El domingo 7de junio PERFIL publica una graciosa nota escrita por Li Xing y Javier Vadell titulada “¿Existe una competencia China-Occidente entre sistemas políticos?” donde no cesan de alabar las virtudes del régimen político chino como alternativa a las democracias occidentales. Sostienen que el gobierno basado en la meritocracia que se desprende de las enseñanzas de Confucio explica el éxito de China en los últimos cuarenta años. Confucio vivió entre 551-479 AC y ocupó un cargo oficial entre 501-496 donde dio el ejemplo con su conducta y ejercicio de buen gobierno que luego resumió en sus escritos.
Las enseñanzas de Confucio parecieran no haber tenido ningún impacto durante 2.500 años cuando China estuvo sometida por regímenes feudales que hicieron de las guerras y depredación una forma de gobierno. La Revolución de 1949 que marcó a fuego el sistema político en palabras de los autores “después de un siglo de humillaciones desde las guerras del opio en el siglo XIX” buscó unificar el país y terminar con la explotación del pueblo. Los primeros treinta años de la Revolución estuvieron marcados por la persecución política, las hambrunas, desastres económicos, asesinatos y corrupción que culminaron en el Golpe de Estado del 6 de octubre de 1976. Un componente estratégico fue la alianza con los Estados Unidos que permitió que el Congreso de ese país aprobara en 2001 el Acuerdo Comercial que allanó el camino para el ingreso de China a la OMC.
Los autores sostienen que el Partido Comunista redescubrió la antigua filosofía china del confusionismo denominada ahora “meritocracia” que consiste en elegir los líderes políticos y directivos de todos los órganos sobre la base del talento y los logros a diferencia de las democracias occidentales “donde la votación es el mecanismo central para evaluar el desempeño y la legitimidad del gobierno”. Los autores no aclaran el procedimiento para la selección.
Los autores afirman sin sonrojarse que el sistema político unipartidario le otorga una gran flexibilidad para responder a situaciones cambiantes y hacer correcciones sin oposición política, como si fuera la primera vez que existen en la historia estos sistemas con resultados opuestos a los pregonados por los autores. La Argentina constituiría un ejemplo donde la concentración de poder siempre culminó mal.
El drástico cambio de políticas a partir de 1979 permitió a China obtener una sorprendente tasa de crecimiento que facilitó su inserción a la economía mundial y al mismo tiempo ampliar el mercado global. La incorporación de China a la OMC fue aprobada por unanimidad con la esperanza de que el país cumpliera con los compromisos celebrados al momento de su adhesión. Los miembros de la OMC mostraron su buena voluntad otorgando plazos prolongados para el proceso de adaptación durante los cuales China acumuló reservas internacionales como resultado de los superávits de la balanza comercial.
El éxito económico chino no justifica considerar al régimen chino como una alternativa no occidental y menos como una opción tentadora para alcanzar el desarrollo y la modernización. Son muchos los países que hoy ostentan un desarrollo económico y social mucho más avanzado que China aún en Asia sin recurrir a regímenes autoritarios.
El presidente Xi Xinping fue elegido por unanimidad como corresponde a un régimen unipartidario en 2013 y reelegido en 2018 sumando los títulos de secretario general del PC y presidente de la Comisión Militar. En la misma sesión se eliminó la cláusula que limitaba la permanencia en el poder a dos períodos abriendo la posibilidad para su permanencia ilimitada. También se incorporó a la Constitución la frase “El Pensamiento de Xi Xinping del Socialismo con características chinas bajo la conducción del Partido Comunista”. Nadie duda que Li y Vadell serán honrados en China, pero deberán incorporarse al PC porque afuera no hay vida política ni futuro.
*Diplomático.