El ultraderechista Jair Bolsonaro asumió el primer día de 2019 la presidencia de Brasil prometiendo gobernar sin discriminar a nadie, defendió el porte de armas y agradeció a Dios por haber sobrevivido a un atentado. Debido a ese atentado el general Sergio Etchegoyen, ahora exministro de Seguridad Institucional, dispuso un esquema con unos 3.000 soldados y policías, bases móviles de misiles y controles inéditos para el público y la prensa.
Terminada la ceremonia en el congreso nacional, Bolsonaro habló ante miles de seguidores, en una Brasilia blindada, a los que prometió librar a su país del socialismo. "Primero quiero agradecer Dios por estar vivo, un verdadero milagro de la Santa Casa (hospital donde fue operado), gracias mi Dios", dijo al iniciar su discurso minutos después de jurar como 38 jefe de Estado. "Reafirmó mi compromiso construir sociedad sin discriminación", prometió el capitán retirado del Ejército vencedor de los comicios del 28 de octubre.
Bolsonaro y su esposa Michelle llegaron poco antes de las 15 horas a la rampa de ingreso del Palacio del Congreso, después de haber recorrido la ciudad a bordo de un Rolls Royce descapotado siendo clamado por miles de simpatizantes bajo un cielo nublado pero sin lluvia. Luego de tomar poseción del mando Bolsonaro se dirigió al Palacio del Planalto donde recibió la banda presidencial de su antecesor Michel Temer.
Con esa banda se dirigió a miles de personas desde el parlatorio del Planalto "Es con humildad que me dirijo a todos como presidente, me coloco ante la nación en este día que es el día en que la nación comenzó a liberarse del socialismo", proclamó Bolsonaro. Y agregó que este 1 de enero de 2019, al iniciar su mandato de cuatro años, fue el día en que Brasil "comenzó a liberarse de la inversión de valores, del gigantismo estatal y de lo políticamente correcto".