Bueno, siempre en la Argentina hay lugar para sorpresas y, contrariamente a todo lo que se había pensado desde las PASO hasta ahora, Sergio Massa logró dar vuelta la elección, llega alcanzando los 36 puntos y dejan a Javier Milei congelado en sus mismos 30 puntos que había logrado en las primarias. En segundo lugar, se nota la caída de Juntos por el Cambio.
Evidentemente, Patricia Burich no logra cultivar los votos de Horacio Larreta y de los votantes radicales que, frente a la posibilidad de que Milei se imponga en primera vuelta, cambia su voto.
Prefiere votar por lo menos en esta oportunidad por un viejo conocido que es Sergio Massa. Y también hubo un voto refugio que significó el voto a Juan Schiaretti, que duplicó su intención de voto.
Pasó de tres y pico a un poco más de siete puntos. Se abre una etapa desconocida, que es una segunda vuelta, un ballottage entre dos candidatos que, en ningún
caso, muestran un dominio completo de la escena.
Pero claramente, Javier Millei, en su discurso, en su presentación frente a sus seguidores, ya plantea ir por las banderas de Juntos por el Cambio, buscando por primera vez un intento de negociación, al felicitar a Rogelio Frigerio, que ganó la gobernación de Entre Ríos, y a Jorge Macri, que quedó a pocos votos de ganar la ciudad de Buenos Aires en primera vuelta.
Es una segunda vuelta con dos candidatos que no dominan por completo la escena
Se vio a un Javier Milei impactado por la derrota, porque había expresado hacia el final de la campaña que seguramente iba a ganar en primera vuelta.
Ahora, también se observa el triunfo de Axel Kicillof y un Kicillof claramente empoderado, obteniendo más del 45 por ciento. La estrategia de Sergio Massa, como reveló su discurso, es ir obviamente por los votantes de Schiaretti, por los votantes radicales integrados a Junto por el Cambio, que claramente no ven con simpatía la postura extrema de Milei.
Y ahora vamos a ver un corrimiento al centro de toda la escena política. Quedan unas tres semanas muy intensas. Es muy importante ver cómo continúa el proceso económico. La sensación es que esta apuesta por el dólar y la depreciación del peso argentino va a detenerse en los próximos días y también es parte de la negociación de Massa, que va más allá de los actores políticos o los posibles votantes.
Todas las incógnitas están sobre la mesa. Serán tres semanas a puro estrés.
