La historia se remonta al año 1976, cuando la NASA en una exploración en el planeta Marte envío las sondas Viking 1 y 2, que recogieron muestras de vida; sin embargo, un error las destruyó. “Encontramos vida en Marte hace casi 50 años, pero la matamos sin querer”, confirmó el científico alemán y profesor de Astrofísica en la Universidad Técnica de Berlín, Dirk Schulze-Makuch.
La teoría fue planteada por el propio docente y científico alemán durante el mes de junio durante un simposio realizado en Amsterdam, capital de los Países Bajos. Dirk Schulze-Makuch ratificó que la recolección de las pruebas fue llevada a cabo de manera incorrecta.
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Un error de cinco décadas
Las trazas de sustancias orgánicas cloradas halladas por las sondas Viking 1 y 2 durante la década del 70, coinciden con lo recabado por otras misiones como Phoenix (2008) o los róveres Curiosity (2012) y Perseverance (2021). Sin embargo, en el primer error de la NASA, se creyó que eran fruto de una contaminación orgánica de los instrumentos cuando fueron enviados la Tierra. Al estar clorados resultó imposible saber si las sustancias derivaron de procesos biológicos o, por el contrario, de reacciones químicas abióticas y sin relación alguna con la vida.
A ese primer error se le sumó otro que señaló el científico y que se vincula directamente con la aplicación de agua y calor a las muestras. Es sabido que el H₂O era el componente fundamental para el surgimiento de “vida”, pero al ponerle demasiada agua “ahogaron” la prueba.
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El científico alemán escribió en un artículo del portal Big Think: “Muchos de los experimentos del Viking implicaban la aplicación de agua a las muestras de suelo, lo que puede explicar los desconcertantes resultados. Quizá los supuestos microbios marcianos recogidos para los experimentos de liberación pirolítica no pudieron hacer frente a esa cantidad de agua y murieron al cabo de un tiempo”.
El profesional expuso que con uno de los instrumentos de las Viking llamado cromatógrafo de gases-espectrómetro de masas también se sobrealimentó la prueba. Es decir, esta herramienta sirve para detectar compuestos orgánicos, pero para analizar las muestras el cromatógrafo debe calentarlas primero. En ese proceso se habría matado a los compuestos y formado el dióxido de carbono que terminó detectando el instrumento.
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Sin agua no hay vida
Según Dirk Schulze-Makuch la prueba más palpable que puede haber vida sin necesidad de agua se ubica en uno de los lugares más áridos del planeta: el desierto de Atacama, en Chile. El científico afirmó que en ese entorno existen microorganismos que viven dentro de las rocas salinas y se aprovechan de un proceso llamado higroscopidad, por el cual las sales captan agua de la humedad del aire. El profesor alemán, afirmó que los lugares de Marte donde aterrizaron las sondas Viking, ambos en la región ecuatorial, tenían prácticamente las mismas condiciones a los del desierto de Atacama.
En ese sentido, Schulze-Makuch concluyó: “Necesitamos una nueva misión a Marte dedicada principalmente a la detección de vida para probar esta hipótesis y otras. Debería explorar hábitats potenciales en Marte como las Tierras Altas del Sur, donde la vida podría persistir en rocas salinas cercanas a la superficie. Incluso podríamos acceder a estas rocas sin necesidad de perforarlas, lo que supondría una enorme ventaja en términos de complicaciones de ingeniería y costes. Estoy impaciente por que se ponga en marcha una misión así”.
NT/fl