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Escándalo de la carne: nuevo golpe a la economía de Brasil

El país es el mayor exportador del mundo. El caso de sobornos y productos en mal estado podría afectar la incipiente recuperación.

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Psicosis. La investigación sobre la venta de carne podrida desató la preocupación ciudadana. | AFP
Como si tuvieran poco de qué preocuparse, los ciudadanos brasileños asistieron anteayer al estallido de un nuevo escándalo nacional: la Policía Federal lanzó una megaoperación contra una presunta red de corrupción conformada por inspectores sanitarios y grandes frigoríficos que vendían carne podrida y otros alimentos adulterados. Según los investigadores, las empresas sobornaban a fiscales y a miembros del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del presidente Michel Temer, para facilitar la comercialización de productos vencidos destinados al mercado interno y al externo.

La llamada Operación Carne Débil reveló que dicha asociación criminal alteraba fechas de vencimiento y adulteraba productos cárnicos con agentes químicos. Entre las empresas investigadas por la Justicia federal de Curitiba, donde se radica la investigación, figuran multinacionales como JBS, dueña de las marcas Big Frango y Seara Alimentos, y BRF, dueña de Sadia y Perdigão.

Más allá del impacto político, el escándalo podría convertirse en un lastre para la incipiente recuperación económica: Brasil es el mayor exportador de carnes del mundo, y el sector agroindustrial se perfilaba como uno de los motores para salir de la crisis que padece el país desde hace casi tres años.

“En los últimos años, Brasil se transformó en uno de los jugadores más fuertes en el mercado internacional de las carnes –dijo a PERFIL el economista Dante Sica, director de la consultora Abeceb–. Las empresas brasileñas del rubro tienen un fuerte control sobre casi todo el espectro del mercado. Las sospechas sobre los controles de calidad tendrán un impacto en el sector que, a su vez, podría convertirse en un nuevo elemento que demore la salida de la crisis económica”.

Derrumbe. La Bolsa de San Pablo acusó recibo del escándalo: apenas unas horas después de que la policía hiciera pública la operación, las acciones de JBS y BRF se derrumbaron 6,01% y 5,65% respectivamente, mientras que el índice Ibovespa cayó 0,17%.

La repercusión internacional del caso pone de manifiesto el problema que supone una bomba de esta naturaleza en los cimientos de uno de los sostenes de la economía del país. “El escándalo echa dudas sobre la industria de los agronegocios en Brasil, un pilar relativamente firme de la debilitada economía del país –advirtió ayer el diario estadounidense The New York Times–. Es otro golpe a una nación que luchaba para recuperarse de los escándalos colosales en Petrobras y Odebrecht”.

Ayer, el presidente Temer convocó a una reunión de emergencia en Brasilia para dar respuesta al caso. Buscarán que la economía lo sufra lo menos posible.