma: “A Marcelo lo conozco desde hace muchos años. Cuando se produjo el tema de renovación del contrato con Canal 13, lo llamé y tuvimos un par de reuniones para ver cuán posible era que viniera. Le dije que era el canal que más le convenía, que era el que menos identificación política tenía, donde se podía hacer periodismo y trabajar con tranquilidad, sin presiones, para hacer cosas pro Clarín o pro Gobierno. Y a su vez esto le generaba la ventaja de no tener que estar tan estresado. Tiramos unos números y ahí está la cosa”. Vila es cauto pero mantiene la esperanza. “Marcelo tiene una estructura cara, pero no está cerrada la negociación; él tiene la última palabra. De parte nuestra tiene las puertas abiertas y el deseo de que venga”, dice con tono tranquilo. Cuando se le pregunta cuánto pide, se ataja: “No me parece que en el medio de una negociación se hable de números”.

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—Más allá del precio, ¿te lo imaginás realmente en América?
—Me lo imagino todas las noches cuando dice: “Buenas noches, América” (ríe). Yo siempre digo que me está tirando una indirecta. Y parece que hace mucho que quiere venir.
—¿El Gobierno tiene algún tipo de interés en él?
—Tinelli es Tinelli y no lo veo haciendo campaña para nadie. Nunca se ha casado con ningún gobierno. Por ahí esté queriendo irse de El Trece justamente para que no lo presionen y pasar por una bajada de línea política muy fuerte de parte de Clarín. A lo mejor está buscando mantener su independencia.
—Más allá de eso, ¿pensás que el Gobierno especula con tener un peso pesado como él, o por lo menos alguien que sea más fuerte que Diego Gvirtz o Sergio Szpolski?
—Me estás comparando Sacachispas con Barcelona. A cualquier gobierno le gustaría tener a Tinelli haciéndole campaña a favor, eso es indudable. La diferencia es que Marcelo no hace campaña con nadie.
—Pero su programa influye: cuando fue lo de “Gran Cuñado”, Francisco de Narváez reconoció que lo ayudó a ganarle a Néstor Kirchner en las elecciones de 2009...
—Sí, lo ayudó ridiculizándolo. El objetivo se cumplió, igual es una cosa impredecible: te puede salir bien o muy mal.
—¿Qué pensás de lo que dijo Jorge Lanata sobre Tinelli, acerca de sus vinculaciones con grupos petroleros y sus negocios con Cristóbal López en Telefe?
—Salió a embarrarle la cancha a Tinelli. Que en el medio de una negociación tire cosas absurdas como lo del petróleo, Manzano, YPF... Marcelo Tinelli es un artista que quiere salir y ser empresario de medios, pero no se va a meter con el petróleo. Lanata salió a hacerle un mandado a (Héctor) Magnetto. Y logró el efecto porque generó una polémica y Marcelo se borró de toda negociación con Telefe y con América.
—¿Te pareció creíble lo que dice Lanata de que había una intención de Cristóbal López de acaparar la grilla de los canales de aire?
—Eso no lo sé. Nosotros tuvimos nuestra conversación individual con Tinelli y no estaba involucrado nadie más. De todas formas, creo que Lanata está en un desorden intelectual tan grande, tiene tantas contradicciones en su vida, suma tantos fracasos. Dice que es el periodista más exitoso. Yo creo que es el periodista que más ha fracasado en los medios. No sé, me parece que es un barrilete.
—De todas formas, Cristóbal López acumula cada vez más poder...
—Cristóbal es un empresario kirchnerista que tiene un negocio que no son los medios, sino el juego, que es un negocio enorme y monopólico. Entonces, puede gastarse 40, 50, 70 millones en comprar una o diez productoras. Y eso la Ley de Medios hasta acá no lo prohibió. Entonces, le han autorizado a entrar a medios con un negocio aparte.

Egos. Más allá de Marcelo, Vila confiesa que, a veces, no es fácil lidiar con las personalidades que tiene en su canal. En ocasiones, asegura, se mete él mismo en las negociaciones finales. “¡A veces es insalubre!”, suelta y agrega: “En el caso de América, no hay hoguera de vanidades”.
—Mirtha Legrand pidió 800 mil pesos para trabajar, según adelantó tu mujer, que dicho sea de paso generó cierta polémica.
—Ibamos en un ascensor, yo le pregunté a la gerenta de América cómo estaban las negociaciones con ella y me dijo que estaban trabadas. “Pide 800 mil pesos”, fue su respuesta. Pamela lo escuchó y lo tiró al aire. Ella es así, me causó gracia que lo dijera.
—¿Cómo ves a Ernestina Pais en “Desayuno americano”? Pamela dijo que duraba poco.
—Son estilos distintos. Ernestina tiene mucha fuerza. Y fue un chiste, dijo que le había prestado el lugar por un tiempo. Ella es así, espontánea, y no quiero que cambie su esencia. La semana pasada salimos a cenar después de seis meses del nacimiento de Lola. Yo notaba que ella quería respirar. Justo estaba por empezar Desayuno... sin ella. Estuvo toda la cena llorando.
—¿Se mete mucho en lo que sucede en el canal?
—Sí, por supuesto, es nuestro trabajo, vivimos acá todo el día.
—¿Por qué se tiñó de rubio?
—Ella quiso hacerlo, a mí me gusta morocha. ¡Es la morocha argentina!