La pequeña Molly Everette Gibson nació el pasado octubre de un embrión que estuvo congelado por 28 años. El suceso tuvo lugar en Tennessee, Estados Unidos y batió el récord anterior que pertenecía a la hermana gemela de Molly (24 años).
Tina, una maestra de escuela primaria y su esposo, experto en ciberseguridad, habían intentando tener un embarazo natural por un término de cinco años. Desesperados, y como último recurso, decidieron acudir al Centro Nacional de Donación de Embriones (NEDC), una organización sin fines de lucro radicada en Knoxville.
En principio, las familias interesadas en este tratamiento basado en la donación de embriones no utilizados, pueden optar por una adopción en la cual establezcan contacto con los padres biológicos o no. Una vez tomada la decisión, se comienza con el proceso.
De los miles de embarazos que recibe la organización, solo los relativos a las hermanas Gibson fueron llevados a cabo con el uso de embriones “viejos”. Aunque parezca un caso excepcional, la jefa de procreación asistida del hospital San Filippo Neri de Roma, Arianna Pacchiarotti, reconoce: “El hecho de que un embrión después de 30 años todavía sea capaz de dar lugar a un embarazo no es de extrañar”. Agregó también que “si se almacenan correctamente” es posible que “resistan aún más”.
Aun frente a las declaraciones de la experta, la pareja no pudo salir del asombro luego de tan inesperada hazaña. “Todavía estoy sin aliento. Si alguien me hubiera dicho hace cinco años que no tendría uno, sino dos hijos, lo habría llamado loco". reconoció la señora Gibson ante medios locales estadounidenses.
El embrión había sido criogenizado a finales de 1992, dos años antes de que naciera su actual madre, y permaneció así hasta febrero de 2020, cuando los Gibson decidieron adoptarlo.
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