Durante su segunda presidencia, Juan Domingo Perón hizo lobby para unir Argentina y Chile en un único núcleo, en principio comercial, los Estados Unidos de Hispanoamérica.
El 16 de febrero acordaron suscribir ese acuerdo y, pocos días después, el presidente Juan Domingo Perón viajó a Chile con su comitiva para reunirse con el presidente chileno, el General Carlos Ibáñez del Campo.
Perón fue recibido por bandas militares, desfile de fuerzas, y trasladado en un descapotable que se abría paso entre un hormiguero de chilenos que desbordaban las aceras decoradas con las banderas de ambos países, una junto a la otra. El vehículo avanzó lentamente mientras la muchedumbre ovacionaba a Perón como si él también fuera chileno.
Perón y los Estados Unidos de Hispanoamérica
Luego, arribaron al Palacio de la Moneda, tanto Juan Domingo Perón como Carlos Ibáñez del Campo dieron sendos discursos y, más tarde, suscribieron el convenio económico por el que Argentina y Chile se unirían comercialmente para intercambiar los recursos minerales y energéticos de Chile y los productos agropecuarios argentinos.
Así, soñaron la semilla de un bloque al que luego invitarían a Brasil para crear el ABC, Argentina, Brasil y Chile.
Esta alianza debía completarse luego con otros invitados sudamericanos (Paraguay, Ecuador, Nicaragua y Bolivia se sumaron a fin de año, pero el fallecimiento del presidente Getulio Vargas complicó el ingreso de Brasil) para dar forma a los Estados Unidos de Hispanoamérica, el espejo meridional de los Estados Unidos de América, que en el siglo XIX había logrado en su territorio una exitosa alianza económica y política con colonias de diversas procedencias.
Este convenio fue el primer paso para la creación del Mercosur.
El Mercado Común del Sur (MERCOSUR) fue un proceso de integración de los países de América del Sur, que sólo se efectivizó el 26 de marzo de 1991, cuando Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay firmaron el Tratado de Asunción. ¿Y Chile? No, no está.
“Se sumaron posteriormente Venezuela (suspendida por “ruptura del orden democrático”) y Bolivia –esta última en proceso de adhesión–, que se unieron para avanzar en conjunto por el bienestar de sus pueblos”, reza el sitio oficial, que no hace mención alguna a la iniciativa de Perón de 1953.
De todos modos, otros países miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) pueden participar de las reuniones del MERCOSUR como invitados con derecho a voz, pero sin voto. En esta situación se encuentra Chile, además de Colombia, Ecuador, Perú, Guyana y Surinam.
Perón, Chile y el populismo
Juan Domingo Perón realizó una visita protocolar a Santiago de Chile, con la excusa de saludar al mandatario electo hacía pocos meses. Carlos Ibáñez del Campo había egresado de la Escuela Militar del Gobernador Bernardo O’Higgings y, como el General Perón, tenía vocación populista.
En dos ocasiones ocupó la máxima investidura chilena: su primera presidencia había sido entre 1927 y 1931 y la segunda, entre 1952 y 1958. En la primera, ganó las elecciones, pero era el único candidato; en la segunda, también ganó haciendo alianzas con otras fuerzas y sumando el voto femenino, por primera vez en la historia de Chile (idem en Argentina).
Aunque en la primera presidencia Ibáñez del Campo fomentó la obra pública (cloacas, alcantarillas, hospitales), la Gran Depresión, el desempleo y el desplome del precio del cobre y el salitre le costaron el cargo (debió renunciar y se refugió en Argentina).
Apenas puso el pie en el Palacio de la Moneda por segunda vez, el General Carlos Ibáñez del Campo apuntó directo a crear la Empresa Nacional de Petróleos (ENAP), la Compañía de Aceros del Pacífico (CAP), la Industria Azucarera Nacional (IANSA), el Ministerio de Minería y el Banco del Estado de Chile.
En su primer gobierno había combatido al comunismo; en el segundo hizo alianzas con laboristas y socialistas. Fue quien creó, en Chile, la Corporación de Vivienda (CORVI), enfocada en construir casas populares.
En paralelo, Juan Domingo Perón, de este lado de la Cordillera de los Andes, había incorporado en la reforma constitucional de 1949 el "derecho a la vivienda" para abordar el déficit habitacional de los sectores sociales más desfavorecidos. A tal fin creó la Fundación Eva Perón y se orientó el trabajo del Ministerio de Obras Públicas (MOP).
Ya antes, cuando fue parte de la revolución militar de 1943, Perón había trabajado para unificar a los sindicatos en una central única, CGT. Del otro lado de los Andes, casualmente, Carlos Ibáñez del Campo hizo a su turno la venia a la fundación de la Central Única de Trabajadores (CUT), en 1953.
Las semejanzas y el populismo de ambos presidentes era evidente. El gobierno argentino le entregó la Orden del Libertador San Martín, (galardón de seis grados, creado por los revolucionarios militares de 1943) para homenajear "a los funcionarios civiles o militares extranjeros que en el ejercicio de sus funciones, merezcan en alto grado el honor y reconocimiento de la Nación". Un distinción que recibieron personalidades tan disímiles como Camilo José Cela, Licio Gelli, Marshall Meyer, Augusto Roa Bastos y Nicolás Maduro (a quien el ex presidente Macri se la revocó), entre otros.
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