Gladys Ojeda Villalba e Iván López, representan al estudio jurídico de San Justo, Faustino Ojeda, el cual lleva ese nombre en honor al padre de Gladys. Ambos componen un equipo que contiene mucha experiencia y energía al mismo tiempo. Conocer su forma de trabajar, es admirarlos y confiar en lo que hacen a primera vista.
¿Cuál es la historia familiar del nombre del estudio?
“Para mí es un honor representar este Estudio, porque mi papá fue un hombre muy trabajador que siempre trabajo por sus ideales, nosotros intentamos trabajar de esa manera y no hay nada más importante que hacerlo en su honor representando su nombre”, señala Gladys como puntapié y abre el juego descriptivo de su metodología profesional.
¿Por qué afirmamos que el equipo de trabajo del estudio combina la fuerza joven con la trayectoria y experiencia?
La cuestión es que se vaya extendiendo en el tiempo con la misma esencia, no hay nada mejor que la combinación de esa herencia profesional que tenemos y apostar a que se mantenga en el tiempo, ese es el ideal.
¿Cuál es el diferencial por el que recurren a ustedes a menudo?
Yo creo que la gente viene por la forma en la que uno lo atiende y explica cada cosa. Eso no lo consigue en cualquier lugar. Hemos tenido gente que llega a vernos y queda conforme por nuestra atención, sea un caso complicado o insignificante. Para nosotros es importante, si para el cliente lo es. “Yo creo que al elegir esta profesión uno no debe interesarse en el dinero con el que cliente va a pagar, sino por su problema. Para nosotros cada caso es igual, y lo llevamos adelante con la misma importancia. A lo que voy, es que intentamos llevar adelante el trabajo con la misma confianza y profesionalismo, sin hacer diferencia alguna”, afirma Iván, el abogado más joven y eterno agradecido a la UNLAM por haberlo formado en su profesión.
¿En qué consiste en este rubro la confianza del cliente?
La confianza es como uno encara el trabajo. Uno termina siendo un psicólogo muchas veces. Eso es lo importante en esta profesión. Los clientes quieren que uno lo escuche y no sólo le solucione sus problemas. El otro día una señora se puso a llorar con nosotros y nos remarcó eso, que nadie la había escuchado como nosotros, creo que eso vale en nuestra tarea. Eso es lo que llamamos la calidad humana. Hablando de la confianza y de los valores creo que nos gusta mucho la transparencia con el cliente y uno debe estar preparado para que vengan a verte personas que no tienen recursos o están indefensas. Ahí está la vocación y el amor por lo que uno hace. Acá también juega el tema de la humildad y brindar eso es un diferencial.
¿Qué mensaje final dejarían como sello?
Simplemente que no duden en el servicio que nosotros podemos llegar a brindar y aunque los tiempos sean tiranos y muchas veces no ayuden, nosotros trataremos de lograr lo que nuestros clientes pretenden. El cliente debe quedarse tranquilo que con los recursos que tengamos, haremos lo imposible para darle el mejor resultado. No conocemos otra forma de trabajo, es parte de nosotros.
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