“No tenemos ninguna duda y llegará el momento indicado de que se pueda conformar una junta médica que confirme que Chávez fue atacado. Buscaron el punto para dañar la salud de nuestro comandante. Investigaremos si le fue inoculado el cáncer“. Esta fue la frase del vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, horas antes del deceso de Hugo Chávez, que desató la polémica y enmarcó la causa de la enfermedad y muerte del venezolano como consecuencia de un envenenamiento premeditado, colocándolo así entre otros casos de políticos atacados como el palestino Yasser Arafat y el ex espía ruso Alexander Litvinenko.
Casos. Arafat murió el once de noviembre de 2004 a los 75 años en París tras sufrir una infección intestinal que generó una hemorragia y una apoplejía. Las sospechas de envenenamiento se investigaron a través del Instituto de Radiofísica del Hospital Universitario de Lausana, Suiza, durante nueve meses. Se revisó su ropa, el cepillo de dientes e incluso a la emblemática “kufiyya” (pañuelo palestino) de Arafat, donde –aseguran– se hallaron niveles de polonio, una sustancia radiactiva sumamente tóxica, hasta diez veces superiores a lo normal. No conformes con los resultados, el 27 de noviembre pasado, se ordenó una exhumación del cuerpo de Arafat a ocho años de su muerte. Expertos de varios países examinaron sus huesos y se espera un informe para las próximas semanas. También en noviembre de 2006, el ex espía ruso Alexander Litvinenko, murió debido a las altas dosis en su organismo de polonio 210, que supuestamente le fue suministrada por agentes secretos rusos mientras compartían unas tazas de té. El espía ruso Alexander Litvinenko fue empleado por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en una investigación sobre los posibles vínculos entre la mafia rusa y el presidente del país, Vladimir Putin. Litvinenko, murió a los 43 años, tres semanas más tarde de ingerir la sustancia.
