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LLEGO EL DIA

El sueño de llegar a Sudáfrica de la mano de Diego se echa a volar

Esta tarde desde las 19.10, contra Venezuela y en cancha de River, será el primer partido oficial de Maradona como técnico de la Selección argentina. El encuentro corresponde a la undécima fecha de las Eliminatorias sudamericanas. Más allá de que no confirmó el equipo, Messi, Agüero y Tevez serán titulares. La gente agotó todas las localidades.

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Diego Maradona transmite mucha paz. Después de todo lo que le pasó, parece mentira. Pero es cierto y es una noticia estupenda.

Esa tranquilidad que trasuntó Diego apareció en la conferencia de prensa que dio el jueves. A los temas ríspidos –Riquelme, Pelé– los contestó sin levantar la voz. Dijo una de sus frases célebres (“Pelé debutó con un pibe”) con una naturalidad tal, que los que estuvieron en Ezeiza estallaron en carcajadas. Volvió a ser muy paciente con Riquelme. En otro momento lo hubiese tratado mal o, directamente, lo hubiera descalificado. En este caso –más allá de algún exabrupto como el cruce con Pipo Gorosito– lo manejó como el técnico de la Selección. El jugador de Boca lo acusó de “falta de códigos” y todos sabemos que en el mundo del fútbol es una acusación grave. Sin embargo, siempre dijo que Román estaba convocado, y que su equipo era con él. Diego tiene mil variantes para suplir la ausencia de Riquelme. Lo sabe desde siempre. Y también es cierto que pocos tienen su poder de convicción. Si Riquelme le hubiese parecido imprescindible, estaría en Ezeiza. Tampoco hay que olvidar –mucho menos obviar deliberadamente– que Maradona llamó entre dos y tres veces a Riquelme antes de decir por televisión que lo quería “adelante” y que el 10 de Boca no contestó.

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Es mejor que no esté. Riquelme iba a vivir fastidiado porque ya las cuestiones de la Selección no iban a girar a su alrededor y porque los nuevos líderes lo marginarían sin hesitar, haciéndole pagar uno por uno los desplantes a los que Román los sometió (sobre todo a Messi) desde que asumió Pekerman hasta que cayó Basile. Maradona iba a disimular todo hasta el límite de lo aconsejable y la estructura podía tambalear.

Sin Román, Diego se permite cambiar el dibujo del equipo. Y esta tarde, en su debut oficial como técnico de la Selección lo pondrá a prueba. La aparición de Marcos Angeleri como líbero –casi un debutante, entró un rato con Francia y de cuatro– es una muestra de coraje del entrenador. No porque no esté probada la calidad del lateral de Estudiantes, sino porque está jugando partidos oficiales. Poner a un jugador del medio local, en cancha de River, con el equipo atacando todo el tiempo, en un puesto no habitual en el fútbol doméstico… Hay que estar muy seguro de lo que uno hace para estrenar esquemas en plena competición. Esto es algo que, por ejemplo, Pekerman y Basile no hacían o no se animaban a hacer. La cuestión era asegurar el resultado.

Está claro –Diego lo sabe mejor que nadie– que si hoy Argentina pierde, lo van a querer matar. Les recuerdo los temas: “Con toda la droga que tomó Maradona (si pierde es Maradona, no Diego) no puede ser entrenador, mucho menos manejar un grupo”, “¿Viste que Riquelme tenía razón?”, “Llamalo a Crespo”, “Poné cuatro atrás”, “Que juegue Andújar porque a Carrizo lo sacaron en la Lazio”, “Basta con Agüero y la parentela”, “Messi juega bien nada más que en el Barcelona”, “Qué querés con Tévez, si en Fuerte Apache era chorro y en el Manchester es suplente”, “Maradona es re defensivo, pone a Mascherano y Gago juntos”, “Hay que hacer como el Coco, que dejaba a Gago en el banco y lo ponía si el resultado le era favorable…”. En fin... Si Argentina llegara a perder, hay que pensar que falta mucho y que quedan cosas por mejorar.

Diego Maradona no se inmola por nadie, existe la sensación de que todos –todos– tienen que mostrar un compromiso con los colores y con Maradona como nunca antes mostraron. Contra Escocia y, más aún, con Francia, algo de esa transmisión de satisfacción y orgullo por ponerse la celeste y blanca.

Ahora llega el momento de la verdad: Venezuela aparece como un rival débil, de progresos interesantes, pero claramente accesible. Pero es nuestro mundo. Argentina no se clasificará al Mundial por ganarles a las mejores selecciones europeas, sino por ganarle a Venezuela, a Bolivia, a Perú y al resto de los vecinos.

Diego es totalmente consciente de eso. Hasta ahora, Maradona se mostró tranquilo. Es la paz de la que hablamos al comienzo. En el ciclo anterior, los jugadores parecían vivir en un estado de apuro permanente. Tomaban a mal cualquier pregunta, creían que el mundo estaba contra ellos. Siempre estaban apurados, nerviosos y enojados. Se notaba en la cancha.

Argentina no ganó ningún partido oficial entre el 27 de noviembre de 2007 (3-0 a Bolivia en River) y el 11 de octubre de 2008 (ajustado 2-1 a Uruguay, también en el Monumental). El equipo tocaba más de lo que debía, los volantes siempre volvían mirándoles el número a los rivales, los defensores parecían clavados en el piso y no rechazaban ni un centro y a los delanteros les quemaba la pelota. La última vez que Argentina jugó un partido por Eliminatorias, se comió un baile histórico con Chile (15 de octubre de 2008, Estadio Nacional de Santiago), perdimos 0-1, que derivó en el alejamiento por motu propio de Alfio Basile, mostró la peor cara de los jugadores argentinos y dejó al equipo a siete puntos de Paraguay, el sólido líder del Grupo Sudamericano hacia el Mundial del año 2010.

Desde las 19.10, en el estadio Monumental de River, con la presentación oficial de Diego Armando Maradona como director técnico de la Selección argentina continuará el largo y sinuoso camino para clasificar hacia el Mundial de Sudáfrica del año que viene. Lo encaramos con un grupo de excelentes jugadores y con Diego.

Ahora sí que las cosas parecen ir un poco mejor.