CIENCIA
cibercultura

Cada vez más chicos aprenden programación desde la escuela

A través de las iniciativas públicas Program.AR y Codecademy, se enseña a escribir código. Aseguran que los niños desarrollan así su creatividad y el pensamiento lógico.

Sin tizas. En el CMDLab del Centro Metropolitano de Diseño, los chicos aprenden modelación digital en 3D, robótica y también electrónica.
| Marcelo Aballay

Los niños manejan la tecnología de manera intuitiva cada vez a más temprana edad. Con dos o tres años abren y cierran juegos, agrandan y achican imágenes y cambian de pantalla en un smartphone o tablet en cuestión de segundos. Con esta tendencia en mente, crece en el mundo un movimiento de organismos estatales y privados que busca enseñar código desde la infancia y que los chicos también puedan crear sus propios programas informáticos.

En la Argentina, existen múltiples iniciativas que persiguen este fin. El mes pasado, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva lanzó Program.AR, que busca despertar vocaciones por carreras tecnológicas. “Buscamos que chicos de todo el país puedan aprender ciencias de la computación y, especialmente, programación que es la disciplina que está detrás de toda esta revolución que está ocurriendo en el mundo”, le explicó a PERFIL Santiago Ceria, director ejecutivo de la Fundación Sadosky y responsable de Program.AR.

Según Ceria, aprender conceptos básicos de la programación ayuda a los chicos a desarrollar habilidades como la capacidad de abstracción, la creatividad y, además, los prepara para enfrentar problemas de la vida cotidiana. También desde el año pasado existe el concurso Dale Aceptar que premia la animación 3D y el diseño de videojuegos para personas sin conocimientos de programación, del que ya participaron más de 14 mil chicos de todo el país.

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Desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se acaba de anunciar un acuerdo de colaboración con Codecademy.com que permitirá replicar en las escuelas públicas porteñas las clases gratuitas sobre lenguajes de programación que ofrece esta plataforma interactiva, una de las pioneras y más utilizadas en el mundo. Los contenidos y cursos se traducirán del inglés al español y podrán ser utilizado en su versión argentina bajo el dominio Codecamy.ar. Desde el CMDLab, perteneciente al Centro Metropolitano de Diseño de la Ciudad, también se están desplegando talleres gratuitos para jóvenes de 15 a 18 años referidos a modelado digital y fabricación en 3D, electrónica y robótica.

Desafío global. En el mundo, el gran pionero es Israel, que empezó a incluir programación en la escuela primaria a mediados de los ‘90. Otros países como Nueva Zelanda, Finlandia y Estonia, tienen cursos de alcance nacional. En los Estados Unidos, sólo desde diciembre de 2013 hasta la fecha, más de veinte mil docentes tomaron clases de introducción a la programación en la plataforma Code.org. Y más de treinta distritos escolares, incluidos los de Chicago y Nueva York, acordaron incluir la enseñanza de esta disciplina desde los primeros grados. Detrás de estos cursos están los titanes de la tecnología –Code.org cuenta con inversiones de Bill Gates y Mark Zuckerberg por más de US$ 10 millones– que saben que en el futuro no tan lejano necesitarán ingenieros capacitados, un bien humano escaso (ver recuadro).

Otra forma en la que los niños están ingresando al mundo de código sin saberlo es a través de juegos como Minecraft que requiere que ejecuten comandos propios de la programación para lograr avanzar en la ‘creación de mundos’. En el sector de ONGs, la Fundación PUPI, tiene su Núcleo de Acceso al Conocimiento donde trabajan con el software Alice, desarrollado por la Universidad de Carnegie Mellon que permite crear animaciones y juegos. También el Instituto Tecnológico de Massachusetts desarrolló una plataforma para que los chicos aprendan a programar. Se llama Scratch, es gratuita y está disponible en español.

La enseñanza de programación en los chicos presenta varios desafíos. En Argentina, por ejemplo, la cantidad de alumnos –cuatro millones, sólo en escuelas secundarias–, la actualización de la currícula, la capacitación docente y la necesidad de un cambio cultural educativo. También cómo ‘seducir’ a las mujeres hacia las carreras tecnológicas, ya que hoy representan sólo el 13% del alumnado. “Más allá de cómo se llega, si con la currícula o con actividades extracurriculares, es un desafío bastante grande, pero que vale la pena”, opinó Ceria. Es que como decía Steve Jobs, el creador de Apple:  “Todo el mundo debería aprender a programar, porque eso enseña a pensar”.

 

Alta demanda laboral

La Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos de la Argentina anunció que sólo durante 2013 faltaron cubrir posiciones de más de cinco mil profesionales de carreras afines a la tecnología en empresas argentinas. El sector es uno de los pocos que goza de un piso muy cercano al pleno empleo y de salarios bastante por encima de la media. Y el déficit de mujeres es el más grave, ya que sólo hay una mujer cada diez hombres en el mundo de los profesionales tecnológicos. Y esta escasez de graduados en ciencias de la computación afecta a numerosos
países, especialmente a los que tienen a la innovación como motor económico, como es el caso de EE.UU.

Poco tiempo atrás, su presidente, Barack Obama, señaló que ese país necesitaba contar para los próximos cinco a diez años, con alrededor de quinientos mil nuevos ingenieros y un millón y medio de programadores.