Se afianza la alianza estratégica entre Argentina y Rusia en un contexto de fuertes diferencias de ambos países con las principales potencias occidentales. Esta convergencia ya se ha visto en las posiciones que adoptaron en las Naciones Unidas, y se espera que haya nuevas coincidencias durante la sesión de apertura, a la que no asistirá el presidente ruso, Vladimir Putin. Esta semana, una comisión liderada por el hombre de Kicillof en la Cancillería, el secretario de Relaciones Económicas, Carlos Bianco, y la ministra de Industria, Débora Giorgi, viajó a Moscú. La misión comercial fue en busca de oportunidades que se abren por las sanciones que aplicó Rusia a los países de la Unión Europea. “Argentina tiene una gran posibilidad que debe saber aprovechar”, evaluó una fuente del servicio exterior ruso. La misión comercial a Moscú rompió una mala seguidilla de la Cancillería, que debió suspender dos misiones en el último año por falta de empresarios interesados en integrarla. La visita de Putin en julio, las sanciones a la UE por la crisis en Crimea y el fuerte impulso que dio el Gobierno permitieron llevar más de cien empresas a la capital rusa. Ante la consulta de PERFIL, autoridades de la Cámara Argentino Rusa confirmaron que en los últimos meses se han “multiplicado las consultas por parte de empresas rusas que se acercan a la institución por productos alimentarios que ya no pueden comprar en Europa”. Sin embargo, varias compañías que participaron de la misión volvieron decepcionadas. En algunos casos, no lograron concretar ninguna de las citas previstas con empresarios rusos. Rusia tiene un fuerte interés en el contrato de la represa Chihuido I y la quinta central nuclear. El socio clave de las empresas moscovitas es la Corporación América, de Eduardo Eurnekian. El empresario sumó un acuerdo con la empresa nuclear estatal Rosatom. Además, los rusos buscarán lograr acuerdos de venta de material militar en Buenos Aires la próxima semana.
