CICLO DE ENTREVISTAS
Ciclo de Entrevistas

Daniel López Rosetti: “Lo que le pasó a Silvina Luna es una barbarie”

El médico participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación Perfil USAL. Críticas a Aníbal Lotocki por la intervención a la modelo. El uso indiscriminado de ansiolíticos en el país. Y el estrés que generan las elecciones y las crisis económicas.

Daniel López Rosetti en el Ciclo de Entrevistas
Daniel López Rosetti en el Ciclo de Entrevistas | Estudiantes Posgrado Periodismo de Investigación Perfil USAL

Daniel López Rosetti participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación Perfil-USAL y se refirió al estado de salud de Silvina Luna, manifestando su rechazo hacia el procedimiento de Anibal Lotocki, que realizó una cirugía estética a la actriz. “Como médico me siento realmente indignado por la mala praxis realizada en forma absolutamente clara, siento vergüenza ajena. Me siento muy mal con lo que sucedió. Me siento muy incómodo con esta situación. Lo que le pasó a Silvina Luna es una barbarie”, sentenció.

El médico también habló sobre el impacto de la contingencia política y económica en la salud de los argentinos y el consumo de medicamentos a causa del estrés. “Está claro que la Argentina es uno de los países del mundo que más psicofármacos utilizan. Los ansiolíticos se usan realmente en forma indiscriminada”, expresó en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.

—¿Usted cree que Aníbal Lotocki, el médico que operó a Silvina Luna, debería ir preso?

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—La privación de la libertad es una cuestión que depende del ámbito jurídico. Como médico me siento realmente indignado por la mala praxis realizada en forma absolutamente clara, siento vergüenza ajena. Me siento muy mal con lo que sucedió. Me siento muy incómodo con esta situación. Lo que le pasó a Silvina Luna es una barbarie. En medicina no hay una obligación de resultado sino una obligación de medio, y lo primero que aprendemos, recuerdo a los profesores que hemos tenido en el Hospital de Clínicas, nos decían primum non nocere que en latín significa “primero no dañar”. Hay una prerrogativa que es: nunca indiques algo a un paciente o mediques algo que no tomarías, o que no le harías tomar a un ser que querés mucho. Y eso es una responsabilidad que invita a reflexionar.

—¿Considera que Silvina Luna es una víctima de la presión social?

—Es un tema de análisis, pero ella no es víctima de nada, es decir, no tiene culpa. Esto es responsabilidad del médico tratante. En mi cosmovisión como profesional de la medicina, estoy claramente al lado del paciente, no creo que tenga ninguna responsabilidad de ningún orden en esta condición. Es totalmente de quien le tiene que indicar el tratamiento y los riesgos que pueden surgir. El rol del facultativo es ese. Quiero ser muy claro: la única responsabilidad acá es del cirujano.

—¿Cómo califica al médico que procedió de esa manera con Silvina Luna?

Es el responsable, sin ninguna duda. Aparte, por algo que es importante y es el hecho de que no tiene la aplicación en la especialidad que ejerció. Nosotros siempre decimos y, sobre todo en medios de comunicación, que los pacientes deben consultar a médicos, que estén adheridos a una sociedad científica que los avale y que contemple la especialidad correspondiente que ejercen y este no ha sido el caso porque el mismo médico indica que no tiene la especialización en cirugía plástica. Me parece una barbaridad porque he visto manifestaciones posteriores que no se ajustan al decoro, a la empatía ni a la comprensión. Es muy fuerte el tema.

—¿La salud de Luna corre peligro?

Los médicos tratantes son los que tienen más información, pero sin duda estamos en una situación complicada porque se trata de una paciente con una insuficiencia renal crónica que requiere diálisis. Ahora, aparentemente, tiene una infección que en esa condición no puede ir a trasplante hasta que la rehabilite el INCUCAI. Sé que tiene una pérdida importante de peso y estuvo al borde de que tengan que realizarle una traqueotomía. Se habló de una infección por una bacteria no bien determinada, que no se conoce públicamente, pero que corre peligro su vida, no hay duda, de acuerdo con las condiciones que son de público conocimiento.

¿Podría llegar a tener problemas neurológicos?

—De hecho, ahora los tuvo. Una inflamación encefálica es justamente porque la falla, que se llama multi orgánica, es decir, cuando hay insuficiencia respiratoria, la presión arterial disminuye, hay una infección generalizada a nivel sanguíneo que se denomina sepsis, eso también involucra y compromete el funcionamiento de los llamados órganos nobles entre ellos el corazón, el encéfalo y el cerebro. Sin embargo, en el momento de la extubación, según el informe oficial, tuvo una buena reacción, reconoció a familiares, pero eso se verá con el tiempo. Podría haber alguna complicación, no debería existir a nivel encefálico, sin embargo, no se puede descartar.

¿Lo que le pasó a la modelo le puede pasar a cualquier persona?

Es algo que no debería pasar. Por eso ha fallado la justicia y fue incriminado el médico tratante por mala praxis, que tiene que ver con la impericia, la negligencia, la imprudencia y acá se ha pasado un límite en cada una de esas condiciones. La medicina tiene una obligación y el avance de la ciencia médica que ha sido extraordinario hace que a cualquier cirugía plástica programada -que no es un accidente en el que se ingresa a un hospital con un deterioro importante, con pérdida de sangre, en estado de shock- se llegue en la mejor condición posible porque se realizan riesgos quirúrgicos, electrocardiogramas previos, se hace una historia clínica para saber si hay condiciones de peligro específicas, antecedentes de alergia a medicamentos o de reacciones adversas. En una cirugía programada en un paciente sano no debería haber ninguna dificultad, esto es verdaderamente excepcional y es emergente de una clara mala praxis médica.

—¿Hay algún tipo de responsabilidad de índole institucional respecto de las habilitaciones?

—No sé dónde hicieron la cirugía inicial, pero debe haber sido un lugar habilitado. Acá la responsabilidad absoluta es del médico tratante, eso es indelegable.

—Algunas profesionales de salud mental sostienen que vivimos en una “sociedad empastillada”. ¿Qué opina usted al respecto?

—En referencia al uso de psicofármacos, está claro que la Argentina es uno de los países del mundo que más medicamentos de este tipo utilizan. Los ansiolíticos, es decir, las llamadas benzodiacepinas, diazepam, clonazepam, clorazepato dipotásico, etcétera se usan realmente en forma indiscriminada. La ansiedad y la depresión son dos entidades nosológicas y patologías en constante desarrollo y aumento. Todo lo relacionado a la enfermedad mental registra un incremento. El estrés de la vida moderna y la sobre exigencia del entorno ha tocado un punto que es absolutamente álgido, y con él obviamente el desarrollo de la farmacología. Si no se controla el uso de las moléculas de estos fármacos siempre vamos a llegar a una condición de sobreutilización y eso se aplica a la psicofarmacología, en general. Los productos farmacéuticos de venta libre se pueden vender en esa condición en farmacias porque están aprobados por el ente regulador que es el ANMAT. Pero también hay que tener presente que venta libre no representa consumo libre, entonces siempre tiene que haber una responsabilidad en el uso de los medicamentos.

—En un año con elecciones muy polarizadas y en medio de una crisis económica muy fuerte, ¿cuál es el impacto que esto genera en la salud?

—En tiempo real sería una cuestión difícil de evaluar, pero las repercusiones se ven, en el estrés psicosocial, que se entiende como un estado que cruza tangencialmente, transversalmente una sociedad. Sea esto por distintos motivos como puede ser una guerra, en distintas partes del mundo, la crisis económica del año 2000 en nuestro país, o lo que sucedió con el Covid que, en 60 días, de diciembre del 2019 a febrero del 2020 alcanzó a toda la población. En nuestro país muy probablemente haya una repercusión psicosocial por las condiciones en que estamos viviendo. Siempre hay temor, duda e incertidumbre por los cambios de gobierno, las elecciones. Y el temor, la duda y la incertidumbre es básicamente el concepto descrito por Redford Williams en la Universidad de Duke que es bastante demostrativo de lo que representa emocionalmente el síndrome del estrés.

—¿Podría volver a suceder una pandemia como el Covid?

Sí, siempre ha sucedido, históricamente. Es una condición que es lógico que se vuelva a producir. La ventaja que tenemos hoy es que el desarrollo de las vacunas de ARN mensajero, las conocidas como la de Pfizer o Moderna, dieron una ventaja evolutiva enorme, ya que son bastante fáciles de reestructurar ante genomas nuevos. Son muy versátiles. Pero sí, uno tiene que suponer, y la historia de la medicina así lo demuestra, que de tanto en tanto aparecen virosis que se extienden en regiones muy amplias. Esperemos que no sea pronto y que la ciencia esté lo más avanzada posible pero la posibilidad existe y es aceptado por toda la comunidad científica.

—¿Está preparado el sistema de salud argentino para otra pandemia?

La verdad es que, dentro de las circunstancias generales, a partir de la infraestructura que tuvimos en nuestro país, tenemos una ventaja enorme. Las imágenes que nos llegaban de Europa cuando esto comenzaba, del norte de Italia, de España, realmente asustan. Parece increíble, pero si vamos a lo que sucedió en Estados Unidos, en Nueva York, donde tuvieron que mover por el río Hudson un buque hospital de la marina de Estados Unidos, donde había gente que prácticamente no tuvo atención, había acumulación de cadáveres en el Central Park, una cosa que es realmente de ciencia ficción. Eso a nosotros nos dio tiempo y el tiempo siempre es oro, ni hablar en medicina. Para una situación similar a la que hemos vivido, estamos en condiciones, pero habría que ver cuál sería la potencialidad, el grado de infectividad de un virus que sea una nueva amenaza a escala global. También, es cierto que hubo una gimnasia tanto en el sistema público como privado y hoy el personal, la gente del ámbito de la salud está formada en este sentido. Cuando esto sucedió, como médico que trabaja en un hospital público, nos sorprendió a todos y en nada de tiempo tuvimos que aprender a hacer cosas. Así que calculo que esta generación está preparada para esa condición. Casi llegado marzo del 2020, toda la actividad académica que hacía, en la Asociación Médica Argentina, en la Universidad de Buenos Aires, en la Facultad de Medicina de la UBA o en la Fundación Favaloro, se pasó a un sistema online y fue toda una movilización muy importante, ese expertise y esa práctica ha quedado. En este momento estamos haciendo un Zoom y no sé si lo estaríamos haciendo si no hubiese existido la pandemia.

—¿Cómo se abordará la salud en los próximos años con el surgimiento de la inteligencia artificial?

—Es una pregunta por demás interesante, cuando aparece una revolución de esta naturaleza como pudo haber sido internet, la resonancia magnética o la tomografía computada, cada avance de la medicina ha condicionado un desafío indudable. La inteligencia artificial va a tener un rol protagónico y va a generar avances impresionantes. Ya tenemos sistemas de diagnósticos de IA que desafían la imaginación. Obviamente, como toda herramienta, dependerá del buen o mal uso que la sociedad le dé, pero es algo que llegó para quedarse y expandirse.

—Agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas con estudiantes de Periodismo de Perfil Educación y le damos la posibilidad de hacer un comentario final.

—Ante todo gracias por convocarme a esta charla, que me gusta porque es entre colegas en pleno desarrollo. Digo colegas porque comparto un poquito del área del periodismo. No soy periodista, soy un médico que está en medios de comunicación. Mi rol es básicamente como profesional de la medicina, pero tengo un enorme respeto por el periodismo, por la función que tiene en la sociedad actual. Empecé a estar en medios de comunicación porque me llamaron periodistas que atendía como médico y me dijeron: “Daniel vos qué hablas fácil y se te entiende”, así me empezaron a sacar en un lugar o en otro, pero también descubrí que el periodista tiene cosas muy comunes a nosotros los médicos y es que no tienen horario, llega un momento para presentar una nota y hay que presentarla en ese horario y un micrófono o una cámara cuya luz roja se prende, no hay sábados, ni domingos, navidad o año nuevo, hacen guardias, tenemos mucho en común. Entonces dije que sí, para mí es un lindo momento, ojalá sirva de algo.

Por Victoria De Dios, Julio César Morla y Sol Lacman
Estudiantes de Perfil Educación
Posgrado en Periodismo de Investigación Perfil-USAL