La carta con la cual se abre el Correo de Lectores de hoy –que firma Ricardo Braun Lasala– formula un par de críticas a la columna de contratapa que publicó Jorge Fontevecchia en la edición 1230, del sábado 19, con el título “La derecha popular”.
Este ombudsman requirió aclaraciones al autor del artículo, quien respondió así al lector: “Estimado Ricardo: 1. Todo esquema es reduccionista; lo que éste buscaba era casualmente superar la polaridad derecha-izquierda, agregado el vector intelectual/epistémico por un lado y populista/mítico por el otro. 2. Sí, fueron designados en comisión, pero recién asumieron con la aprobación del Senado. Eterno agradecimiento por ser un ‘empedernido lector de PERFIL’”. Otro mail, que se publica a continuación del anterior con la firma de Osvaldo Oscar Albano, también plantea posición ante la columna de Fontevecchia publicada el domingo 20 con el título “El triunfo de Macri y la espiral de silencio”; aunque este defensor no consideró necesario requerir una respuesta del columnista.
Yihad. El espacio dedicado por este ombudsman el domingo 20 al comentar de manera crítica el tratamiento dado a la muerte de una argentina en el sangriento atentado de Barcelona (“Yihadismo, embajada, AMIA”, página 35) ha provocado un nutritivo debate entre el autor de la columna y los responsables de la publicación allí comentada (“Por primera vez, el yihadismo se cobró víctimas de la Argentina”, sábado 19, página 36). En verdad, tanto el artículo como la intervención de este ombudsman cayeron en un frecuente error reduccionista que solemos cometer los periodistas.
La respuesta de Santiago Farrell, editor de Internacionales, Ideas y El Observador, es reproducida a continuación:
“Escribo en relación con la crítica que formulaste en tu columna del fin de semana pasado a la nota sobre la argentina fallecida en el atentado de Barcelona, por sostener que ella y la ciudadana italiana radicada desde hacía sesenta años en nuestro país eran las primeras víctimas del yihadismo de la Argentina, lo que a tu juicio ignoraría los cientos de muertos que provocaron los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA.
”La primera oración del artículo delimita claramente de qué estamos hablando: ‘El terror yihadista que sacude a Europa desde hace años golpeó de lleno por primera vez a la Argentina en la masacre de Barcelona’. Es evidente que nos estamos refiriendo a la ola de ataques que lanzó Estado Islámico (EI) y no a los ataques de matriz islámica en general, cuestión en la que podríamos remontarnos a la Edad Media, de ser necesario. Pero tampoco es correcto calificar de yihadismo los atentados que sufrimos en la Argentina. Estos tuvieron una matriz antisemita y antiisraelí, vinculada al conflicto en Medio Oriente, pero no se enmarcan en esta yihad lanzada por el wahabismo, la interpretación radicalizada del islam que representan EI o Al Qaeda.
”Según la hipótesis oficial de la investigación sobre los atentados de Buenos Aires, la autoría de ambos se adjudica a Hezbollah, un grupo chiita en cuyas proclamas no existe ninguna llamada a la yihad global como sí lo hizo Osama bin Laden en su fatwa (decreto religioso) de 1996 desde Afganistán, el primer grito de guerra contra Occidente. No es un tema menor tampoco dejar en claro que Hezbollah está conformado por chiitas, rama del islam a la que el wahabismo, y EI en particular, consideran herejes, por lo que se han convertido en las principales víctimas de los ataques de EI en Irak, Irán, Afganistán y Yemen.
”Usar yihadismo para caracterizar los atentados en Buenos Aires es por lo menos simplificar un fenómeno tan complejo como el islam político, confundir entre dos contextos histórico-geopolíticos tan distintos como fueron la post Guerra Fría, los años 90 y la Guerra contra el Terror posterior al 11S.
”Titulé así porque es la primera vez que un argentino muere en esta ola de ataques que EI ha lanzado en los últimos años, en particular en Europa, en los que han fallecido personas de decenas y decenas de nacionalidades, y que se suele simplificar como ‘yihadismo’”.
He cometido el error de simplificar, aunque me haya basado en la posición oficial de la Corte, por no discriminar entre unas y otras acciones del terrorismo fundamentalista islámico (sea chiita no). Acepto mi falta, aunque quiero aclarar que sigue pareciéndome inadecuado el título elegido, que también es reduccionista y no refleja lo que dice el primer párrafo citado por Farrell. Salvo que se quiera afirmar que el terrorismo yihadista de EI es incomparable o único. Puedo aceptar que los atentados contra objetivos en Argentina son previos a la guerra santa proclamada por Bin Laden en 1996, pero quiero señalar que hubo argentinos víctimas de esta forma de terrorismo global el 11 de septiembre de 2001, cuando Al Qaeda consumó el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York, donde murieron cinco connacionales: Mario Luis Santoro, Sergio Gabriel Villanueva, Gabriela Silvina Waisman, Pedro Grehan y Guillermo Chalcoff.