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polos en contradiccion

Cartas sobre la mesa

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Caba. El triunfo de Elisa Carrió es casi seguro. Los K colocan a Daniel Filmus. | Nestor Grassi
En la habitual modalidad de los acuerdos de mesas chicas, lejos de los afiliados y militantes, cerró en la noche del sábado la conformación de las listas para las elecciones legislativas de 2017. Fue un cierre hipertáctico, donde propios y ajenos parecieron estar a la espera de las decisiones de Cristina Fernández de Kirchner.

Los peronismos La presentación de los frentes electorales, previa a la inscripción de candidatos, mostró empíricamente que en la Argentina sólo puede existir un partido nacional, el partido de quien gobierna el país. Por esto, el peronismo aparece con más de veinte denominaciones diferentes en todo el país. Por ejemplo el Frente para la Victoria, sólo aparece en cuatro distritos, a la par del novedoso Unidad Ciudadana. En cambio, el macrismo buscó incorporar la palabra “cambiemos” en todos los sellos, logrando que en diez provincias vaya puro, mientras que en 13 se integra a denominaciones preexistentes con casos extraños como el Frente Amplio Formoseño Cambiemos. Curiosamente el único distrito donde la palabra no figura es CABA, donde se tituló “Vamos Juntos”.  
La diáspora del peronismo puede interpretarse tanto como un síntoma de disolución, como de transformación. Aquí se pone en juego el liderazgo del movimiento fundado por Juan Perón y nuevamente todo gira en torno a Cristina F. de Kirchner. Ella tendrá en sus manos tres tareas, ganarle al oficialismo en octubre, recomponer una estructura nacional, y finalmente domar su propia tendencia al sectarismo, que la amenaza con reeditar hacia el 2019 el fenómeno de Menem 2003, es decir ganar una primera vuelta pero condenada a perder el ballottage.

Las dudas del oficialismo Cambiemos cuenta con Córdoba, CABA y Santa Fe, y una elección digna en la provincia de Buenos Aires para llegar al 35% anhelado a nivel nacional. Aunque el cierre de las listas en la Provincia que contiene el 38% de los votantes mostró una doble debilidad. 1: estar más preparado para discutir con el fantasma de Cristina que con la ex presidenta de carne y hueso y 2: la ausencia de políticos de peso por fuera de la dupla Macri–Vidal. Bajo estas premisas la propuesta de Duran Barba parecía racional: colocar a desconocidos en las boletas y que Vidal se haga cargo de la campaña. Sin embargo, tras las dudas generó la tesis de la transferencia del voto, decidieron un camino contrario: llevar a Esteban Bullrich como candidato a senador y coronar en Diputados a la recién llegada al macrismo Graciela Ocaña, quien completa así su paso por prácticamente todo el arco político. Ese debilidad fue bien leída por Elisa Carrió quien logró colocar a dos de los suyos entre los primeros cinco candidatos a diputados.
En Córdoba, segundo distrito por peso electoral en el país, el PRO impuso al ex árbitro Héctor Baldassi, mientras que los radicales apenas pudieron ubicar en cuarto lugar a Diego Mestre, mientas que en el oficialismo local, Unión por Córdoba encabeza la lista a diputados el vicegobernador de Schiaretti y la propia esposa del gobernador. En la Ciudad de Buenos Aires, nadie duda de un triunfo contundente de Cambiemos con Elisa Carrió encabezando la lista. Sin embargo, el kirchnerismo nuevamente coloca a Daniel Filmus en el tope de la boleta buscando esos 25 puntos que le permita volver al segundo lugar, contra un Martín Lousteau que ya no parece tener la fuerza de hace dos años. Santa Fe será uno de los pocos distritos donde se justifique la elección primaria porque tanto en Cambiemos como en el Frente Justicialista habrá disputa interna.  

Dos miedos Así expresada la campaña, ambos polos en contradicción se dirigen a espantar a la población con el doble miedo. Cristina planteará que si gana el macrismo se viene un ajuste de características inimaginables, con multiplicación de las tarifas de los servicios, expulsión masiva de empleados públicos, flexibilización laboral, nuevas privatizaciones, etc. Macri-Vidal plantearán que si gana el kirchnerismo habrá que olvidarse de las inversiones, así como del descenso de la inflación, habrá más fábricas que cierren, y el país se dirigirá a un período de inestabilidad que se pensaba superado. Así serán las cosas hasta el 22 de octubre.

*Sociólogo y analista político (@cfdeangelis).