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El Ateneo Grand Splendid cumple 20 años

Alguna vez fue cine y teatro; hizo cantar a Carlos Gardel en una radio por primera vez y a Mirtha Legrand, regresar a los escenarios con 40 kilates. La más bella, la más visitada, la más voluminosa, el Ateneo Grand Splendid de la Av. Santa Fe convirtió una librería en un paseo inolvidable.

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GRAND SPLENDID | turismo.buenosaires.gob.ar- REDES

Cuando en Rusia estallaba la Revolución de 1917 y Sergei Eisenstein ni siquiera pensaba que El acorazado Potemkin  lo haría mundialmente famoso, un inmigrante austríaco, Mordechai David “Max” Glücksmann encaraba su obra más icónica: construir el teatro Grand Splendid, sobre los cimientos del Teatro Nacional Norte. 
En dos años estuvo listo, ahí donde todavía está, sobre Avenida Santa Fe 1860, en Barrio Norte. El 23 de mayo de 1923 le instalaron sobre la azotea una antena enorme que parecía una grúa y comenzó también a funcionar como radio, la Radio Grand Splendid, en donde Carlos Gardel cantaría el primer vivo radial de su carrera, el 1 de octubre de 1929. La Gran Depresión también sacudió la Avenida Santa Fe. Pero Glücksmann no se dio por vencido. 
De hecho, hacía rato que a Glücksmann le había picado el bichito del cine. Cuando llegó al país, en 1890, había hecho sus primeros palotes como ayudante de fotografía en la Casa Lepage, propiedad de un barón belga que le presentó a otro pionero que a los argentinos nos suena, el francés Eugenio Py. Los tres vieron que el flamante cinematógrafo de los hermanos Lumière sería un gran negocio y les escribieron para comprar su invento. No llegaron a nada, pero no se quedaron con las manos vacías: compraron el cronofotógrafo Elgé y un cinematógrafo Phaté. Así fue como Buenos Aires tuvo su primera sala de cine, en el Grand Splendid, desde luego. Aquí mismo se pasó también la primera cinta sonora del país, Tango (Luis Moglia Barth) el 27 de abril de 1933, luego de haber sido estrenada en la sala Real Cine.
Los años y el prestigio le fueron pasando por encima y allí sigue estando, pero desde hace 20 años como Ateneo Grand Splendid, fachada de librería, pero en verdad centro cultural icónico. El 4 de diciembre de 2000, el grupo Grupo ILHSA (de capital nacional, propietario de las librerías Yenny, la editorial El Ateneo, el sitio web Tematika y la revista Quid) cortó las cintas de su proyecto más ambicioso y emblemático: la mayor librería de Sudamérica.

En cuatro plantas, 2.000 m2 y un acopio de 120.000 títulos en un emprendimiento que apunto a rescatar el prestigio del pasado y ponerlo a tono con las demandas del público del siglo XXI. 


Tres millones de dólares en inversión, un contrato de alquiler renovable por diez años y 3.000 visitantes por día hacen sospechar que la ecuación y el esfuerzo valieron la pena. En 2008, el periódico inglés The Guardian le dio el segundo puesto entre las mejores librerías internacionales, y en 2019, la revista estadounidense National Geographic  la eligió “la más linda del mundo”. 
Detrás del telón de terciopelo original, el escenario teatral se adaptó para albergar un bar y restaurante. Por la platea y en los antiguos palcos, se dispusieron sillones cómodos para que los visitantes se sentaran a hojear un libro sin obligación de compra. Se instaló una escalera mecánica para visitar el inmenso salón de venta de música y libros infantiles; el piso más alto se convirtió en sala de exposiciones; el palco central, en terraza panorámica. Las viejas boleterías? Es el punto de venta de las ediciones de bolsillo.

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Y todo ese esplendor bajo la magnánima cúpula original de 20 metros de diámetro que Nazareno Orlandi pintó en 1919 con una alegoría de la paz: flores, nubes y palomas para festejar el fin de la Primera Guerra Mundial.

No olvidemos que Glücksman venía de la actual Ucrania, ex Imperio Austrohúngao. A la izquierda de la bóveda, se ve otra figura femenina que sostiene un proyector de cine. 
Antes de la pandemia, el lujo del Grand Splendid albergaba doscientos eventos anuales, entre presentaciones de libros y discos, exhibiciones fotográficas, pinturas, ciclos infantiles e incluso un desfile de estrellas de todos los ámbitos y colores de la cultura, que sería imposible enumerar (desde Ernesto Sábato hasta Chayanne, pasando por Mario Vargas Llosa, Horacio Ferrer, Ricardo Montaner, Arturo Pérez Reverte, Jorge Fernández Díaz, Emmanuel Macron, Gaël Faye y Charlie García, entre centenares de famosos). Y además, se dieron el lujo con algunas perlitas, como tener a Mirtha Legrand y Arnaldo André, en 40 kilates
La pandemia vació su agenda y la privó de los contingentes turísticos y las visitas escolares. Pero 20 años no son pocos y, aferrados a Facebook e Instagram, ofrecerán cartelera llena. Habrá charlas en vivo para homenajear a Stephen King; se desempolvarán las mejores fotos de eventos de estos dos decenios; mostrarán imágenes del local grabadas con un drone y no faltarán los mensajes y saludos grabados de varias personalidades de la cultura. Publicarán el ranking de los libros, músicas y películas más vendidos de estos primeros 20 años. Y podemos anticipar que El código Da Vinci, 40 Obras fundamentales de Astor Piazzola y El secreto de sus ojos (Juan José Campanella) encabezan cada categoría.
Además, habrá un concurso. Los usuarios podrán postear fotos que hayan sacado en el local con el hashtag#ElAteneoGrandSplendid20Años.