INTERNACIONAL

El argentino Bergoglio es el nuevo Papa y se llamará Francisco I

La Iglesia Católica comienza una nueva era bajo el liderazgo del arzobispo de Buenos Aires. "Soy uno de los cardenales que vino del fin del mundo pero estamos aquí".

El 13 de marzo de 2013 se convirtió en el sucesor de Benedicto XVI.
| AFP

Finalmente la Iglesia conoce al sucesor de Benedicto XVI. El nuevo Papa, recién anunciado, es el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio. "Soy uno de los cardenales que vino del fin del mundo", expresó.

El cardenal protodiácono, el francés Jean Louis Tauran, proclamó desde el balcón de la Basílica de San Pedro la famosa frase en latín "Anuntio vobis gaudium, habemus Papam" ("Os anuncio una gran alegría, tenemos Papa"), con la que reveló al mundo el nombre del 266º sumo pontífice ante 1.200 millones de católicos.

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Nacido en 1936, el sacerdote argentino era uno de los principales pilares en las negociaciones para elegir al reemplazante de Benedicto XVI. Enfrentado con el Gobierno nacional desde hace años, Bergoglio era uno de los principales candidatos para suceder, en su momento, a Juan Pablo II. Finalmente, su momento para liderar la Iglesia católica llegó hoy,

Bergoglio fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina hasta 2011, año en que fue reemplazado por el arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo.

Se asomó luego para impartir su primera bendición "urbi et orbi" ("a la ciudad y al mundo") vestido por primera vez con la sotana blanca papal.

“Comenzamos este camino con el pueblo, un camino de fraternidad y amor”, expresó, luego de las primeras oraciones en el balcón desde donde se presentó a los fieles.

“Rezamos por todo el mundo, por una gran fraternidad”, continuó.

“Que este camino que comienza hoy sea fructífero”, deseó Bergoglio, conocido en adelante como Francisco. 

Durante la hora que separó su elección de su presentación pasó por la llamada "Sala de las lágrimas", donde los elegidos suelen llorar allí en relativa intimidad, ante la magnitud de la responsabilidad que acaban de asumir.

Con esta elección concluyen cuatro semanas inéditas en la historia moderna de la Iglesia después de la renuncia inesperada de Benedicto XVI, alegando "falta de fuerzas", un hecho sin precedentes en los últimos siete siglos.

El nuevo pontífice también tendrá que responder a los escándalos que estallaron durante el último pontificado, como el de los abusos sexuales a menores o el caso "VatiLeaks" de filtración de documentos confidenciales del pontífice que terminó por revelar una trama de abuso de poder en la Curia, el gobierno central del Vaticano.

A estos problemas, se suma una pérdida de influencia de la Iglesia debido a la disminución de fieles y a las críticas de una parte de los católicos por hacer oídos sordos a la evolución del mundo moderno en temas como el papel de la mujer en la Iglesia y la sexualidad.

Los 115 cardenales, de 51 países de los cinco continentes, entraron en cónclave el martes. Según la constitución apostólica, debían permanecer recluidos hasta que un candidato obtuviera dos tercios de los votos, en este caso 77.